30 de julio de 2009

Revuelta en el frenopático

Ya estoy otra vez aquí sin ver a Nadie.

Estoy cansada de los puntos de inflexión que no son y de los puntos y aparte que luego pueden ser perfectamente seguidos.

Siguen transcurriendo los días en su transcurrir, dando igual si la gente sufre o da saltos de alegría. Todo aquello que ocurre a mi alrededor me sigue importando más bien poco y roza la nada cuando son dos las personas que se encuentran hablando al mismo tiempo. He aprendido rápido a hacer oídos sordos a todas aquellas palabras que me resultan necias. No sabía que fuesen tantas pero resulta que la necedad, con cierta frecuencia, se expande en la noche y todo lo toca. Creo que cuanto más oscuro está, más se manifiesta. Entre tanta estupidez mi juicio regresa a mi cada vez que quiere, haciéndome preguntas como que dónde pienso irme sin él y que cuántas copas me he bebido. Tiene toda la razón del mundo, no puedo negarlo, pienso mucho y bebo más. Tras tanto pensar he llegado a la conclusión que si lo que importa es el presente aquí sólo estoy yo y yo y más yo, nadie más que yo sepa y elegiré irme allí donde a mi me de la gana, con juicio o sin él, y viviré sólo para mi porque buena falta me hace.

Aunque ya esté otra vez aquí sin ver a Nadie.

(...)

27 de julio de 2009

Va a subir la marea

He vuelto a llorar de nuevo, sola y en silencio.

Me veo llorar como llora quien ha perdido un hijo esperado, de pura tristeza. No ha sucedido absolutamente nada de nada en estos días, ni siquiera me he alegrado la vista, y pienso que de ese mismo vacío brotan las lágrimas.

Según transcurren los días voy viendo de forma más clara que lo más conveniente es largarme de aquí y cuánto más lejos mejor. En septiembre espero tener la oportunidad de hacerlo, creo que así será y también creo que nadie va a echarme en falta. Esto último lo entiendo así, no me da lástima.

Creo que bastante más allá estaré mejor y no por la distancia física en sí sino que pienso que todo sitio es bueno excepto donde me encuentro. Me digo que allí estaré mejor sobre todo porque creo ver allí cierta posibilidad de enamorarme otra vez, si lograse sentirme mejor, y esto aquí es algo más que improbable.

Y dudo, dudo si me echaré a llorar en cualquier verbena teniendo en cuenta que aún no pisé ninguna y pudieran ser las últimas o si podré aplicar una indiferencia que, a estas alturas, me es más que necesaria.

¿Enseñarán en algún sitio el cómo acercarte a alguien que no quiere quererte?

En fin, la Reciprocidad no vengativa no la llevo del todo mal y aunque ahora paso más tiempo sola la llevo mejor que el curso a distancia que aún no saqué de la maleta.

20 de julio de 2009

Rebelde IV

Si un corazón se vuelve de hielo a causa del dolor sufrido, sólo la calidez del amor podrá sanarlo. ¿Cuánto hay que luchar para que un alma entumecida se reintegre al movimiento de la vida?








He cambiado mucho.

Ya no soy la misma, ya me echo a llorar sin motivo aparente y sé mentir, sé muchas cosas que no debería saber y estoy cansada. Ahora estoy en el punto en el que no sé si Él me va a ver como quien ve a veinticinco iguales todos los días o si, por el contrario, quizá no vayamos a vernos nunca más.

Ya no contemplo el que venga expresamente a verme, ni siquiera el que me vea y hablemos y/o u acabemos hablando, ya sólo veo cómo se aleja, un culo espléndido, sí, que se marcha, allá va.

Y nada me gustaría más que me cogiera la mano, de nuevo, pero entiendo que si Él o cualquier rastro de su persona humana pensara en mi, en cogerme las manos, las tetas, en echarme un polvo, estaría haciendo más por vernos que esto que Él hace que no viene a ser nada.

Sigo comprobando casi diariamente cómo su hermana sólo utiliza el facebook para espiarme o ni siquiera. Pienso en este hecho como en una llaga y no le veo la cara desde una foto de marzo. Supongo que las de mayo no las subirá, en los entierros no se hacen fotos.

(...)

Quizá no he cambiado tanto.

