26 de diciembre de 2015

Verás que todo es posible

Nos besamos y se le erizan los pezones. Le pido un abrazo y en el transcurso del mismo me mantiene en el aire durante unos segundos antes de regresarme a tierra. Cuando me baja nos besamos de nuevo. Besa como nadie.

Ya sólo falta que llueva.

Dice que quiere que esto vaya hacia delante, impulsandose con los brazos. Ha venido a explicarmelo y lo hace allí donde le he pedido, en el mismo sitio donde hasta ahora me he debido fumar más de un centenar de porros pensandole.

Dice que quizá seré yo la que termine cansándose de él. Dice muchas tonterías. No le presento a nadie, a casi tod@s está harto de verles. Dejo que sea él quien salude y se arrime a quiénes mejor le parezca. Cena con nosotr@s, como buen zurdo a mi izquierda. Me encanta, me encanta y me vuelve a encantar.

Ya sólo falta que llueva.

Se lo he dicho, me voy con él al fin del mundo o al centro de la tierra. También le he dicho que, al vernos poco, me hace dudar. Tiene muchas cosas que hacer, espero que hacerme hijos sea una de ellas pero eso no se lo digo.

Al parecer estamos juntos, oh sí. Antes de dormir se deleita con imágenes en las que yo aparezco chula, guapa y muy guapa. No ha pisado mi casa. No ha pisado mi casa. No ha pisado mi casa. No ha pisado mi casa. No ha pisado mi casa.

El año que viene lloverá, estoy segura.

24 de noviembre de 2015

Si oye mi voz, se queda fuera

Por días se aleja.

No entiendo bien dónde quiere ir a colocarse. Yo, como Gloria Fuertes, sigo aquí, donde me puso.

Algo está pasando y no sé lo que es. No se ve bien desde mi posición, con abanico de posibilidades en mano. Posibilidad de aprobar una oposición en junio y posibilidades múltiples de hacer el amor con él. Desde aquí sólo veo números triples que se repiten por doquier constantemente y me dedico, abanico en mano, a buscarles un sentido que no tienen porque no me estoy enterando de lo que pasa.

Se resiste a pisar esta casa, no quiere entrar en esta locura. Me dice que viene, que va a venir, pero no viene nunca. Me acuerdo de la Loba herida y no me masturbo. Estoy expectante, aunque no me cuenta nada del otro jueves.

Me enfrío a semanas, sobre todo dentro de aquellas salas. Él, todo simpatía y dicharacherismo me enviaba fotos a primeros de octubre de su menú con los amigotes. Hace veinte días, acompañado de uno sólo de estos amigotes, me envío un saludo de éste y un luego te sigo escribiendo. Desde hace días me dice que se duerme o ni contesta porque está dormido. Hoy tenía mucho sueño al cabo de un cuarto de hora. En fin.

Tengo los pies helados. Quiero acercarme a los suyos por debajo de las sábanas y que él sea lo primero que vea por la mañana, con sus ojos haciéndose verde y abiertos, porque dice que los abre a las 7 por arte de magia, ni antes ni después. Lo he sabido hace unos días, aunque de nada me sirve.

21 de noviembre de 2015

Todos me dicen (III)

Le estoy espiando.

Se conectó a la red ayer a mediodía, poco antes de que yo me ahogase en un mar de lágrimas, y ha vuelto a hacerlo esta noche a las once y media.

Le imagino echándose a dormir, sin pijama ni nada de eso, como dice que acostumbra, con el teléfono móvil sobre la mesilla, recargando batería.

Miro y remiro las cinco fotos con rima y sin ropa que se ha hecho para mí y sonrío. Después vuelvo a comprobar su última conexión y a pensar en la realidad telepática, pero sigue siendo la misma.

Me bebo cuatro cervezas y me fumo seis cigarros mientras hablo con el amigo gay que toda mujer quisiera tener y le hago repetirme el diálogo que mantuvo con Ángel el sábado. Los dos estaban cómodos. Le imagino de frente y también de perfil recordando las fotos que he visto horas antes y sonrío.

