Luis Alfredo me habla nervioso por teléfono.
A mi no me gusta hablar por teléfono pero me gusta bastante más, cuando me habla así y le pongo nervioso, que cuando se pone a hablarme en plan hijo de puta porque entonces sólo quiero que el falso techo se le caiga en mal sitio.
Mientras nos encontrábamos jugando al oído con todos los días de la semana yo estaba, al mismo tiempo, abriéndome la cama y al gusto se me fueron unas cuantas cosas pero me sigue oliendo raro y mal. Creo que por esto principalmente no le cojo el teléfono la mitad de las veces que me llama, ni sé lo que quiero yo ni sé lo que quiere él. Y no me gusta hablar por teléfono, me gusta comer y cenar gratis y mirar a los ojos. Cenaremos mañana jueves.
Estoy dejando transcurrir los días como quien deja algo que no le incumbe. Ellos continúan pasando, impertérritos, devolviéndome a la más absoluta nada de la que provengo y a la que me dirijo y vomitando todas las horas, unas detrás de las otras. Sólo me he masturbado dos veces este mes, no estoy nada bien, oh no. Tan sólo he concedido algunos minutos, no muchos, a la coherencia y he adquirido contrareembolso un par de cursos a distancia para no moverme de la cama y ocupar las horas muertas, todas aquellas en las que Él no viene ni se me ocurre a mí ir a buscarLe.
No sé qué es lo que voy a hacer, ni por qué hago esto o lo otro y no hago nada. No sé ni qué fue de mí ayer siquiera. No sé nada, ni lo que querré mañana con cena y sin ella. Sé que Luis Alfredo me dio a leer el marqués de Sade, que nos bajará a Fran con novia y a mí a Marrocco en su coche y que es la persona más oscura y avariciosa que conozco desde que tengo razón. Yo, de la avaricia he de aprender y de la oscuridad también porque en este puto vacío no se ve una mierda. Además, quiero salir mañana por si el sábado quiero y no puedo, sólo por joder o no sé.
Yo lo que realmente quería era volver al insti y chocarme con un buenorro que me tirara los libros y todo lo tirable, pero esto es lo que hay.
2 comentarios:
Para no saber nada, aún sabe lo suficiente, como para preferir una cena gratis a conversaciones comprimidas en paquetes de datos.
En cuanto a su escasa masturbación, no se preocupe por el número, pues podría recuperar la media en las cuatro noches que restan, con sus tres días y correspondientes siestas.
No conceda nunca horas a la coherencia, porque con algún minuto basta, para llegar a igual destino y número de cursos.
Sobre la mezcla de Marqués de Sade y Luis Alfredo, me parece que ya está representado a Justine leyendo lo que escribe.
Como siempre mi Señora, besos de gazpacho y siempre Suyo, Z+-----
Jo, a mí el buenorro del insti nunca me tiró los libros.
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