Envío sms de estupideces futbolísticas como si se me fuese la vida en ello pero luego cuando debía haberle dado el pésame por la muerte de su tío voy y me callo la boca, soy la misma puta egoísta de siempre.

16 de julio de 2009

Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas...

Va a dar comienzo un verano diríase mío.

Ya no hay despertador que suene, por lo que puedo hacer de la noche mañana, puedo dormir hasta mediodía y puedo cenar a media tarde, incluso puedo no volver a desayunar nunca. Cualquier cosa, porque a partir de ahora voy a ser más yo que antes, tal y como ocurre anualmente. Cierto es que cabe esperar mucho de un verano en el que el madrí hará entre 2 y 6 fichajes, sin duda alguna lo preveo entretenido. Aunque sé que lo mejor es no esperar nada y así recoger después, sonrisa en boca, todo aquello que llegue.

He decidido apuntarme a un curso de Reciprocidad no vengativa y pienso realizarlo autodidácticamente y hasta conseguir el diploma.



...se paró el aguacero, ahora somos flotando dos gotas...

13 de julio de 2009

Siento tu cuerpo vibrar cerca de mí

Entiendo que he perdido el juicio.

Supongo que lo he perdido, lo perdí y ya está. Sé que lo he tenido, me salieron las muelas hace ya mucho tiempo y pensaba que lo podría perder algún día sin darme cuenta, lo pensaba muchas veces y sé que ahí estaba, conmigo, yo antes tenía juicio y sé que ya no lo tengo. Tampoco es que me importe mucho, voy ahora sin él por la vida y tan campante. Creo que, por momentos, puede llegar a parecer que no lo he tenido nunca pero yo sé que sí. Ahí estaba y sé que me pertenecía, tenía yo un juicio que no lo tenía cualquiera y ahora se me ha ido sin que yo lo eche, sin ruido, se ha ido dejando un reguero de silencio y poco más. Creo que se está mejor así, me río más y esto, aparte de indudable, es cojonudo.

Sin juicio ninguno se vive muy bien.

Siento que últimamente he aprendido mucho y esto no sé decir si es más bueno que malo o viceversa. Tampoco sé si me importa, pero todo lo que he aprendido no lo sabe nadie y es bastante. Y he aprendido mucho y muy rápidamente porque ya no me molesto en razonar apenas nada con eso de que he perdido el juicio. Todo va relacionado y las cosas si no se tienen no se pierden, está bien claro. Ya no me hago preguntas respecto a los demás y así no tengo luego que contestármelas, ya si toca reirse yo me río aunque no tenga gracia y así, sin juicio alguno.

La casualidad hace el resto.

La gente hasta el momento no me ha mirado aún con la cara de mirar a alguien que antes tenía algo que ya no tiene. Esto, a la vez que me parece resultar invisible, me gusta, está muy bien. Que cada cual busque y encuentre lo que le de la gana, no importa, yo desde que no busco encuentro de todo un poco, pierdo cosas que no me importan demasiado como el tiempo, el dinero, el juicio, el deseo, y lo que me gano son menos frustraciones, alguna que otra lección, movimiento, risas y jaleo, lo que siempre he pretendido.

Yo, por lo que se ve, dispongo.

Si mi juicio hubiera entrado conmigo a treinta y dos grados en julio no se me hubiera ocurrido aceptar propuesta alguna de Luis Alfredo ni colocarme un casco blanco y copilotear la m-30 cenando en el vips de la Gran Vía sin monedero en el bolso. Tampoco me hubiera dejado acoplarme dos días a las vacaciones de Mario ni reirme de él al encontrarle cojeando y con las dos piernas abrasadas. Ahora mismo pienso que mi juicio, por mucho que fuese mío, no hacía otra cosa más que estorbar.

Sí, eso creo.

10 de julio de 2009

me corroLEER

LA LENGUA

Me quedé dormido con la boca abierta y se me fue la lengua. Estuve todo el día como si me faltara algo: no echaba tanto de menos su función como su volumen, que hasta entonces había llenado un espacio moral cuyo vacío resultaba insoportable. Los dientes se volvieron remotos: tenía que tocarlos con los dedos todo el rato para confirmar su existencia. Dejé de comer después del primer bocado porque los alimentos, de súbito, se habían vuelto tristes: rodaban por el borde de los labios y se depositaban en el fondo de la gruta bucal, sobre las glándulas productoras de saliva, con la amargura de las cosas que caen por un instinto puramente mecánico.

