18 de diciembre de 2012

De dónde sale el sol y de qué se esconde

veintisiete años que vengo muriéndome,
nueve de ellos contigo

nos hacemos viejos

sordera
cegadez
embriaguez de otros besos

envejecemos

vestidos
solos
aparte
tú por encontrarla
yo por encontrarte


Eso lo solté en dosmilsiete y todavía lo llevo pegado al cuerpo.

He vuelto a felicitarle por su cumpleaños y no ha contestado, noticia hubiera sido lo contrario. Le envié un sms cerca de las cinco de la tarde, creo que me levanté pasadas las cuatro. No sé muy bien a qué aspiro, quizá a que me caiga un puesto de trabajo del cielo y que otro hombre verdaderamente apetecible trabaje en el despacho anexo. Aspiro a esto o algo parecido; a mis pensamientos les continúo dando el libre albedrío que merecen y escogen cualquier cosa. No estoy triste, a pesar de que el sur de Europa entero se derrumbe.

Fumo mucho y no le veo nunca. Raro es el día en que no recuerdo aquella conversación en agosto en la que él me explicaba los motivos por los que el tabaco natural que llevo dentro del bolso no serviría para la pipa con la que amenazo fumar en un futuro. Dijo varios porqués, pero sólo conservo el principal porque su estampa sonriente se apodera de toda la escena. Ni los recuerdos sirven para la causa. Continúo sin lograr reconstruir su rostro con nitidez salvo en escasas y fugaces ocasiones y en este caso tampoco es diferente, aunque esta vez puedo revisarle claramente los dientes.

Los últimos acontecimientos con él en agosto y septiembre, aunque magníficos, parecieran hechos en blanco y negro, ancestrales. Sólo su sonrisa llega hasta aquí, ahora. Este año que ya termina tan sólo nos hemos visto cuatro noches, una cantidad patética se mire como se mire. Tal vez un día considere todo esto como una verdadera pérdida de tiempo, algo que todavía no contemplo. Quizá sea el preámbulo de un final definitivo que aún me cuesta distinguir, por indeseable. El solo hecho de transitar un camino propio constituye una meta y una victoria o así lo creo, cuando no pueda guiarme por mi instinto entonces me ahorco. Creo que ya he dicho que no estoy triste.

Si yo no me hiciese tantas preguntas no tendría luego la necesidad de contestarlas y si supiese lo que tengo que hacer para tenerle cerca lo haría inmediatamente. No lo sé, me cansé de pensar. Pensando se me va la vida y con ella no se va el deseo ni estas ganas de transformarlo todo en dicha. También pienso que toda la vida no tiene por qué ser bastante, aunque en un sólo día podemos cambiar el mundo.

29 de noviembre de 2012

Nubes oscuras nos impiden ver

Como no veo la tele, no sé si José Mujica aparece en las noticias. Muy probablemente no porque su grandeza no entra en la programación, pero cada vez que abre la boca sale de ella la más ferviente actualidad hecha poesía. Dice cosas como que ningún capital vale más que el andar juntos y da gusto escucharle. A la agencia efe de fea no la interesa que este hombre haya legalizado el autocultivo de marihuana en la república del país que preside ni tampoco que ceda el 75% de su salario mensualmente a planes de integración social. Vive como un ser mileurista y casi octogenario; sus vecinos me dan envidia.

Como no veo la tele, me trae sin cuidado cuántos millones de dólares se han invertido esta vez en aupar al negro para su reelección como marioneta presidencial en esa continua salvaguarda de los intereses corporativos y transnacionales. Como es negro pero no pobre, seguirá manteniendo o aumentando la desigualdad social dentro de sus fronteras unidas y, fuera de ellas, permanecerá sumiso y leal a todo saudí o sionista que se le acerque. Sé que ha sido reelecto porque Evo Morales le ha enviado un mensaje que yo misma hubiera firmado. Mientras su reelección estaba tomando tiempo y espacio internacional, una universidad autónoma mexicana decidía otorgar el doctorado honoris causa a Fidel Castro, por las aportaciones científicas del gobierno cubano al mejoramiento de la agricultura durante años.

Como no veo la tele, he tardado meses en formarme una opinión concreta y firme acerca de Bashar al Assad y no fue hasta el día de ayer que encontré una entrevista amplia a su persona realizada hace unos días. Con él entiendo que ocurre como con el presidente iraní, su integridad y no sumisión ante la injusticia pueden llegar a alterar el adormecimiento de las hipnotizadas mentes de los televidentes por lo que muy probablemente, de aparecer en pantalla, se le concederá poco espacio. Al Assad afirma que no se reúne con dirigente alguno occidental desde antes de la llamada crisis, lo dice en un más que correcto inglés y ya las cartas están echadas.

Como sé que la tele no lo va a explicar y en internet no lo encuentro, sigo con la misma duda que arrastro desde hace tiempo: ya que los antecesores de esos hijos de la gran puta fueron capaces de financiar tanto al nazismo como al comunismo, tanto a Hitler como a los aliados, por no irme más atrás en el tiempo donde también financiaron ambos bandos, quién sabe si ahora estén o no en la misma disposición de hacerlo. Hay que tener ojos y entendimiento en el culo para conseguir estar al tanto de mecanismos tan complejos, pero me gustaría conocer algo al respecto.

Como no veo la tele, pierdo el tiempo también releyendo a Bukowski, Kropotkin, Chomsky, Fonollosa y todo aquel que fue capaz de removerme algo por dentro. En resumen me paso los días eliminando archivos comprimidos que incluyen poemas abstractos cuyo contenido insípido nada me dice. Los días transcurren ajenos y a su vez inmersos en el vacío de motivación que me rodea, llueve a cántaros y nadie aparece refugiándome en su paraguas. No consigo reunir la voluntad y dinámica suficientes para buscar trabajo diariamente con ahínco y elimino con desdén los envíos de currículum que no son tenidos en cuenta.

Como no veo la tele, no sé si pedro piqueras va a explicar por qué la nueva huelga general que se realizó hace un par de semanas no conseguirá cambiar este panorama. Sorprendentemente al recorrido de la manifestación anarquista me acompañó mi hermana y si no hubiera insistido en que nos retirásemos, muy problablemente yo hubiera terminado dentro de uno de los furgones policiales en Neptuno. La represión y el pánico nos acorraló a medio centenar contra las vallas del real jardín botánico, ella lloraba de miedo al sentir las porras también reales a medio metro de su espalda. Se trataba de la séptima u octava huelga de los griegos y prestando atención se puede escuchar a Zeus desde el más allá descojonándose. Se suceden ya los suicidios por desahucio, cuando no es en Granada es en Barakaldo. Son más de tres muertes, multitud.

Como no veo la tele he leído en un email que hay que procurar ver a un periodista en la sexta en lo que parece va a ser la inmersión en el intrínseco mundo de las eléctricas. Es el mismo idiota que le calentó la boca a un hijo de la duquesa de alba, el mismo que procuró en todo momento distanciar a los televidentes con la utopía real y práctica llevada a cabo en Marinaleda y el mismo hipócrita de mierda que mintió a sus seguidores acerca de la no libertad de prensa en Venezuela. Seguro que hay un gran porcentaje dentro de la audiencia de su programa que piensa también que el facebook será de pago si no copias y pegas siete veces Soy un esclavo. María José, la misma que me ha enviado ese email, copió hace unos días en facebook un mamotreto de párrafo en inglés que hablaba de la nueva política de privacidad, como si tuviera una personalidad que fuese digna de robo.

No veo la tele y aún así me veo envuelta en este tipo de absurdos.

8 de octubre de 2012

Como rubia trenza que no cesa

Las cosas están cambiando, aunque este país sigue haciéndose mierda y no encuentro trabajo ni por arriba ni por abajo.

La Sandra, aparte de regalarme cinco días en las playas de Almería, me ha hecho entrega de un vestido, una falda y un quitaesmalte. Próximamente me entregará la cajita metálica donde guardo los cigarrillos que dejé en su coche y varios pintauñas que no utiliza. Ahora me llama, ahora también, ahora me chatea, ahora me mensajea, ahora no se lo cojo y ahora tampoco. Cuando finalmente leo que -por primera vez en la vida- Ángel ha hablado de mí en su presencia me lío entonces a ostias con el egoísmo y acabo corriendo a verla a su casa. Ahora parece que vive para alegrarme el día y tiene casera en el frigorífico.