Escribo a Bea y le pido explicaciones acerca de este sinvivir en el que me hallo inmersa y me lo pinta todo tan bonito que ahora me estoy recreando con las descripciones del amigo gay, porro en mano. En estas descripciones éste le recordó la cantidad de veces que tuvo que esperar a que él y yo terminasemos de revolcarnos por el suelo en diversas calles periféricas. Ángel sonreía, como yo al escucharlo.

Por causas del destino, tanto Bea como el amigo gay me han hablado de él y no del Alberto con quien también charlaron esa misma tarde. El amigo gay también me habla del camarero, a quien me follé y apenas recuerdo.

Le vuelvo a espiar.

Una estatua de señora de la nobleza con paraguas de cerámica sobre el tocador del baño y un limpiador de dientes verde. Tanto él como yo paseamos un diente que no es nuestro, su colmillo izquierdo y el que yo no he querido decirle. El mío de zirconio y el suyo no sabe de qué.

Apenas está pendiente del móvil y eso es estupendo, pero quiero que me quiera y va tan despacio que quizá se haya quedado dormido queriendome. No sé si le quiero más de lo que le espío. Voy a subirme a la nube que le expliqué y voy a espiarle de nuevo hasta quedarme dormida.

20 de noviembre de 2015

Pensamientos como tormentas

Se dirigió a mí escribiéndome dos noches distintas la semana pasada y todo era paz y felicidad dentro de mí.

Dijo que vendría a verme el viernes a su regreso de la capital coincidiendo con mi descanso matinal. Insistió en venir, a pesar de explicarle que tan sólo descanso cinco minutos para fumarme un cigarro. Añadí que entonces podría llevarse con él a su madre, que vendría junto a sus paisanas en autobús para enseñarme las tetas esa misma mañana. Respondió que, si llegaba con suficiente tiempo, así lo haría.

La mañana del viernes permanecí en la sala media hora más de lo habitual para atender a su madre personalmente. Fue ella quien me dijo, dentro de la sala, que su hijo la estaba esperando fuera. A medio estudio me preguntó, dudosa, si yo era Chafan aunque minutos antes, a su entrada, me había dado dos besos tras responder que sí que me reconocía. Al terminar la prueba me dio las gracias y repetidas y exageradas veces me llamó guapa planchándome la cara con ambas manos. La expliqué mi intención de salir a fumarme un cigarro con él. Salí tras ella y a continuación procuré beber agua y coger todo el aire posible. Al abrir la puerta de la calle sentí el temblor de mis piernas y de frente allí estaba él, afeitado y con su madre al lado. Me dio dos besos y ella enseguida dijo que iba a dar una vuelta mientras nosotros hablábamos. Necesité buscar apoyo sobre el capó de un coche y lo dije en voz alta. Me habló de su dentista y yo le hablé de mi trabajo pues hacia éste se dirigieron sus preguntas. Al momento ya estaba allí de nuevo su madre, que no se callaba. También la madre del novio de la Sandra y varias más que nos rodeaban. Apuré mi cigarro y él metió cierta prisa a su madre, que no dejaba de hablarme de todo un poco, para que me dejase continuar con mi trabajo. Se alejó con ella y otras tres señoras, despidiéndose de mí con otros dos besos.

El día siguiente, sábado, Bea me escribió para contarme que ella, Mario y el amigo gay estuvieron con él en dos bares de su territorio. Me habló de su simpatía, de su paciencia con el novio de la Sandra y de lo bien que se portó como anfitrión con ellos.

El lunes decidí escribirle y rápidamente me habló del sábado con Bea. También me habló de lo bien que me sienta el uniforme blanco con el que trabajo. Nada dijo de vernos en mejores condiciones y tras una hora de conversación se despidió de mí antes de tiempo por si se dormía y me enfadaba por ello, hecho que agradezco pues alguna vez se ha dormido sin avisarme. Le indiqué que aún no me ha visto enfadada.

Anoche, miércoles, le escribí de nuevo dándole el resultado de la prueba de su madre. Respondió hora y media más tarde dándome las gracias por preocuparme y disculpándose por no haberme leído hasta entonces. Cinco minutos después le hice una pregunta de lo más simple, con la intención de seguir conversando, pero todavía estoy esperando que conteste.