Esa noche estuve en una fiesta a la que había sido invitado y no hice más que observar las bocas de los otros por si reconocía en alguna de ellas a mi lengua. Advertí por primera vez que existe una gran variedad: las había pequeñas y ágiles; rosadas y oscuras; lisas y rugosas. No estaba seguro de cómo era la mía, pero decidí que se trataba de una lengua plana, sin grandes complicaciones musculares. En esto, oí hablar a una mujer detrás de mí. Me pareció que tenía dificultades con la erre, igual que yo. La seduje con los ojos y la besé en el pasillo con intención de arrancársela, pero la lengua de la mujer exploró brevemente mi cavidad bucal, y la abandonó enseguida con un movimiento de terror, como cuando descubres algo muy familiar en otro. Ella se alejó con los labios apretados.

Esa noche volví a quedarme dormido con la boca abierta y al despertar noté que había vuelto. La saqué delante del espejo y me pareció una lengua ajena: era muy gruesa y decía cosas que no me concernían. Además, pronuncia bien la erre y está un poco mordida, como si perteneciera a alguien que no dice siempre lo que piensa. De todas formas, es mejor que nada.

Juan José Millás

6 de julio de 2009

En Monfragüe, buitres negros

Tengo pensamientos muy malos esta mañana. Malos, de matar a alguien. Tanto egoísmo junto me revuelve las tripas.

Desde que siento no pertenecer a ningún sitio vengo acumulando mensajes y llamadas de hombres (las mujeres nunca me llaman) que quieren quedar conmigo y cuanto antes mejor. Si yo esperase la llamada de alguno de ellos seguro que no me llamaba ni dios y ahí englobo a Ibrahim, al Sergi y ahora también a Luis Alfredo.

Yo pienso que pretender quedar conmigo para después tener que pagarme las copas que me beba, sí o sí, no es un acto ni mucho menos egoísta por lo tanto con Luis Alfredo he quedado esta misma tarde y, al parecer, me llevará un casco para subirme en su moto.

Yo hace más de diez años que no subo en una moto y ayer domingo, antes de levantarme de la cama, ya tenía tres llamadas perdidas suyas en mi móvil. Tuvo que llamarme una cuarta vez para conseguir hablar conmigo siendo él, a su vez, la única persona que conozco en madrí que puede conseguirme un trabajo en negro en caso de necesitarlo.

La egoísta por el momento sería yo, se mire como se mire.

Sin embargo Ana, la cual tarda en contestarme mensajes días y días, me ha escrito hoy ya dos veces en lo que llevamos de mañana y lo ha hecho para decirme que ya sabe que he quedado con él porque nada más entrar por la puerta se lo ha hecho saber, que por favor no le diga absolutamente nada de ella y que si él quiere verme es porque quiere sonsacarme información y porque se siente solo.

A tomar por el culo. Me ha cambiado las tripas de sitio y no pienso contestarla.

5 de julio de 2009

Sombra aquí y sombra allá

La penúltima persona que yo podría esperar que me enviase un sms me ha enviado hoy dos y está deseando relatarme lo que sea, de lo cual yo ya sé más de la mitad.

16:15 número extraño
-Hola perdi tu tlf y al grabar en nuevo movil agenda d una copia d seguridad q tenía ha aparecido tu nombre. M ha hecho ilusión no he querido llamar x no saber como reaccionarías. Sigo pensando q has sido d los mejores trabaj y aunqu s q declarast contr XL no me importaría charlar contigo. Luis Alfredo.

Alrededor de las 20:30 es cuando yo recuerdo por enésima vez que Mario y César deben estar asistiendo ya al banquete y entrega de sobres en la boda de Raquel, por lo que esta vez extraigo mi móvil del bolso y echo un vistazo a la pantalla. Es entonces cuando me encuentro con eso, me lo leo y me da la risa. Sigo haciendo mi día aunque desde ese momento comienzo a fumar compulsivamente.

23:51, mi contestación
-Estas no son horas, lo sé. llego ahora d echar el día n el parq atracc con mis sobrinas. estoy d nuev (mentira cochina) n madrí, si quieres nos vemos aunq el 15 march d vacaciones (deseo imperativo).