Ahora Ángel entra en el bar sonriente e intenta, tres veces, contar lo bien que nos llevamos y cuánto nos reímos. Tiene evidentes ganas de hablar y de girar la conversación, pero el novio de la Sandra no se calla y parece imposible. No termina de decirlo hasta que el novio de la Sandra guarda silencio, asegurándose así que ella va a seguir la charla que está deseando dar. Cuenta en el colmo de la alegría que estuvo conmigo la última noche y después se dedica a detallar anécdotas de lo que fueron risas. Hace partícipes a la propia Sandra y también a su amigo ElMalo en sus explicaciones, recalcando que él y el resto estuvieron allí conmigo porque él me pidió que les invitase y no porque yo me ofreciera.

Recuerdo esa conversación, bebo casera. No eructo porque tengo todos los sentidos hechos oído. No la interrumpo mientras en mi cabeza le escucho a él hablar de nuevo, callejón abajo. Le va diciendo al Rufo que ahora tengo que invitar yo porque él me invitó en agosto, yo entonces le vuelvo a preguntar ¿es que aquella fue tu ruina? y él se ríe y todavía se sigue riendo, negándolo. Ahora ella dice que nunca le había visto tan contento, ella sigue diciéndome lo que quiero oír y todos los miedos del mundo me dicen cosas.

Ahora se permite corregirla en cuanto a mis estudios en Córdoba y le da la risa porque me sabía concejal independiente pero no de festejos y eso le hace entender parte de mi entonces plática. Ahora resulta que Ángel juega a la wii y vota a rajoy, pero no puedo caerle más en gracia. Ahora, mientras relleno mi vaso, le estoy recordando representándome el acto de la última introducción de su voto en las urnas, con supuesto vacile a los allí presentes incluido. Siempre introduce el voto en la urna el presidente de mesa y no él, por muy facha que se muestre, pero callo como una puta. Bebo y escucho.

Recuerdo también esa conversación, escucho y bebo. La Sandra no bebe, pero yo lo recuerdo perfectamente. No sé por qué Ángel acaba de sugerir a uno de sus acompañantes que tenga cuidado conmigo porque soy concejal. Ahora les estoy vacilando yo a ellos diciendo que a mí, entre rosas o gaviotas, solo me falta echar a volar y ahora me ha parecido entender cómo le dice en el bar a su amigo ElMalo que a él solo le falta el bigote. ElMalo se ríe, él también y pegan la risa a la Sandra que intenta pegármela a mí.

Ahora, en resumen, Él ya me cuenta hasta lo que comió en santiago de compostela y la Sandra cree que no se atreve a decirme nada. Nada es lo que sé de las intenciones de uno y otra. Le han perdido el miedo a la palabra y todo lo cuentan y todo lo dicen. Lo que quiero que me digan es a qué se debe tanto entusiasmo si después desaparece como siempre. Quizá vaya siendo hora de abandonar estos diecisiete años perpetuos con apariencia de veinticinco y colocarme realmente en los cuarenta y tres cuando ya me encuentre verdaderamente cansada de todo esto. Lo único que cambia respecto a tres años atrás es la cantidad de comentarios.

4 de octubre de 2012

La pila que alimenta mi linterna


He vuelto a aprender muchas cosas estas dos últimas semanas; cosas que he de aprender una y otra vez puesto que después las olvido. Cosas importantes como que algunos de mis amigos no son tales y que él está mucho más cerca de mí de lo que parece. La soledad sigue siendo a veces tan inmensa que entonces la flojera no tarda en hacer acto de presencia llevándose con ella la física, la química y toda bocanada de aire que se encuentra alrededor. Ahora, sin embargo, cuento con él y eso hace que la desesperanza no me sobrecoja. 

Mientras él se muestra como ilusión playera yo hago topless en la provincia de Almería con la sola idea de que él después tenga la posibilidad de morderme los pezones con el pecho más negro que de costumbre. Tomo el sol fumando de un tabaco que no es mío, mañana tarde y noche. Le recuerdo desde bien temprano y me acuesto más bien tarde. 

Mientras él no está yo procuro calentarme y bebo todo lo bebible hasta que la noche pasa y amanece. Vino la noche siguiente, vino sin ojeras, vino con ganas, vino con limón y vino con cocacola. Bebo tanto que el frío y el calor azotan la isla desierta en la que se convierte mi cabeza comprobando, una vez más, que su ausencia hace de mí algo endeble. 

Cuando él está todo es diferente y magnífico. No termina de llegar y ya se acerca a buen paso a saludarme. Me hace sonreír como nunca llenándome de frescura. Me da el mismo número de besos que toques en la espalda y el mundo se concentra en los botones de su camisa; tanto la noche como la plancha le sientan estupendamente y tanta elegancia me deja sin palabras. Se mantiene muy erguido y gesticula, él es el camino, la verdad y la vida. Si no tuviese columna vertebral esparciría su guapura sin remedio y yo procuraría que parte de ella me cayera en el vaso, el cual no tardo en llevar a mis labios. 

Cuando se aleja se lleva mi sonrisa y seguramente se la mete en el bolsillo porque no vuelvo a verla hasta que nos reencontramos. Me pregunta, me responde, se lo guisa y se lo come. Que dónde voy, que por qué no vamos. Le gusto y disfruta, no hay más que verle. Definitivamente no quiere que me marche y no sabe que no deseo irme a ningún sitio. Nada intuye de mi buena memoria, de este no follar ni de esta dependencia. 

13 de septiembre de 2012

Que no hay moros y hay langostas

Cuando más la necesitaba me abandonó como a la colilla de un cigarro, sólo le faltó pisarme la cabeza. Y yo, que no sabía con qué clase de imbéciles me estaba acostando ni sabía dónde tenía la cabeza ni qué estaba haciendo con mi vida, entonces sentí en aquel abandono que ya nada volvería a ser igual y algo dentro de mí, muy dentro y muy roto, se encarga de recordármelo. Ahora, ahora que han pasado los años, ahora que aquél por quien me abandonó como a la colilla de un cigarro no quiere acompañarla, ahora que sufre multiplicada por tres la ansiedad que yo tuve aunque no lo sepa, ahora que está más sola que el aeropuerto de Ciudad Real, ahora va a pagarme unos días de playa en Almería.

Sí, la Sandra va a pagar nuestro viaje a la playa y ahora también me dice todo aquello que yo quiero oír. Como todo lo que dice es espléndido yo le pido con la boca pequeña que no me regale los oídos y ella, con su boca de chupar pollas, insiste en regalarme el viaje. Quizá piensa que es el precio que ha de pagar por haberme abandonado como a la colilla de un cigarro cuando más la necesitaba. El dinero maneja el mundo pero no mis pensamientos, ni ahora ni nunca, aunque ella no lo sepa. Ahora me vuelve a llamar un par de veces diarias y ahora casi nunca contesto, pero no se cansa de hacerme favores ni de decirme todo aquello que quiero oír.

La vida, que ahora tengo más claro el qué no hacer con ella, a veces tiene estas cosas y te atraviesa en el camino a toda clase de egoístas para que te entiendas con ellos. El entendimiento con un egoísta no es muy complicado, tan sólo hay que hacer visible el egoísmo propio multiplicado por cinco. Todo egoísta es probable que también sea un poco gilipollas por lo que le costará distinguir el egoísmo ajeno por más que éste se multiplique. A medida que se recuerdan egoísmos pasados, el egoísmo propio crece y esto suma para que la vida se plague de gilipollas. Si la Sandra quiere pagar, que pague; no soy tan gilipollas como para no aceptar.

Cuando me esté ennegreciendo boca abajo sobre la esterilla playera, me va a faltar tiempo para colocarme las gafas de sol y preguntarle si tengo su casa a disposición para cuando Ángel quiera verme el color del tanga. Cuando no tenga ganas de liarme un cigarro cogeré uno de su paquete sin dejar de escuchar todo aquello que quiero oír. Cuando regresemos de la playa le pediré también que me tiña el pelo en las mismas condiciones gratuítas y así haré sucesivamente con todo aquello que se me antoje porque, si me pongo, a egoísta no me gana nadie.

El perdón está muy bien, sí, no me canso de decirlo, pero mejor está guardado para cuando haga más falta. Bastante del mismo tuve que usarlo hace unos días con el hermano de Elfeo, cuya foto y nuestras correspondientes sonrisas no serán de dominio público porque el flash automático de su teléfono -tal y como me percaté- no funciona y se dio cuenta al día siguiente. Se merece todo el perdón del mundo, la intención es lo importante y su idea de retratarnos fue cojonuda. Para repartir más perdón primero tengo que acumularlo y seguro que habrá tiempo y necesidad de repartirlo.

22 de agosto de 2012

Un poco de pan, un poco de agua fresca,

la sombra de un árbol y tus ojos.
Ningún sultán más feliz que yo.
Ningún mendigo más pobre.


