30 de mayo de 2016

Yo quiero vivir y comer jamón

Cobijó su cabeza en mi regazo, bajo el volante, y allí se mantuvo un rato. Me entretuve en despeinarle y peinarle a mi antojo, atusandole también las cejas. Se dejó hacer y así hablamos en memorable calma hasta que decidió cambiar de postura.

Sabiendo que apenas tardaría en recibir mi correspondiente orgasmo, salté con destreza sobre su asiento, colocandome a horcajadas sobre él. Terminé mordiendo cuello, mentón, labio inferior y todo lo que encontré comestible. Él se quejaba del dolor y a la vez parecía hacerle gracia. Yo seguía mordiendo en silencio al no poderme permitir chillar de gusto frente a su casa bajo la noche estrellada.

Tuve que desabrochar yo los botones de su pantalón, trabajo que no me importaría desempeñar por el resto de mis días. También tuve que pedirle que entrase y más de una vez pues no parecía pretender hacerlo.

Desde entonces entro y salgo, entro y salgo una y otra vez en ese recuerdo sin lograr entender su comportamiento. Una vez dentro le hablé de la felicidad y volvió a reír, todavía puedo escucharle.

16 de mayo de 2016

Eso es lo que quiero, besos

-Esta es Chafan.

A tod@s les dice esto, mientras se detiene a observar cómo les doy dos besos. A algunos les saluda muy efusivamente y luego se lo dice. A otras ha debido verlas anteriormente porque las nombra ante mis ojos y no las besa.

No quiero besar a su amigo Elmalo, por lo que nuestro amigo común, que se halla sentado a su derecha, también se queda sin besos. El novio de la Sandra, en su embriaguez habitual, vendrá al rato a por los suyos.

La hermana de su amigo Gigante dice que me quiere mucho y la permito que también me abrace. Me cuenta cosas de él, de su hermana y de todo el mundo. Me lleva de la mano loca de contenta y la sigo. Está enamorada, subida en una nube y el amor sale todo el tiempo por su boca.

Él, sin embargo, de amor no me habla. En realidad me habla muy poco. Yo quisiera que me hablase más y mejor, pero no lo está haciendo. Besarme tampoco es que me bese mucho.

Y yo vivo por y para besarle.

Yo, que dieciocho años atrás recogí sin pretenderlo una mierda por revolcarme con él a besos por el suelo. Yo, que en otra ocasión vomitaba ponche con cocacola y en menos de media hora me revolcaba nuevamente a besos con él por el suelo. Yo, que tengo una herida mayor de edad en la aureola de mi perdón derecho perpetrada con sus dientes. Yo, que no me acuesto con él desde mitad de abril mientras le veo tan contento haciéndome besar a los demás. Yo no lo entiendo.