23:53
Suena mi teléfono, me lo acerco y compruebo que es el mismo número extraño el que me está llamando. Sin intención me oigo decir a mi misma en voz alta -uy la virgen, a mi estas cosas no, eh-, dejando el móvil donde estaba y procediendo, sin más dilación, a desnudarme para darme una ducha. Supongo y entiendo que el teléfono suena hasta que debe saltar el buzón de voz. En cualquier caso,

23:55
-Me has alegrado mucho te llamo mañana y quedamos me he venido a vivir a madrid. Un beso

Claro que te has venido a vivir a madrid, hijo de la gran puta, ya me lo sé. Que tu mujer te ha echado de casa, y que por ello ahora compartes piso en la capital, no lo has mencionado pero también me lo sé. Sé que lo harás, estás deseando relatarme todo eso que ya me sé y otras tantas cosas más, salta a la vista como la llamada que no te he querido coger, pero antes de que lo hagas y antes de averiguar la tuya he de hacerme con mi propia conveniencia.

Y es que no sé cuántas veces seguidas tengo que escribir el hecho de que Luis Alfredo se parece, y bastante, a Juan José Millás hasta lograr que se me quiten los sinsabores que hemos vivido en el pasado.

Cualquier día me caso con Angel, y por la iglesia. Cosas más raras se están viendo.

3 de julio de 2009

Echándose carreras a ver quién es más puta

Aprendí a leer entre líneas a muy temprana edad.

Creo que aprendí la misma tarde en que se me cayó el mundo al suelo y tuve que irlo recogiendo con cepillo y cogedor. A nadie le he contado nunca lo que estoy tardando en barrerlo.

Con aquella bajada a los infiernos, porque al infierno se baja, conseguí aprender a distinguir la diferencia entre el Dar por el gusto de dar, y el Dar por el gusto de recibir. Y debido a esto es sumamente díficil que otra mujer y yo lleguemos a tener mucha afinidad porque prácticamente siempre, y digo siempre, la mujer Da por el gusto de recibir y cuando no, da por culo cuanto puede. Yo me dejo observar, siempre lo hago porque no me importa, y ellas siempre me observan. Que si esto que si lo otro, yo intentando abarcar y ellas observando. Cada una a lo suyo, como ha de ser. Rara es ya la vez en que fallo en mis distinciones, ya sé ver la diferencia.

Supongo y entiendo que me doctoré con Raquel, sí, no hay duda.

Por todo esto, y por más que ahora no viene a cuento, me siento mucho más cómoda y mejor acompañada con presencias masculinas y es bastante más estimulante, también, por otra parte. Pienso que el hombre da, pero porque tiene que dar y acaba dando y ya está, no se complica la vida y raro es el que se tiñe. Hoy, sin ir más lejos, he llorado y he reído con ellos. Ellas pasan de mi y yo de ellas.

Raquel se casará este fin de semana con el mismo que la desvirgó, aunque yo no he llorado por esto, a mi me parece muy bien que las cornudas se casen, es más, deberían casarse todas cuantas son y criar cuernos e hijos a partes iguales. Yo he llorado por algo mucho más absurdo pero que me es más importante: porque no sé ser una de ellas.

Me encontraba en el trabajo rumiando la tristeza que me supone el que no haya hecho por verme, tarareando interiormente una y otra vez el cabrones y cobardes de la mala y preguntándome si aún será tiempo para algo o ya no será tiempo de nada. Me consumía el pensamiento de que esta situación se prolongue mucho más allá en el tiempo y me decía a mi misma cuánto es mucho, cuánto es poco y cuánto es nada. La tristeza infinita que llego a sentir con esta clase de cavilaciones se hacía más y más grande, y más siempre ha sido más.

Bien, el sonido estándar de aviso de sms en mi teléfono móvil me sacó del ensimismamiento e hizo variar mi posición, alargando el brazo hasta sacar el aparato del bolso. Según desbloqueé el teclado aparecieron dos mensajes no leídos. Mientras comprobaba que ninguno de ellos era de Él, ya tenía nublada la vista iniciando el llanto. Con la lectura del primero de ellos, de un Sergi atosigándome por quedar conmigo, dos lágrimas recorrieron sin permiso mis mejillas. Con el segundo, de seny y muy señor mío, me sequé ambas lágrimas y le di al f5 de yahoo, sonriendo ya malvadamente, mientras me quedaba un instante ahí parada, clisada en la pantalla.