26 de diciembre de 2015

Verás que todo es posible

Nos besamos y se le erizan los pezones. Le pido un abrazo y en el transcurso del mismo me mantiene en el aire durante unos segundos antes de regresarme a tierra. Cuando me baja nos besamos de nuevo. Besa como nadie.

Ya sólo falta que llueva.

Dice que quiere que esto vaya hacia delante, impulsandose con los brazos. Ha venido a explicarmelo y lo hace allí donde le he pedido, en el mismo sitio donde hasta ahora me he debido fumar más de un centenar de porros pensandole.

Dice que quizá seré yo la que termine cansándose de él. Dice muchas tonterías. No le presento a nadie, a casi tod@s está harto de verles. Dejo que sea él quien salude y se arrime a quiénes mejor le parezca. Cena con nosotr@s, como buen zurdo a mi izquierda. Me encanta, me encanta y me vuelve a encantar.

Ya sólo falta que llueva.

Se lo he dicho, me voy con él al fin del mundo o al centro de la tierra. También le he dicho que, al vernos poco, me hace dudar. Tiene muchas cosas que hacer, espero que hacerme hijos sea una de ellas pero eso no se lo digo.

Al parecer estamos juntos, oh sí. Antes de dormir se deleita con imágenes en las que yo aparezco chula, guapa y muy guapa. No ha pisado mi casa. No ha pisado mi casa. No ha pisado mi casa. No ha pisado mi casa. No ha pisado mi casa.

El año que viene lloverá, estoy segura.