21 de septiembre de 2016

Hay malas caras en Bruselas

Como me hizo un favor ahora dice que se lo tengo que compensar no sé cómo porque otras veces me dedica silencio por días y no hay quien lo entienda.

Casi siempre me da a elegir lo que quiero que hagamos y hago lo que me da la gana, que es lo que más me gusta, aunque sigo queriendo verle con más frecuencia y ante esto se hace el sordo.

Me precipito yo misma en un ir que apenas transcurre, mientras vivimos episodios para el recuerdo. Desde aquí puedo verle de nuevo comer en casa de los padres de mi amiga de instituto y desde aquí también se escucha el beso que me dio en el medio del pueblo cuando vino a verme.

Estoy trabajando la paciencia mientras voy sonriendo por la calle porque es posible que me quiera. Desde que sonrío de esta forma no llueve en el campo pero sí los ingresos bancarios, ya sean del juzgado, de la prestación por desempleo después de trabajar agosto o de wallapop con mi síndrome de Diógenes.

Pasamos del esta noche si quieres voy a verte al ahora no pyedo estoy de caza y en el camino se me va poniendo la cara de idiota integral fumada que tengo ahora mismo. Luego se me puede ver en la calle sonriendo, mañana mismo es fiesta y cuando ya no tengo gana de sonreír me acuerdo de lo bien que huele con sólo tenerle cerca y así sucesivamente.

1 comentario:

  1. En serio... No se quien sería el primer gilipollas que dijo eso: La Paciencia es una virtud. ¡Una mierda es lo que es!

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y razone su respuesta.