Omar Khayyan, en la voz del Camarón de la Isla



Soy consciente de que no sabe cuántas son las veces que me sorprende. Lo hace constantemente, aunque cuando lo busca a propósito no suele conseguirlo o simplemente se contradice en el intento. En esta ocasión aparece entre la multitud, como ya hiciera otras veces, acercándose a mí muy sonriente alumbrándome la noche. Desde entonces ya no he vuelto a estar a oscuras y él solito se va encargando de impresionarme una vez detrás de otra. La verdadera sorpresa en mi rostro le agrada, le hace sonreír de tal modo que bien podría vender pasta de dientes y yo se la compraría toda.

Se las ingenia de forma que soy incapaz de despegar mis ojos de sus labios, unos labios que no dejan de hablarme. Labios perfectos en simetría, forma y textura que ahora parece que tienen que decirme muchas cosas y todas estupendas. La verdad es que no se calla mientras sus labios se abren y se cierran en una impecable continuidad de placer para mi vista. El universo se me concentra en un labio inferior que quiero volver a morder y uno superior que da gusto verlo. No existe un mentón semejante al suyo en toda castilla la mancha y los molinos que forman sus ojeras me traen el aire de otras noches en las que no conseguía dormirme pensándole.

Mientras sigue hablando de lo que no importa me entran ganas de abrazar cada una de sus palabras, que según salen de su boca se convierten en melodía para mis oídos. También se encarga de acercar un par de veces su oreja a mis labios, para que yo la roce con ellos mientras hablo como es costumbre. Y tiene canas, muchas, entre quince y dieciocho sobre la parte inferior de la patilla izquierda. No sabía que fuesen tantas, aunque ya me había advertido que tenía. Muchas cosas de las que dice ya me las había dicho, pero yo no le digo nada al respecto porque quiero que se quede allí siempre repitiendo lo que quiera.

Esta vez ha venido para quedarse y no parece que se vaya a ir nunca. Me resulta increíble que así sea y en ocasiones no sé dónde mirar no vaya a ser que me le aprenda. No tiene prisa, aunque las manecillas del reloj no se estén quietas, aunque se hagan silencios de ocho segundos y aunque el viernes le pida que me invite a una copa o el sábado sus amigos pretendan llevarle con ellos. Él, en su afán de continuación, saca un billete de veinte para pagar lo que he dicho que voy a beber más su whisky mientras me acompaña tranquilamente a la barra, y a sus amigos les indica que pueden marcharse sin él porque está hablando conmigo.

Por si no ha quedado claro, el viernes deposita en mi mano izquierda su ya media copa pidiéndome que la cuide mientras se marcha al baño y, como no me inmuto cuando la recoge aunque se ponga a bailar con otras, más tarde le tengo allí otra vez pidiéndome que le lleve a casa porque nos vamos, somos cuatro y soy yo quien lleva las llaves en la mano. No tengo intenciones de llevarle a ningún sitio, es muy tarde y me niego, pero aún así nos acompaña simpático. Unos trescientos metros más allá, al localizar mi coche, vuelve a pedirme que le lleve a casa pero sigo negándome. Nos separamos y me despide con la mano, no sin antes preguntarme si volveré mañana. Yo pienso en echar a volar mientras mis acompañantes, rezagados, se acercan.

Como es imposible que haya alguien con más ganas de follar que yo en veinticinco kilómetros a la redonda, la noche del sábado regreso al mismo sitio. Él revolotea a mi alrededor como lo hacen las mariposas en el estómago y cuando considero que ya es suficiente me quedo un instante sola para que se arrime a mí nuevamente como la noche anterior. Va a quedarse allí conmigo hasta que no tenga más remedio que separarse ya que vendrán a recogerme de su lado cuando esté amaneciendo. Para esta noche me tiene reservadas varias sorpresas más, entre ellas dos supuestas hembras de marihuana en la terraza de su nuevo piso.

Las sorpresas se hacen extensivas y todo fluye, incluyendo nuestras pupilas. De esta forma, fluimos de forma fluida todo lo que se puede llegar a fluir sin tocar y observo que si no es capaz de sostenerme la mirada sonríe hablándole al infinito. Cuando más feliz estoy enfrascada en no se qué conversación de retinas aparece el hermano de Elfeo mostrándome su deseo de hacernos una foto a todos los que allí quedamos. A mí me encanta la idea, cosa que no se le había ocurrido a Mario ni a nadie de los que ya se han ido. Bea, que asombrosamente decidió quedarse, se arrima a mi lado derecho para la foto puesto que de mi lado izquierdo Ángel no se separa.

Mientras se me va la vida preguntando al hermano de Elfeo por qué no hemos visto saltar el flash, escucho cómo Él obedece cuanto éste le dice entregando muy diligente su nombre y su apellido para el posterior, y yo espero que futuro y real, etiquetado. Al poco rato, Bea nos interrumpe pidiendo perdón porque quiere fumar o porque quiere interrumpir y ser perdonada. Después, Elfeo mismo nos interrumpe de nuevo porque el sol nos va a dar en la cara y él es quien conduce. Es ahí cuando Ángel considera que ya debe marcharse, cosa que no hace hasta que somos nosotros los que hacemos intención de alejarnos.

También guarda estupideces en la reserva. Cuando le pregunté el viernes por el nuevo piso me indicó que aún no tiene internet y añadió -sin habérselo preguntado- que este es el motivo por el cual no había hecho fiesta ni había vuelto a hablarme de ella. Su idea era convocarnos a todos con un solo párrafo. Explicó, divertido, que no tiene línea de teléfono ni tampoco ganas de llamar con el móvil a nadie por lo que decidió no hacerla. Y yo, que me he ido gastando los reproches hasta quedarme sin ninguno pero a chula no me gana, opté por mentirle no recordando fiesta ninguna. Esto pareció alterarle y conseguí con ello saborear por primera vez una mentira.

10 de agosto de 2012

Pastillas de freno

Continúo sintiendo chispazos de magia cósmica que escapan a la lógica y al sentido de la realidad aparente. Esto del querer y del perdonar sigue estando muy bien, aunque ya ví asomar uno de los contras la otra noche cuando no se me ocurrió otra cosa que acercarme a saludar al Rufo y preguntarle por Ángel. Me dijo lo que yo ya sabía, que no estaba allí, y añadió que estaba en otro sitio.

Tanto querer y tanto cosmos no sirven para nada si me atengo a los hechos. De qué me vale que me invite a una fiesta si luego no concreta nada, yo quiero verle concretar entre mis piernas pero él sale por otro sitio. No voy a tener sistema solar en el que resguardarme como le encuentre con otra y se me cae el firmamento encima solo con pensarlo. Mi intuición y la parte trasera de mi coche me dicen que no está viéndose con nadie, pero los hechos se empeñan en convertir esto en polvo de estrellas.

Vamos a acabar viéndonos unos trescientos cincuenta días después, y será en el mismo sitio donde nos conocimos revolcándonos por el suelo la primera de las veces. Hace tanto tiempo que quizá ya nos tenga en el olvido y a mí no me sirve de nada tener todo tan presente.

La Sandra, a quien perdoné hace un par de semanas, sigue saliendo con uno de sus primos. Lleva más de un año diagnosticada con ansiedad y distintas fobias, entre ellas la del terror a la caravana de tráfico. Pues bien, es Ángel y no otro quien la sirve -al parecer, ignorando su problema- de acompañamiento en carretera y ella le sigue detrás con los ojos clavados en su matrícula y a veces le llama por teléfono para preguntarle si piensa tomar algún desvío. Ella me dice que él es bueno y que no tiene maldad, y como vive rodeada de miedos dice que posiblemente Ángel tiene miedo de enamorarse y vivir sufriendo.

Ya sabía yo que el miedo no tardaría en aparecer y lo que ella dice es una posibilidad que siempre he contemplado. Es muy difícil hacer que alguien salga de semejantes pensamientos, yo misma he pasado por eso: por el amor que duele y por la ansiedad, y tuve que salir sola como siempre. Ya no tengo miedo de nada más que mis pensamientos. No sé si será consciente que si le perdono mucho es porque le quiero más, probablemente no se habrá parado a pensarlo mientras sigue su camino a alguna parte.

15 de julio de 2012

Mi espíritu imperecedero

Considero que estoy creciendo espiritualmente, ya era hora.

Los últimos acontecimientos aquí descritos y las renovadas emociones que siento dentro del corazón me llevan a esa conclusión. Veo mejor con el ventrículo izquierdo que con las gafas puestas. Creo también que no existe un ser sobre la faz de la tierra que consiga hacer replantearme éste, mi espíritu infinito. Ya amenacé, no hace mucho tiempo, con perdonar a diestro y siniestro la estupidez del prójimo así como encaramarme en la esperanza para ya nunca más volver a bajar. Ahora escribo esto desde esa perspectiva y sintiendo el frío de cada baldosa bajo mis pies descalzos.