Ha leído mi pregunta esta mañana de jueves y desde mediodía no dejo de llorar. He llorado frente al ordenador en el trabajo y frente al móvil en casa. He llorado en el baño, en la cocina y hace un rato en el salón. Cada vez que pienso en que hemos vuelto a las andadas me echo a llorar. Ya que no le veo con ánimo de venir aquí a casa, tenía pensado proponerle ver el partido del Barça en la Castellana de este sábado juntos. Veinte días atrás vimos lo malo que (solo según él) es Neymar. Iba a proponérselo al cabo de un rato justo en esa conversación, pero supongo que se durmió importándole una mierda mis propósitos.

Ahora mismo ya me da igual si contesta o no lo hace nunca, necesito recuperar mi cabeza porque siento que ya no es mía al depender demasiado de su comportamiento. Hace tan sólo unos días yo era feliz, pensando que él estaba conmigo, ahora ni siquiera sé dónde tengo la cabeza. No puedo odiarle porque su ritmo de vida no se rompa. Tampoco puedo quererle más de lo que le estoy queriendo, respetando todos sus movimientos. Me da pánico retroceder o imaginar que se aleja y estoy valorando la posibilidad de salir del país si esto sucede, como si en otro idioma el corazón y la cabeza fuesen a pertenecerme.

1 de noviembre de 2015

¿Y si de repente se cayera la luna?

Nos escribimos con tanta frecuencia que no tengo tiempo de dejar aquí constancia de ello. Jamás pensé que tuviese de mí tan buen concepto y su tacto me resulta delicado y exquisito. También le preocupan mi ánimo y mi hipotético, aunque inexistente, enfado. Se encarga de preguntarme todo aquello que no comprende, me hace reír y sigue enviandome fotos.

Y el sábado por fin nos vimos. Me recogió sobre las cinco de la tarde y, tras no dejarme ir a las 9 y media, accedió a soltarme poco antes de la una de la madrugada. Me presentó a más de siete personas en tres bares diferentes y me introdujo en su mundo hasta el punto rojo que te cojo de invitarme a la próxima cena navideña con sus amigotes. Unos amigotes que intentaron, durante todo el día, ponerle nombre a esto que ambos nos traemos entre manos y que aún no hemos definido. Aún no me creo que me saludase al llegar con dos besos y me diese, al despedirme, el beso que llevo más de media vida esperando. Fue en ese preciso momento, sonrisa mediante, cuando fui consciente de que estamos despacito haciendo el amor en cada paso.

No recuerdo sentirme más feliz.

Por todo esto, yo debería tener más seguridad que nunca en mí misma y no pensar en la posible llegada de una crisis de ansiedad arrollándome. Aunque sé que estoy inmersa en el amor de mi vida, la ansiedad y el pánico a la crisis hicieron acto de presencia nada más pisar tierra santa y también después y alrededor de las ocho. Pude sentirlos en su disimulo cambiar la temperatura de mi cuerpo y asimismo les vi representarse en forma de diablos sobre mi clavícula derecha. Pensé en morirme de taquicardia en más de una ocasión; su brazo sobre mi hombro aplastando mis diabólicos pensamientos, su forma de tratarme, sus ojos en mí durante horas. Sufrí de vértigo sentimental cada vez que entré al baño; la ansiedad con todos los diablos frente al espejo, el amor fuera y mi bolso sin pastillas. Me pagó todo lo que se me antojó beberme y no probé ni un solo alimento hasta el domingo a mediodía, comprobando a la vez que puedo vivir del aire mientras Ángel permanezca conmigo.

Hemos comenzado a formar juntos algo que no sé cómo se llama pero este camino es maravilloso. El amor ha de vencer al miedo, siempre. Y ha vuelto a utilizar el mismo verbo, mencanta.

24 de octubre de 2015

Sabor de aire recién batido

Nueve más dos, once y me llevo una porque se ha quedado dormido.

Ni en los mejores sueños consideré tenerle tan cerca y tan pendiente de mí. A partir de ahora dejaré de contar ya que la cantidad no importa mientras el nivel de calidad continúe siendo óptimo. Me escribe para preguntar qué tal me ha ido el día y me explica después por qué califica el suyo de duro. No ha vuelto a pedirme más fotos, ya dijo que me veía perfecta en la última que recibió.

