25 de noviembre de 2016

Que han muerto tres mujeres y que han sido ellos

Cuando me dejo llevar por la magia, vuelvo a creer en el amor y en el sol que saldrá mañana. Nada nuevo.

Sin embargo, al encender la tele, aparte de que vuelven a salir de dentro siempre los mismos señores, me he descubierto posturas a estas alturas socialmente trascendentales tales como que prefiero ser toro y morir en la plaza antes que ser perro y pasarme la vida entre treinta metros cuadrados. Debe ser jodido igualmente ser rata de laboratorio, pollita ponedora o un pavo en estadosunidos, pero ante todo no quiero esa vida perra y escojo crecer libre en la dehesa extremeña, saliendo al ruedo y que me den la vuelta póstuma en un cuadro sangriento más de corrida goyesca.

He aprendido también que no hay memoria ni vergüenza y que ya cualquier luna es la mejor del mundo.

18 de noviembre de 2016

Otros treinta metros para empezar de nuevo

Se desnudó completamente dejándose los calcetines puestos y no le dije nada porque le quiero.

Esta vez okupamos otra habitación, igual de fría pero ésta sin ventana. Me dio el abrazo que le pedí y también me procuró en silencio mi buenaventurado orgasmo. Antes de dormir le pregunté y me aseguró que se había corrido enseguida porque desde nuestra última vez había pasado mucho tiempo... y lo dijo tan campante.

No tiene vergüenza, pero no le digo gran cosa; que me canso de este ritmo de hablar y vernos tan lento y poco más. Entonces me habla de tiempos mejores que vendrán. Desde que se hartase, no hemos vuelto a hablar de adónde nos dirigimos ni qué tal. Entonces no sé dónde puedo llegar ni en qué condiciones.

No me veo mucho más tiempo a este ritmo ni tampoco escuchando excusas, habrá cambios y espero no tener que vivirlos tan sola.