Logro distinguir más claramente la importancia de cada una de las cosas que suceden a mi alrededor. Puedo comprender, por ejemplo, que algunas de ellas no importan absolutamente nada y que entonces nada pierdo por dejarlas atrás allá en lo oscuro. Ni la misma hipocresía de frente consigue ahora alterarme, algo sensacional teniendo en cuenta ciertos precedentes. Soy ya más consciente de lo que realmente significo y sé que valgo lo que no está escrito.

Partiendo de la base que la intención es algo primordial, no tengo ningún propósito en volverme atrás. Dicho esto, añado que así será haya o no fiesta. El miedo con sus cuernos puede aparecer de nuevo, no lo descarto, pero el miedo es la antítesis del amor y tengo muy presente que lucharé hasta llenarme de esto último. Así me vea sola en el continente aprenderé el idioma de las flores y disfrutaré la fotosíntesis.

Quizá continúo aún lejos del equilibrio, pero más lejos están ya las tinieblas y las ganas de morir. En ocasiones soy capaz de percibir la mentira con sorprendente facilidad y pronto conseguiré pintar la verdad de colores para alegrarme la vista. El amor que se reprime es el dolor que se arrastra y ya no me cabe ninguna duda al respecto, sólo tengo que averiguar cómo puedo escribir sobre el teclado y brincar de alegría al mismo tiempo.

22 de junio de 2012

Amo a Laura pero esperaré hasta el matrimonio

Ahora resulta que Él pensava, porque él piensa, que no me gustaba madrid. Estuvo encantadoramente simpático y me da la risa. No sabía qué contarle y fue él quien se encargó de hacerme una pregunta detrás de otra. Tiene muy buena memoria para lo que quiere. Ha nacido para asombrarme y punto y aparte.

Hasta ahora mi regreso a madrid representaba lo irremediable, un cambio lleno de alicientes y ninguno de ellos positivo, un futuro más bien negro. Hasta que apareció Él, dirigiéndose a mí pasada la media noche, saludándome, preguntándome e invitándome a su fiesta. Ha nacido para asombrarme y no sé cuántas veces debo decirlo.

Pues sí. Podría celebrar su traslado de piso, que no de barrio, acudiendo a un club de alterne o follándose a alguna amiga en la cocina o en su nueva y seguramente más amplia habitación. Podría trasladarse sin más a las profundidades de Carabanchel sin la necesidad de tenerme al corriente de ello y de quién va a utilizar el baño a diario. Podría ser el fin pero no.

Estoy invitada a pisar los baldosines de su nuevo piso, algo absolutamente sorprendente que dejó caer tras un por cierto sin motivo ninguno pero girando eficazmente no se qué conversación. Insistió después en ello para que quedase claro, dijo que lo pasaremos bien en la fiesta y me repitió que ya me dirá la fecha. Si finalmente va a facilitarme una dirección falsa o se va a olvidar de lo dicho está por ver.

Desde luego este Ángel nada tiene que ver con ese otro bastardo que preguntó en marzo que es lo que haces enfermeria. No sé cuál de los dos es el real, si son los dos o ninguno, ambos le habitan y se plantan ante mí como si tal cosa. No puedo fiarme de él, pero de eso y de su perpétua desconfianza tampoco hemos hablado esta vez. Estuvo encantadoramente simpático y esta risa no me deja pensar con claridad.

Por momentos imagino que entro por aquella puerta en chanclas y sin depilar para no caer en tentaciones. Otras veces estoy saltando sobre su rabo y sobre una cama de noventa. Ideo que la fiesta se celebra un martes y le digo que no voy porque tengo una boda. Me veo también buscando un portal inexistente de una calle a la cual me he acercado andando. Me pregunto una y mil veces qué es lo que ha pasado para que todo cambie, aunque no creo que acuda nadie a explicármelo.

6 de junio de 2012

Me ha dado la marcha de mis pies cansados

Tal vez si me concentro mucho o se lo pido a dios logre salir de mí misma y ver las cosas de diferente manera. Por el momento no lo he intentado.

Si todo continúa según lo previsto mañana me marcharé definitivamente de Córdoba, aunque a mí me da igual estar aquí que estar en Marte. De hecho, al pensarlo seriamente y ya lo he hecho varias veces, no quiero vivir en ningún sitio. Prefiero seguir soñando con Barcelona o La Habana antes que intentarlo. Lo intentaré en Cáceres o volveré a Madrid, aunque ahora prefiero no pensar en esto ya que primero viviré una semana en la casa del pueblo mirándome el ombligo.

Sin ilusión y sin esperanza al parecer no se puede vivir, pero el caso es que a mí no hay quien me mate. Y todo transcurre demasiado rápido; Mario se rodea de nuevas compañías femeninas que no me interesan lo más mínimo, la novia de Fran creo que me odia en silencio y César trabaja y estudia para ser un gran médico. Dudo mucho que alguna de estas distancias cambie y, al contrario de lo que me ocurría en otras épocas, una tranquilidad inusual me invade. Sin ilusión y sin esperanza, pero me invade. Quizá esto se llame resignación o quizá no, muy posiblemente no.

Ayer envié un mensaje a María, la persona que más cerca he tenido durante mi estancia aquí. En el mensaje yo proponía para hoy tomarnos algo juntas indicando claramente que mañana me marcho. Ella contestó pasadas un par de horas haciéndome una batería de preguntas de todo aquello que a ella le interesa y mi marcha definitiva no era una de ellas. Contesté a todas sus preguntas porque han sido varios los favores que ella me ha hecho y cuando se hizo el silencio cerré la conversación sin despedirme.

Es muy posible que yo olvide pronto esos favores, también es muy probable que no tarde en bloquear su presencia en mi chat para evitar el hablar gilipolleces y seguramente pronto olvidaré sus apellidos y su buen humor, pero espero no olvidar esta última conversación con ella puesto que confirma que actuaciones semejantes ya no me afectan en absoluto y es que el no esperar algo/nada de los demás se presenta como la mejor de las opciones.

Creo que no merezco vivir mejor de lo que vivo porque ya que no vivo para mí, no puedo pedir más a la vida.

30 de mayo de 2012

Es un detective de lo más singular

Sigue cualquier pista hasta dar en el clavo. Ha vuelto a las andadas. Lleva dos años buscando la aplicación mágica que le diga quién se dedica a mirar sus fotos y su perfil. Para mí quisiera yo una ingenuidad semejante y no estos quebraderos de cabeza.

He sabido de su propósito sin pretenderlo ya que, aunque llevaba varias semanas sin saltar allá donde no me llaman, hace un par de noches recibí una invitación suya con la aplicación estafa en cuestión. Y digo llevaba porque, en cuanto ojeé dicha invitación, me faltó tiempo para saltar allá y constatar que en las últimas fotos sigue apareciendo junto a fulanita.

Las estafas de este tipo, con el paso del tiempo, se han sofisticado hasta el punto de incluir una falsa imagen donde hacen constar que Catalina entró a mirarte 3 veces hoy, que Raúl ha comentado una foto en la que apareces y que Belinda visitó 7 veces tus fotos en la última semana. Para los ingenuos que pretendan llevar a cabo la aplicación hasta las últimas consecuencias se incluyen también tres pasos que, de cumplirlos a rajatabla según figura en el manual, obrarán el milagro de comenzar a saber quién.

El primer paso dicta que hay que hacer un click en el Me gusta que aparece más abajo, acto que te afilia inmediatamente a una página de vídeos inútiles que nada tienen que ver con el asunto en cuestión. Esto pude constatarlo cuando acudí presurosa a visitar su pared tal y como dije antes.

El segundo paso, por supuesto, dice a los ingenuos y les repite a los más inocentes que han de enviar el esperado milagro a todos sus contactos haciendo un click en la barra azul donde figura Enviar ahora. Evidentemente fue lo que hizo porque de no haberlo hecho yo no me hubiera enterado nunca de todo esto.

Arde en deseos de saber las visitas o no visitas que está teniendo dado que también ha llevado a cabo lo que indica el paso tres: Dar tantos click en Enviar ahora como sean necesarios hasta que se active el programa milagro. Esto lo he sabido esta misma noche cuando, siendo la una menos cinco, he recibido otras dos invitaciones suyas con la misma aplicación estafa.

No está de más recordar al mundo que se trata de un perfecto ingenuo, pero que tonto del todo no es. Son más de las dos y media y ya no hay rastro en su pared de que le guste la página de vídeos inútiles a la cual te lleva irremediablemente el primer paso en la estafa. Esta página de vídeos se llamaba curiosamente QHDP entre exclamaciones y quizá yo también debiera aprender a borrar los malos recuerdos.