Le interesa saber qué hago, qué he hecho y hasta lo que estoy leyendo. Él me cuenta lo que hace y lo que tiene pensado hacer, incluso se permite transparencias sobre el teclado

-elige tu. que ya no se que mas decir

Intercambiamos buenos deseos, queriendonos sin mencionar el verbo. Vamos tan despacio que tengo tiempo de saborear estos acercamientos y tienen sabor dulce, como el puerto de Indias que he tenido que explicarle.

21 de octubre de 2015

La sangre de las venas, hervir, me noté

Estoy tan feliz que me da miedo.

Yo comencé la conversación del lunes y él comenzó la del martes. En estas conversaciones dice que quiere ir poco a poco y que soy la única persona a la que escribe. Yo estoy dispuesta a creer todo lo que me diga porque en cualquier caso me hace llegar, sin haberlo pedido, una foto suya en ropa interior y otra completamente desnudo. También dice que nunca ha enviado fotos así a nadie y que ha dado el paso conmigo, prefiero pensar y pienso que no miente.

Desconozco los motivos de este tremendo cambio en su comportamiento, pero ya le he dicho que disfruto por verle así y que no hay cosa que más quiera que entenderme con él. Si alguien me hubiera dicho el mes pasado que, en cuestión de un mes, iba ya a acumular nueve extensas e interesantes conversaciones con él no lo hubiera creído. Parece dispuesto a traer su desnudo a mi casa cuando termine el trabajo que ahora está haciendo, todo en él son buenos propósitos. Sigo sin hablarle del querer por si optase por huir y no escribirme nunca más.

16 de octubre de 2015

Abre tus ojos, mira hacia arriba

Con la de esta noche son siete las conversaciones, cuatro de ellas abiertas por él mismo que incluyen las dos acontecidas esta semana.

Me ha escrito expresamente preguntando por mi viaje del sábado a Barcelona. Después me ha enviado orgulloso la imagen del ciervo que ha matado. Al parecer acaba de llegar a casa, después irá a ducharse y quitarse la sangre no sin antes despedirse de mí con buenos deseos.

Las diversas preguntas que me ha hecho hoy, sumadas a las que me ha realizado en anteriores ocasiones, demuestran que de alguna forma y como poco de vez en cuando aparezco en sus pensamientos. Tengo mucha suerte, hasta ahora se trataba de un deseo inalcanzable. Se cayó del cielo para mí, todavía no me creo lo que estoy viviendo.

Llevo años arrastrando intentos y fracasos de entendimiento con él y ahora en tan sólo unos días postergo, del verbo postergar, nuestro encuentro un par de semanas. Quizá lo hago debido a esta necesidad de control, no estoy segura. Me resulta maravilloso lo cerquita que se ha colocado y lo mucho que me viene cuidando desde aquellos abrazos impetuosos que decidió darme en verano.

Y ahí estamos, hablando dos veces por semana. Se está bien ahí, yo creo que él también está a gusto.

15 de octubre de 2015

Ya rayah

بهجة
✔ من فضلك، يأسر، إغراء، فتن، سبى، فتن، إغواء، مثل
المتضادات: الاشمئزاز، بالملل
✔الترفيه، وتنغمس

-Asi tengo algo para deleitarme

Pidiéndome por enésima vez una foto, lo dijo con todas las letras y fue como música celestial en mis oídos.

13 de octubre de 2015

Vente a la sombra, vente amor

Me ha escrito Ángel otra vez, soy feliz cuando le leo. Esta noche no duermo.

Hemos quedado en vernos en el puente de todos los santos, me ha pedido que se lo recuerde. Pedía verme este fin de semana, pero esto no puede ser. También me ha pedido una foto desnuda, creo que se ha desatado.

Según cuenta estamos hablando metiditos en la cama, ambos desnudos porque él no usa pijama ni nada de eso. Esto no hay quien se lo crea, pero eso dice.

