Este blog sabe mucho, creo que demasiado, y cualquier día podría chivarse. A mi me gustan los chivatos, pero los que están llenos de marihuana y no de malas ideas. Quizá por esto sigo escribiendo para mi ombligo y no así para los anónimos que convergen entre la crítica fácil y la crítica literaria sinopsis mediante. Mantener este blog oculto sería como mantener cerradas la puerta y la ventana del baño tras la ducha, algo irrespirable. Son buenas la caricia y la patada a su debido tiempo y mejores aún pueden ser el viento fresco y la lluvia sobre la cara.
Hablar con los demás no sirve para nada, lo aprendí hace tiempo y desde entonces lo tengo en cuenta. Nadie quiere escuchar la verdad; quieren que les regales los oídos, la cena de anoche o la entrada de un concierto. No quieren otra opinión y menos si ésta es distinta a la suya. Los demás te ofrecen su estima en base a la cantidad de su mierda que seas capaz de respirar. Ya evito las preguntas cuyas respuestas no están dispuestos a escuchar y he perdido el interés en muchas de las cosas que se debaten a mi alrededor. Ya sé engañar a los demás haciendo creer que escucho o me interesan y me entretengo viendo cómo ellos se pierden dentro de su propia perspectiva.
Anoche Susana me preguntó por Ángel y no supe qué decir. Su dedo en mi llaga. Esta noche ambas compraremos hielo y sprite suficiente, para después hartarnos bebiendo vodka contemplando el cielo desde la más absoluta oscuridad del helipuerto. Algunas estrellas se moverán sin darnos tiempo a pedir deseos y nada de lo que allí tratemos merecerá quedar escrito.
5 comentarios:
¿El gordo del pie?
Mi Querida Señora,
¿Qué tal está?
Estoy dispuesto a escuchar cualquier cosa, menos algo publicado.
Siempre la pienso, incluso cuando me olvido (me olvido a menudo).
Un beso, Z+-----
No, era el dedo corazón de su mano derecha.
Y va a resultar usté más zorro que de costumbre, si no era broma.
Esta entrada me recuerda a cuando no me gustaba el Barsa y alguien lo defendía a muerte donde dices "Nadie quiere escuchar la verdad; quieren que les regales los oídos".
Lo duro y lo feliz que me hace llevar la contraria y más que me respeten cuando lo hago.
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