Si fuésemos amigos, y dado que es electricista, debería enviarle la única aplicación mágica que funciona realmente para estos casos y que no es otra que la ya creada de Introduce un tenedor en el enchufe y sabrás quién visita tu perfil, con la imagen incluida del proceder esperanzador. Pero como amigos no somos, ni se lo envié hace dos años ni se lo envío ahora dedicándome simplemente a observarlo todo con perplejidad.

25 de mayo de 2012

No te canses ahora que esto solo empieza

Le sigo queriendo mucho, para qué engañar, y eso me impide perderme en otros ojos, besar otras bocas, olvidar. No tengo ganas de ver a nadie que no sea él, arrepentido, y esto no se debe solamente a mi falta de marihuana.

Se me acercan otros brazos, mientras tanto, otros son los que me tocan.

(...) Hay ruido, parece música. No quiero corresponder a ese acercamiento, a ése tampoco. Decido escuchar fonética valenciana para después jugar mentalmente a las diferencias. Para ello recuerdo los cinco dedos de una de sus manos en mi espalda, una mano abierta y suave, y cómo a la altura de mis vértebras lumbares la hacía reposar, sosteniéndose, sosteniéndome, inclinando también sutilmente su oreja sobre mis labios, rozándolos, unos labios que no dejaban de hablarle de lo que después olvida según parece. Y en comparación, este otro brazo, esta mano que me está tocando la espalda, este acercamiento no es suave, es más bien brusco, desmesurado, no entiende de reposo tampoco y fuerza un roce en mi cadera que no deseo. No tarda en calificarme, ni en tacharme de leísta. Yo tampoco tardo en apartarme y entonces les odio a todos, él es el único que se salva. Él y César, de quien me acuerdo cuando voy al baño pensando que no entiendo a María, con quien he salido, ni a sus amigas. (...)

(...) Hay ruido también en mi cabeza y más de treinta y cinco grados a la sombra fuera. También, por suerte, hay taxis. Al regresar de la feria me quito el vestido y no tardo en dormirme. Sueño entonces con uno al cual no he visto nunca, que solicita dormir conmigo mientras yo observo que estamos rodeados de ordenadores. Me agrada y creo que hablamos. Le dejo que se eche a mi lado en una cama que no sé de dónde sale y al momento su mano, suave, me acaricia la espalda. Amanezco creyendo estar en el dos mil diecisiete y que el llanto de un niño era el motivo de mi despertar, pero la realidad es otra.(...)

Hay también miedo, para qué engañar, porque le sigo queriendo mucho y el ruido y el calor no cesan.

16 de mayo de 2012

Más de mil sueños se me amontonan


A través de los orificios octogonales y circulares del techo caían gotas de lluvia muy fría sobre mi rostro, mientras en las inmediaciones de la mezquita aljama caía la de Noé y yo me hacía la muerta sobre la superficie de aguas templadas.

Mientras realizamos las distintas inmersiones en agua templada, agua caliente, agua fría y sala de vapor, acompañamos la estancia en los baños árabes con un masaje tradicional purificante sobre piedra caliente con guante kessa y jabón, así como otro masaje relajante con aceite de aroma de azahar en lo que terminó siendo un viaje espiritual absolutamente espléndido.

Ahora sólo me queda la pastilla de jabón natural que me entregaron al terminar y el ticket invitación de mi hermana María. También debo tener dentro del bolso el ticket de la visita nocturna a la mezquita y quizá él sí que esté apuntando a la Meca. No pude quedarme con los piropos que recibí en la estación del ave ni tampoco con los recibidos entre las calles y los patios, me dio vergüenza cogerlos.

Los geranios en esta ciudad, por su parte, gritan a los visitantes desde lo más profundo de sus intensos colores, quizá doloridos o tal vez entusiasmados. No solo los hay azules y granas, también rojos y blancos aunque no sé para qué gritan tanto si no se les entiende nada. Quizá nos suplican, horrorizados, que nunca llegue la feria o quizá esto sea lo que yo quiero que digan.

También quiero que Angel me hable, que la gente deje de tachar de grande a lo insignificante, que encarcelen a rodrigo rato cundiendo el ejemplo y tener hijos algún día si es que me entran las ganas de follar con otros que sigo sin tener.

25 de abril de 2012

En el espacio infinito

Mi vida se está convirtiendo en un suceder de horas, unas detrás de otras, no se sabe con qué propósito. Las horas pasan como si yo no estuviera y, aunque en ocasiones me reconozco masticando o vaciando el cenicero, la mayor parte del tiempo no me inmuto.

Ahora que he aprendido a mentir creo haber alcanzado el perdón. El perdón es amor y paso las horas perdonándome a mí misma todas las horas, todas y todo lo que pasa. Nada salvo el amor me lleva a sentarme en una terraza a beber cerveza fría. Qué, si no el amor, me hace reír o llorar ante los sucesos. Solo el amor es capaz de hacerme mover el culo de la silla, giratoria por otra parte. El amor es perdón y es verdad o realmente parece que no sé vivir sin ambas cosas.

Esto del perdón está muy bien y lo seguirá estando. Los otros pensarán que han hecho mal o no, pero a mí ya me dará igual porque les perdonaré de todos modos por la escasa importancia que llegarán a tener. Y qué si hemos coincidido en la red una vez, dos veces, tres veces y no me habla; posiblemente se continúen sucediendo las horas entre perdones y días, muerta ya la culpa y toda expectativa. 

Es probable que, dadas las circunstancias, otra Chafan sea la que ponga los ojos sobre las cosas. Unos ojos verdaderos, con sus ojeras. Una mirada que dicen intensa. Una que seré yo misma, aquella que nunca creí que fuese a ser. Yo, yo misma y mi envergadura. Vergas duras por momentos también deseo tener a mano, aunque no acontecen mis horas en estos deseos precisamente.

Pensar en el cosmos me hace encontrar cierto apego por la vida, pensar en el amor me duele lo suficiente como para no querer beber cerveza fría ni reír ni saltar de la silla y pensar en culos hace que recuerde el suyo, aunque al rato me perdono y así sucesivamente. Estoy un poco harta de pensar tanto y tan deprisa.

Todas las personas que quiero terminan alejándose de mí, no hay remedio.

16 de abril de 2012

que campean por Espanya

Soria si no lo es poco falta para ser la capital de provincia más despoblada de Espanya. Para ello pelea con Teruel, pero no me gusta ver cómo discuten. El caso es que Soria es el típico lugar al cual nunca nadie se plantea ir, a no ser que seas único heredero de la casa rural de tu tía abuela. Hay quien dice Soria Pura, cabeza de Extremadura, pero como polla dura no cree en dios me abstengo de hacer más comentarios al respecto.

Hace unos días, en algún recóndito lugar de esas mismas tierras castellanas donde Juana la Loca, madre de Carlos V, se soltase la melena, ocurrió un hecho digno de mención, algo no corriente. Es seguro que no fue en la esquina ni dentro del instituto Antonio Machado, pero cierto es que un disparo troncó la serenidad reinante en los amplios campos de Soria. Hubo quien se llevó las manos a la cabeza pero el mal ya estaba hecho. Nuestro protagonista, cuyo nombre no quiero decir porque es muy largo, se acababa de volar la tapa de las zapatillas, calibre 36, reventándose la falange proximal del segundo metatarsiano con trece años, unos meses y muy pocas luces.

No se trataba de un subnormal cualquiera, se trataba nada más y nada menos que de un sucesor a la corona real de Espanya, concretamente el número cinco y de ahí la rima y su protagonismo. Mientras el derramamiento de sangre tenía lugar, su abuelo materno y actual rey de Espanya y de veintiséis sitios más, Gran Maestre de la orden de Alfonso X el Sabio, Gran Collar de la Reina de Saba, Conde de Flandes y Jefe de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire Espanyol, cazaba elefantes en la sabana africana de Bostwana lejos del mundanal tacto de su esposa reina y blanca. Y es que, hasta el momento en que se destapó la corrupción dentro de los sucios negocios del tío del protagonista, todo era muy blanco en esta familia. Los negocios familiares clandestinos tenían carta blanca y la coca que esnifaban también lo era.

Yo dormí esa noche a pierna suelta no lejos de Madinat al-Zahra, ignorante ante los aconteceres del reino y de Castilla, pero no tardaron en dejarse oir los ecos de la fatal noticia. Incluso en los confines de la corte y de Catalunya se tiene conocimiento de que el protagonista y su abuelo materno, y actual rey de Espanya y Gran Cordón de la Suprema Orden del Crisantemo de Japón, comparten habitación como pacientes en una clínica madrileña. Del técnico que realizó la prueba radiográfica de ambos, quizá irradiándoles el escroto, no se conoce absolutamente nada pero sí podemos ver, incluso en gráfico, las escopetas de cañón doble iguales a las que ellos debieron utilizar tanto para dispararse en el pié como para matar al hermano, respectivamente.

