No bastaba con la señal del siglo pasado que me dejó en el pezón derecho puesto que desde anoche tengo el pezón izquierdo en carne viva y me duele al más mínimo roce.
Muerde sin conocimiento, no me necesita y tengo miedo. Quizá no me necesite nunca y me siga mordiendo por los siglos de los siglos. Quizá me quiera y nunca me hayan querido así, sin necesitarme. Quizá no le estoy queriendo como se debe querer a los que no te necesitan. Quizá el que me llame Petronila signifique algo más que un nombre feo y no sea el oro líquido que a mí me gusta imaginar.
Ronca y vota peor que mal, pero yo le quiero como las peras a los peros.