Este piso es triste incluso estando vacío, me recuerda mucho a mi casa. No han transcurrido dos horas y ya son cuatro las piernas sin depilar que recorren el pasillo. El chiste del pedo en el ascensor no ha tardado en hacerse notar, evidentemente he sido yo quien ha tirado el filete de pescado podrido al contenedor de basura. Debiera comenzar una vida nueva, pero no me gusta que me mientan a los ojos y he tardado poco en cerrar la conversación saliendo de la cocina.
Se estaban cumpliendo cinco horas escasas dentro de este dos mil once cuando su hermana, con un ímpetu gestual y un tono imposible de transcribir, me recordó que estuve acostándome durante algo más de un lustro con el hijo de la mejor amiga de su madre. Sonreí, y ya no sé lo que dije pero habrá que seguir viviendo.
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Mañana creo que cocinaré lentejas, plato ideal para comenzar el año.
2 comentarios:
Tus artefactos textuales son cada vez más rancios. Por que los cuelgas si no hay quien los entienda excepto tu? Por cierto, en tu otro blog todos los seguidores son de esos liberales que intercambian sus parejas. No te da un poco de asquito?
¿Ana como estas?
Estoy muy preocupado escribe algo.
Si no practicas no va a mejorar nunca tu narrativa.
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