Ninguno de ellos tiene anatómicamente ningún daño de gravedad pero sí mucho en común. A nuestra Excelencia de protagonista parece que le han adosado una compresa con alas puesto que podrá montar a caballo con su alteza real madre la Infanta si así lo desea, podrá esquiar en las pistas de Baqueira Beret siempre que apruebe gimnasia y si quiere incluso podrá jugar una pachanga de fútbol con los amigos de Guti. Y al rey, que no es rey por voluntad divina sino porque sus antepasados se lo montaron divinamente, le han operado la cadera y deberá atender sus asuntos desde la capital del reino, perdiéndose seguramente el viaje a Carabanchel para presenciar la final de Copa de fútbol. Sabia es Su Majestad ya que, por otra parte, el Calderón nunca ha sido blanco.

Y justamente ahí quería yo llegar, al pasado y presente de palco blanco de los polvos de talco.

Hace un tiempo, en domingo y cuando en la Cañada Real de la Castellana jugaba un tal zidane, que dicen que se daba un aire al ilustre Andrés Iniesta, nuestra Excelencia de protagonista demostró que ya apuntaba maneras. No sabemos si también iba armado pero sí que pegó un chicle de menta en el culo de uno de sus guardaespaldas y preguntó seguidamente la hora a su padre. Éste, Caballero Divisero y Duque de Lugo hasta poco tiempo atrás, contestó que las 20:55 antes de hacer amago de entrar a la zona vip del estadio. Pero este propósito no resultó del todo sencillo. La seguridad que otras veces encontraron entre los blancos audífonos que les rodeaban, ahora se esmeraba en cerrar su paso.

Por orden de un ser superior no estaba permitido al hombre de blanco que acompañaba a Su Excelencia acceder a dicha zona. Nuestro protagonista, inquieto y mostradamente contrariado, preguntó a dichos sujetos si acaso sabían con quién estaban tratando. Ellos, muy sutilmente, hicieron saber a nuestro protagonista que su acompañante no era más que un plebeyo. El quinto heredero a la Corona Real extrajo entonces el teléfono móvil del bolsillo interior de su cazadora dispuesto a llamar al número uno, cuando una mano de sangre no tan roja pero amigo de Rubalcaba detuvo las intenciones del chaval. Él mismo cedería su asiento en el palco al antes Duque de Luego sí así se lo hacía saber después a la abuela de su Excelencia, reina de Espanya, princesa de Grecia y Dama de la Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa.

Un tonto hace a ciento y éste no era el único porque en el estadio había más de setenta mil. Ya se atisbaban, por entonces, los grandes logros empresariales con calcetines blancos y falda oscura en el aeropuerto por parte de aquella que ocupaba tres asientos más abajo, esperanza aguirre, Condesa consorte de Murillo y Grande de Espanya. Ya se veía que el jugador que portaba el 7 estaba más muerto que Juanito, pero todo era blanco e incluso los ultra sur portaban banderas blancas. Todo muy blanco, oh sí, tan blanco que hasta el argelino metió el gol que le valió su aumento de sueldo.

28 de marzo de 2012

Me declaro insuficiente

Algún día cuando la buena suerte salga a mi encuentro, montaré ésta a lomos de mi esperanza y ya nunca más volveré a lamentarme.

Estas últimas semanas he percibido que cuento con más gilipollas alrededor de lo que pensaba. Tendré que alejarme de estas personas o simular que son las mejores, aunque lo segundo supone un esfuerzo que no estoy dispuesta a realizar. Menos mal que sigo teniendo a César a mi lado, vino a verme hace un par de semanas y ni siquiera lo mencioné. No tiene dinero para comprar el espejo retrovisor del coche que no dejan de romperle, pero sí lo tuvo para cogerse un ave. Aunque no le merezco no pienso dejar que se aleje.

Sigo procurando no saltar allí donde no me llaman y cuando estoy fregando una sartén y me revolotea algún pensamiento angelical digo bajito aléjate de mí cobarde de mierda ¿cuántas mentiras crees que puedes echarme sin que me de cuenta?. Después de escucharme decir esto se me caen un par de lágrimas, pero ya soy capaz de decirlo con todas las letras. Sin pretenderlo ya estamos terminando el mes de marzo, por lo que este verano sí puede ser el de no querer verle.

El ministerio de educación que todavía existe, tras diversas alegaciones por mi parte y varias llamadas de teléfono desde la consejería de Córdoba reclamándome papeles, finalmente me ha negado la beca que solicité así que me ha jodido mis posibles vacaciones en Barbate y me ha quitado también las ganas de reírme de javier arenas. Siendo yerno del rey, presidente de la comunidad valenciana o máximo accionista de Banesto, puedes llenar tus bolsillos de billetes sin desmerecer, pero si eres un parásito social a secas todo el peso de la ley puede caer sobre ti cuando menos lo esperas.

Para colmo, he tenido que abandonar las clases de árabe porque mi horario de prácticas se mueve más que el euribor. Puedo leer los carteles que portan los manifestantes en las calles de Siria y, a no ser que hayan escrito Damasco o fuego o Israel, no sé lo que dicen y ahora ya sé que tardaré en saberlo. Basta que me guste una cosa para que ésta no tenga continuidad en el tiempo y lo que siento al respecto se llama hartura.

Pensar que dentro de poco estaré de nuevo en Madrid buscando compañer@s de piso de los normales que echan mentiras, me ha quitado el apetito. Y encontrar en internet estudios habitables e individuales en Lavapiés y alrededores con precios de alquiler que al principio no podré costearme, me aboca a la idea de la huelga de hambre.

24 de marzo de 2012

La vereda de la puerta de atrás

Me digo a mí misma una y otra vez que debo olvidarme de este asunto y que ya basta. No consigo gran cosa pero tampoco dejo de preguntarme. A veces le imagino con miedo y me maldigo, otras veces estoy a punto de odiarle y hago lo mismo. Todas y cada una de las veces en que hemos estado juntos las tengo grabadas en mi memoria y sólo con pensar que no le importo me entran sudores fríos y ganas de vomitar.

Tener que aceptarlo me supone la mayor escalera que he tenido que subir en la vida tras la pérdida de mi madre. Tan sólo he subido dos escalones, el de que es lo que haces y el de enfermeria. Debería ir subiendo hasta el primer rellano que me permita sacar la cabeza fuera de esta construcción de ideas, pero me quedo ahí en el segundo escalón y si amago con alzar un pie se me queda la cabeza atrás. Si no supiera que se espera más de mí, me importaría poco retroceder y abrir de nuevo la puerta que acabo de cerrar.

Estática como estoy y aún inmersa en la ley del mínimo esfuerzo ya he perdido la cuenta de los días que llevo sin saltar el muro, si no lo escribo no lo creo. Y hoy me pinté las uñas de nuevo antes de verlas despostilladas y me compré ropita, se trata de grandes avances. Sólo me falta montar en bicicleta y ducharme a diario para llegar a sentirme completamente digna.

Por más que me dedique aquí a escribir los le dije y los me dijo, nadie parece dispuesto a desarrollar posibilidades ni a ponerse en mi piel o en la suya planteando hipótesis. Yo solita volví a entrar en esta historia, metiéndole en mi coche la víspera de su 25 cumpleaños con la intención de echarle el polvo que mi renovada condición de soltera necesitaba, y yo solita deberé salir dejando por imposible mi deseo y sin nada ya que reprocharme.

Bien es claro que cerca no me quiere pero tampoco entiendo por qué me besaba el ombligo con tanta dedicación, para qué me cogería en sus brazos dándome vueltas con esa fuerza o por qué nos habremos revolcado por el suelo más de una docena de veces entre besos y abrazos con semejante intensidad en este siglo y en el pasado. Quiero dejar de hacerme preguntas al no encontrar respuestas ni razonables ni convincentes, quiero dejar de hacerlo ya.

Nunca jamás nadie me postergó tanto ni tantas veces ni me echó tantas mentiras ni me dio tanta pena. No conozco a ningún otro que después de desnudarme no haya procurado repetir y nunca me observó alguien tanto ni tan detenidamente cuando podría estarme follando cada noche sin compasión. Tanto de tanto a la mierda.

21 de marzo de 2012

En el reino de Cretinia

A nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones.