Me ha escrito para decirme que quite mi foto pública de Coco y coloque una en la que yo aparezca y si es de cuerpo entero, mejor. Esto último le resulta de gran importancia hasta que le digo que mejor le envío una vestida de cuerpo y otra desnuda para que juegue a las siete diferencias. Se lo toma en serio e incluso alcanza a decir que no le conozco si pienso que me está tomando por tonta. Y lo dice con una relatividad que asusta. Ha dicho muchas cosas y me ha pedido perdón dos veces.

Me ha escrito casi por arte de magia lamiendo mis heridas y subiéndome la autoestima. Ha retirado las sábanas para incorporarse y después me ha enviado su foto de pelo en pecho y barba porque es muy bago. Con él la sorpresa está garantizada. Yo le he enviado el mismito selfi que recibió Abdul el año pasado, en el que colgando los ojos muestro la escotadura esternal porque insistía en verme y yo no tenía pelos para posar hoy.

Le he dicho que no me da la gana de enviarle una foto desnuda, que se lo pida a una rubia y a ser posible que se tape los pezones con el pelo. También le he dicho que si quiere fotos íntimas que venga él a hacermelas. Él responde que, si quedamos, no se va a entretener con la cámara porque es mejor tenerme en directo. Le digo verdades como puños y él no sabe lo que dice. No pretende ofenderme,  pero quiere la foto por lo que yo diga o lo que yo quiera: a toda costa. Me insiste tanto que le trato mal y por ello me pregunta si acaso ha dicho algo malo porque me encuentra a la defensiva.

Dice que es simple, pero es medio tonto. Dice que entiende, pero no entiende nada. Él mismo se hace un lío y termino consiguiendo mi objetivo -ponerle fecha al asunto- jugando con este afán suyo de verme desnuda. A las dos y media de la madrugada considera que ya está bien y dice que seguiremos la conversación mañana.

Lo dicho: cualquier día me meto en el asombro y no me vuelven a ver.

9 de octubre de 2015

Los domingos por el fútbol me abandonas

Sé que estuvo el sábado en una feria de caza y no porque me lo haya dicho él, sino porque el Rufo se lo dijo a Bea. Él no me dijo nada porque no le dio la gana, tiempo tuvo.

No sé si es que está tonto perdío o lo estoy yo de tanto pensarle. Estos quebraderos de cabeza no son normales: he llegado a dar por muerta a su abuela con el pensamiento. Debería pensar más en la mía, quizá era la que me llamaba por mi nombre allá con él en el siglo pasado y que yo sola escuchaba mientras nos revolcábamos.

Después de llorar un poco el lunes por no entender su silencio, el martes le escribí para no perder la costumbre.

-Vuelves otra vez a lo de no contestar y no sé que pensar.. espero que te encuentres bien..

Respondió al cabo de unos minutos, diciendo que más tarde me contestaría ya que estaba trabajando en algo nuevo. Guardé silencio y una hora más tarde volvió a escribirme, diciendo que ya podía hablar porque acababa de llegar a casa. Me puso al día de sus quehaceres y yo le perdoné. Le comenté que, como no recibí respuesta, me rayé pensando.

- Tu siempre te rayas

Aparte de decirme verdades como esa, me hizo diversas preguntas y estuvimos hablando de mis expectativas de octubre. Enredó conmigo cuanto quiso hasta que finalmente dijo que iba siendo hora de irse a la cama y le despedí con un beso.

Esta vez nada dijo de venir a verme, se muestra muy atareado hechando una mano a su padre y trabajando a horas indeseables por su cuenta.

3 de octubre de 2015

Sonriendo has dicho mi nombre

Se dirigió a mí nuevamente por su cuenta este jueves a las doce de la noche. Yo también lo había hecho este martes. Jueves o martes, cualquier cosa y no eso que esperamos, ayer, todavía y siempre. Los días que le estorbaban al poeta nosotros nos los tiramos a la cara, empujando al miércoles y tiñendo de color el viernes. Una semana redonda, como la que él esperaba obtener en la quiniela la semana pasada.