Podría haberlo dicho cualquier palestin@ esta misma tarde, pero ya lo dijo antes Buenaventura Durruti en 1936. En días como hoy me pregunto a dónde vamos a llegar si hace casi exactamente un año que la OTAN dejó Libia hecha un solar y, aún así, los griegos entre huelga y huelga general siguen pagando a 1,8 el litro de combustible. Me pregunto también si la próxima coronación de Guillermo Arturo Felipe Luis, caballero de la orden de la Jarretera, nos llevará a hablar inglés en la intimidad. Quizá lleguemos pronto a conocer fotos y sangre de la guerra de Siria al repetirse cada noche la entrega de armas a los sicarios de ese país. Tal vez revienten antes o después de los juegos olímpicos miles de cachos de personas en las inmediaciones del Támesis y culpen a algún culero marroquí y, aún así, continuaremos entrando y saliendo de la historia como Messi por el área.

En días como hoy me molesta mucho que en los kioskos ofrezcan público como algo distinto y que desde este puto país se contribuya a distribuir una imagen falsa de Hugo Chávez o Rafael Correa mientras se sigue escuchando a felipe gonzalez cuyas criminales ideas deberían estar entre rejas. Me pregunto si la próxima visita de Benedicto XVI, otrora nazi, a Cuba aparecerá por telecinco. La anterior visita papal estuvo acompañada por una súplica de retirada del bloqueo financiero y económico que sufre la isla por parte de EEUU. Lo pidió el mismo papa en latín y en castellano durante largo rato, mientras en este puto país nos pasaban anuncios de sin tetas no hay paraíso. Me pregunto si conseguiré pisar la plaza de la Revolución en La Habana por mis propios méritos o si terminaré haciendo este viaje con mi hermana que pretende invitarme.

Dónde se va la capacidad de razonar y la inteligencia de todas aquellas personas que viven engañadas. Me pregunto si se van al mismo sitio de los amores imposibles, allá al cuerpo calloso. Me pregunto también cómo es posible que tengamos tan poca memoria y qué pensarán mientras cantan lo llaman democracia y no lo es. Para los estudiantes llueven ostias policiales tanto en Santiago de Chile como en Valencia, mientras las universitarias iraníes escogen el espanyol como segunda lengua porque les hacemos gracia. Mientras nieva en Majadahonda yo apuro mi cerveza, con, al sol en Córdoba y como no tengo wasap ya nadie me escribe sms ni con ni sin faltas de ortografía. Éranse personas pegadas a un teléfono y me pregunto si el dosímetro también estará llevando la cuenta de los porros que me fumo.

Por momentos deseo que todo estalle, sin que este pensamiento conlleve la muerte de nadie. Y hablando de esperanza aguirre entiendo que, con la aprobación de la ley escoba, ya sólo le falta montarse en una y echar a volar. Me gustaría que ella estuviera muy muy muy muy muy muy muy muy muy lejos y nosotros todos muy juntitos los unos a los otros. Me gustaría que la gente levantara barricadas para luchar contra los malos y que nosotros, los buenos, ganásemos siempre. Me gustaría que después de todo logro hiciésemos un festín y atásemos a sergio ramos al árbol para que no rompiese la armonía. Quisiera que todos abriesen sus oídos para escuchar a calle 13 cantarle a Latinoamérica, que Andrés Iniesta dejase de hacer anuncios estúpidos y que el vino de sus bodegas no se suba a la cabeza.

Desde que Piqué sale y entra en Shakira algunas cosas han cambiado. Sigue habiendo más de cincuenta millones de estadounidenses sin seguro médico alguno, pero las gitanas que vinieron de Rumanía a este puto país ahora tienen que compartir el contenido de los contenedores de basura con gentes que bien pueden ser onubenses o pacenses que se instalaron en Barcelona cuando estaba el del bigote y España iba bien y se hablaba catalán en la intimidad. Desde que sacaron a la Shakira de la jaula los acontecimientos se precipitan unos encima de los otros y no habían salido sus pezuñas de Afganistán y ya estaban pastando en Libia. Los suecos se hacen los suecos y nos miran a nosotros de reojo, con nuestros euros, y comprueban cómo unos tienen todo (incluyánse alemanes muy contentos de exportar holocaustos) y otros sólo ganas de agacharse a recoger 5 céntimos.

18 de marzo de 2012

Su corazón es indomable y no me quiere

Sé que tengo que procurar no pensar, pero no hago otra cosa. Y sé que no debo acordarme de él y sin embargo no se me olvida. Por lo demás paso los días con cambios de humor, fumando porros y masturbándome.

Hace unos días que no visito el único muro que él me tiene permitido saltar y por no visitarlo ni tener ganas de ello me siento bien conmigo misma. Siempre llega el momento en mi casi permanente rosario de recuerdos en que termino comprobando una paciencia nunca antes vista en mí y eso me hace sonreír. Espero anhelante el día en que compruebe que he dejado de hacerme preguntas pensándole, confío en que sea pronto.

No hace mucho tiempo pensaba que tras el cansancio y la tristeza vendría época de aburrimiento. Me equivocaba. Me he instalado en la búsqueda de la prosperidad más pronto de lo que preveía, quizá el mismo cansancio condujo a que así sea. En todo caso, soy capaz de ver quién es el que más pierde de los dos con esta nueva distancia y no soy yo.

Yo he perdido algunas cosas por el camino, sobre todo las ganas de acostarme con otros. Él se pierde a la mujer que me habita y que guarda todo el amor del mundo. No pierdo gran cosa excepto tiempo y no me arrepiento de nada. Es sumamente difícil que en su vida sea capaz de encontrar a alguien que le quiera más que yo, aunque siempre he considerado con conocimiento de causa que esta frase no debe pronunciarse.

Tengo mucho amor primaveral en las ojeras y mucho tiempo por delante. Entiendo por mi ritual bíblico característico que ahora debo seguir cumpliendo el mandamiento No saltarás el muro. Sé que no me quiere cerca desde que me destituyó de mi cargo de loquefuerasuyo ayudándose de las dos manos en la nochebuena de 1998, no tengo miedo de este infierno. El fuego eterno es algo distinto y supongo que inevitable.

El fuego es lo más jodido, sí. No se apaga, me quema los ojos aunque no me quiere y punto. Estoy cansada, quiere distancia y puedo dársela. Sé que tengo que procurar no pensar, pero no hago otra cosa. Y sé que no debo acordarme de él y sin embargo no se me olvida. Por lo demás paso los días con cambios de humor, fumando porros y masturbándome.

6 de marzo de 2012

Tiro una piedra al aire y al que le dé que me perdone

Acabo de tener una conversación con Ángel que ha durado escasamente treinta y nueve minutos. Una puta mierda que ha caído en el más profundo vacío de silencio diez minutos antes de la media noche. Desde el preciso momento de su despedida una tristeza hueca me inunda. Le he saludado yo, de lo contrario seguramente no habríamos hablado. Ya no me duele nada, pero me ha dejado una sensación de pérdida de tiempo que todavía no sé bien cómo enfocar.

Yo me pregunto si realmente es un enfermo mental o se trate tal vez de enajenación transitoria, intento de daño gratuito o quizá amnesia temporal. Sea lo que sea es una locura. Es posible que nos hayamos vuelto todos locos acaso no lo estemos desde siempre. Puede que quizás solo esté enamorada de un gilipollas del montón. También puede que esté hecho a imagen y semejanza de mí misma.

Él me pregunta y tu que tal por cordoba, también y tu como te va el curso y luego, desde una altura considerable de supuesta indiferencia, deja caer la bomba, reventando toda mi realidad con que es lo que haces enfermeria. Enajenación transitoria, intento de daño gratuito, amnesia temporal. No lo tengo claro puesto que ahora además aboga por salir de fiesta y alaba el que se haya terminado la temporada de caza. Yo he mantenido el silencio por respuesta laboral durante más de tres minutos y me he cagado en sus muelas después preguntándole y tú te quedaste pegao a un cable estas navidades o qué? Me dice haber estado muy ocupado haciendo una chapuza en el pueblo de Alberto y de su padre, se resigna él solito ante quienes no le pagan y diez minutos antes de la medianoche desaparece con un solo beso y sin guapa siquiera.


Me siento sumamente estúpida y lo de eres un gilipollas y aléjate de mí lo he pospuesto para mejor ocasión. Aunque es posible que a partir de ahora nos veamos poco, mal o nunca. Me da cierta lástima leer y reconocer sus mentiras, pero es más grande el cansancio. Quiere distancia y la tendrá toda. No puedo fiarme de alguien así. Es probable que no lleguemos a acercarnos nunca más, con lo lejos que me ha puesto quizá ni nos crucemos. No siento gran cosa y esto me resulta increíble. No tengo ganas de llorar y mucho menos de reírme, menos mal que tengo rica marihuana y ganas de fumar.  

18 de febrero de 2012

Cantar pa ti es clavarme espinas

Los grandes sindicatos de este país acaban de superar en mi escalera de repugnancia a ana botella. Un par de manifestaciones más en domingo y alcanzarán a figo.

Quisiera concentrarme con facilidad en otra cosa que no sea este desamparo, pero está todo hecho una mierda y no sé de dónde sacar el ánimo.

Frente al ordenador consigo prestar atención durante más de un cuarto de hora a lo que dice Daniel Ortega, aquel a quien los grandes medios de comunicación de este país ignoraron cuando su rey mandó callar a Hugo Chávez, pero enseguida recuerdo que Ángel quedó conmigo de forma animada y aparentemente sincera para luego no presentarse. Termina de centrifugar la lavadora y mientras busco el canasto de las pinzas en la terraza pienso que Ángel seguirá todavía transportando el bolso con ropa sucia a casa de su madre. En la noche granadina, Noelia y yo cruzamos el barrio del Albaicín camino del flamenco en directo que encontramos en el interior de las cuevas del Sacromonte y al sentarme en la silla verde de nea siento que me están dedicando el soltera te va quedar y entonces me acuerdo de él y así sucesivamente.

Lo más cerca que he estado de besar a otro sucedió tras san valentín mientras realizaba mis prácticas diarias en radiología convencional. Ante la insistencia de mi compañera, él pareció interesado en mí y sumamente receptivo. Se apresuró a presentarme a la familia que le acompañaba y me piropeó varias veces. Todo hubiera sido muy bonito de no ser por su evidente síndrome de down y mi mutismo repentino. Un par de horas después robé del bolso de regalos a pacientes un corazón de terciopelo, para descanso de Coco en la limpieza de los cristales del coche, y a mis compañeras de piso posteriormente les dije que el corazón me lo había regalado este chico porque estoy aprendiendo a mentir sin que se note.

Noelia sigue siendo la amiga más confiable que tengo. Ella no sabe que estoy mal de la cabeza pero sí sabe que robo porque yo misma se lo hice saber, tanto al ofrecerle chicles de hierbabuena como al regalarle el paraguas negro de lunares rojos que extraje de mi bolso y que se ha llevado de vuelta a Saint Denis. Ni siquiera hemos mencionado a Ángel durante su estancia en Andalucía porque ella, que estudió magisterio, es maestra en hablar del pasado como quien habla de la prehistoria.

El último resfriado me ha durado más de dos semanas, algo inusual en mí. Dada mi tos nocturna y que los mocos no terminaban nunca, llegué a pensar que una neumonía acabaría conmigo y con este padecer pero por lo visto sigo viva y fumando domingo sin aditivos.

3 de febrero de 2012

Doble ración de realidad común

La mujer más guapa que he visto en toda mi vida abandonó su relación con Ángel tras enamorarse de uno de los mejores amigos de él, allá por finales del siglo XX, poco antes de que yo apareciese en escena angelical y fuésemos felices cogiditos de la mano calle arriba durante todo el verano y parte del otoño.

Este diminutivo de fulana mide metro y medio pero tiene la belleza concentrada la muy maldita, como las mejores fragancias. Ya puedo encontrármela rubia, castaña, pelirroja, con cuatro pelos, con la melena larga o un largo etc, que lo primero que veo son sus dientes derrochando felicidad por debajo de mi sobaco.

Solamente en el transcurso de mi relación con Alberto, cuando follábamos casi cada noche en el intento de que la anarquía se instaurase para siempre, se me quitaron las ganas de pisar su cabeza perpetuamente sonriente. No tengo idea de quién de las dos lo decidió antes, pero es un hecho que ambas dejamos de follar en pareja prácticamente al mismo tiempo, allá por cuando Fallujah se convirtió en cementerio.

Acabo de comprobar que la última vez que me choqué con sus dientes fue a finales de abril de 2010, en el cumpleaños de Pablo y en la puerta del baño. Recuerdo también distinguir su corta estatura una noche de este verano último pero no me revolvió lo más mínimo puesto que no la ví cerca de Ángel.

Ahora he vuelto a llorar y moquear por esta historia interminable. Hace un par de noches es ella quien etiqueta a Ángel en varias fotos que tuvieron lugar durante el transcurso de una fiesta la semana pasada. Es ella quien le acerca hacia sí y le coge del brazo, es ella quien se ríe deslumbrante, es ella quien aparentemente es su amiga y no yo, que me reflejo insignificante dentro de todo esto. En la foto de ambos en primer plano es ella quien escribe qué ojitos Ángel.....jjajajja y es él quien no responde. Es ella quien me hace ver, indirectamente a través de las fotos, cómo los amigos de él se encuentran allá atrás lejos de su perenne sonrisa y todo apunta a que estuvieron un rato juntos, dado que en otra de las fotos Ángel extrae su paquete de fortuna y se le ve relajado y bien hablando con ella.

No tengo nada que hacer frente a la mujer más guapa que he visto en toda mi vida al contar con semejante historial. Dudo, relativizo y vuelvo a dudar si a Ángel le quedará confianza en ella, si aún la quiere o de qué va todo esto. Siento que ella me supera en todo, excepto en altura y talla de sujetador. No puedo odiarla y me empequeñece a mí dada su única tara. Es probable que a lo largo de estos años ella haya enamorado a otros siete, entiendo que ella es siempre quien elige pero quién me dice a mí que no haya vuelto a elegir a Ángel.

Cuando consigo descartar toda posible relación entre ellos aparte de su aparente amistad, entonces recuerdo aquello que me dijo Ángel en 2006 tras insistir en que escupiera: yo es que no quiero pillarme los dedos con nadie. Esta metáfora del dolor me hace pensar que ella nunca ha desaparecido del todo y vuelve a introducirme en esta pena negra. En ese mismo año sucedió el gatillazo, tras el cual representé a una zorra y no a una persona, pero considero que después me he arrastrado lo bastante como para dejar en el olvido aquel episodio. También rememoro las palabras de su hermana diciéndome sin nombrarla que a ella sí la quería mucho y que, entre otras cosas, la llamaba por teléfono y mi hermano nunca llama a nadie. Si te llama o te envía algún mensaje te puedes dar con un canto en los dientes.

Es muy posible que escribir todo esto aquí no sirva para nada pero si dentro de muchos años internet sigue siendo gratis podré leerlo y comprobar lo estúpida y poca cosa que he sido siempre. Creo que todo lo vivido y esta cantidad de años muestran motivos suficientes para que desista en este empeño y, sin embargo, no lo hago. Me mira/rá con esos ojitos y me olvido de todos los males. Supongo que él debe saber qué es lo que siente y por qué no me quiere cerca, yo sólo he conseguido de su parte esa metáfora, este dolor de estómago y una retahíla de huidas que para contarlas pronto necesitaré las dos manos.

31 de enero de 2012

En el muelle de San Blas

Tengo que encontrar la fórmula de cómo mentir a los demás sin levantar sospechas ya que morderme la lengua me está dejando secuelas.

Por otra parte, esto de ser invisible debe tener su lado bueno aunque todavía no lo encuentro.

Cada vez me parezco más a Juan Palomo y menos al pedazo de mujer que llevo dentro. Y es que vuelven a concretarse episodios en los que ambos estamos conectados pero yo no le hablo ni él a mí tampoco.

Ahora me dedico a inventar chistes tras los cuales mi risa hace eco. No entiendo nada y la estupidez se mueve demasiado rápido.

8 de enero de 2012

Yo me eché un remiendo yo me lo quité

Con el paso del tiempo se acortan las diferencias entre navidad y carnaval.

En las noches extravagantes de este año, las del 24 y 31, me dediqué a cogerme sinceras y nada desdeñables borracheras que procuraron alejarme de la no tanta multitud llevándome a la cama antes del amanecer, hechos que agradecí con posterioridad.

No he nacido para vivir lo que no siento, por lo que correspondí con entusiasmo la felicitación de aquellas personas con las cuales consideré necesario hacerlo felicitando con indiferencia al resto. En una ocasión comenté que muy probablemente esos días habría muertos en Belén y en casi todos los silencios cavilaba insistentemente ante la prevista e hipotética visita de Ángel. Finalmente, muertos ha habido varios pero visita ninguna. La visita de Luis Alfredo con sus hijos simplemente porque no me ha dado la gana.

Va a ser éste un año bueno, estoy segura frente a la persistente idea general de que será un año catastrófico. Me gusta pensar que esto será así. Esta tristeza acabará dando paso a ese aburrimiento que tan poco conozco, abriéndose después el porvenir de algo más fértil. No lo concibo de otra manera, las cosas han de ir mejor ya que no pueden ir peor.

A pesar de haber vivido anteriormente similares episodios de huida angelicales, son nuevos estos sentimientos de pesadumbre e interrogación. Y a pesar de haber estado hablando, una y otra vez, con las mismas personas siempre cabe la posibilidad de cambio.