Le contesté pasados diez minutos y tras lavarme los dientes. Aún no ha contestado, aunque le hice una pregunta. Habiendo transcurrido nueve horas desde su última conexión llegué a pensar en la muerte de su abuela, llegué a verme a mí misma asomandome al abismo de la indiferencia y todo el horizonte oscuro tenebroso que daba miedo imaginarlo. Cuando cumplidas doce horas comprobé que no me respondía, aun siguiendo vivo, le imaginé harto de botellines y le perdoné una y mil veces porque hay que perdonar al prójimo y hay que ser buenos.

Se dirigió a mí por su cuenta para ponerme al corriente: no tiene oficio ni beneficio. Pero ahora se resiste a continuar conversando. Esto no hay quien lo comprenda, debe ser tan simple que no lo entiendo. Los borrachos verán a dios dos veces y yo no soy capaz de ver esto.

25 de septiembre de 2015

Quiero navegar contigo en un mundo nuevo

Tanta comunicación por su parte me tiene perpleja y babeante.

Bea me pidió el teléfono del Rufo y para conseguirlo tuve que escribirle el martes. No tardó en darmelo ni en girar la conversación, dejándome situada entre la risa y el asombro dadas sus diversas preguntas y su animada participación tras mis respuestas.

Esta mañana de jueves ha sido él quien me ha escrito por su cuenta, iluminándome el resto del día con mensajes que se han ido prolongando incluyendo la tarde y la noche. En ellos me cuenta que vendrá a verme en fecha próxima y aún incierta, reiterando que antes no pudo venir, tras yo insistirle en que no quiso. Dice que vendrá y dice y dice y hasta me envía fotos de lo que está cenando con su hermana y los amigos.

Ya en los comienzos de hoy viernes me ha escrito al regresar al portal de su casa y me ha lanzado la última pregunta. Después me ha escrito de nuevo despidiéndose y antes de meterse en la cama. Quizá esta noche sueñe volando en el espacio o acariciando su cuerpo.

Quizá por fin estemos cerca de entendernos, no hay cosa que más quiera en esta vida.

20 de septiembre de 2015

Me arropa el olor de ayer

Creí que se iba a casa con los demás, eso parecía y me lo dijo al vernos a las seis en el fin de fiesta, pero sorprendentemente regresó solito a buscarme a la puerta del local media hora después. No le esperaba, tenía pensado fumarme otro porro con Pocholo e irme a dormir, pero me cambió la noche. Vino para quedarse conmigo hasta acercarme en su coche a la puerta de mi casa pasadas las ocho, con el amigo de la cosecha de tomates dormido desde las cuatro en la parte trasera.

Sus propósitos deben ser recónditos o inexistentes, porque no tiene prisa ninguna en mostrarlos. Me explica todo lo que le pregunto y otras tantas cosas por su propia cuenta; me entretiene y juega conmigo como nadie. Continúa sentado a mi lado mientras me despido del amigo gay que toda mujer quisiera primero, luego de Pocholo y después de César. Puede ver y escuchar cómo Pocholo me da dos besos, me dice bonita y que me llamará porque tardaremos en coincidir unos quince días.

Tiene muy buena memoria y los calcetines blancos. Él no tiene frío, pero acepta de buen grado llevarme a casa. Antes de subir al coche primero se aleja para mear y luego se acerca rodeándome con los brazos la cintura en un amago de beso que no llega a materializar porque no le dejo puesto que menciona las canas de mi cabeza y me saca de quicio. Antes de bajarme del coche le pido que me escriba o algo porque entiendo que tardaremos en vernos y su primera excusa es que nunca escribe a nadie, la segunda que no sabe qué contarme y cuando me harta me pide que yo también le escriba.

Me da miedo hablarle del querer porque lo que quiero es que me quiera cerca y creo que continúa sin poder querer a nadie. Y ahí estamos, tan paseantes como ya es costumbre, tan sonrientes como siempre y tan idiotas.

6 de septiembre de 2015

Sólo quieres quererme cuando tú quieras

Anoche me cantó el título con todas las letras y a cinco centímetros escasos de mi boca. Le podría haber matado a golpes, pero sólo pude sonreír como una estúpida.

Sigo sin comprenderle y está empezando a ponerme nerviosa. Nuestro encuentro ha vuelto a ser casual, inesperado para mí. Nuestra noche ha vuelto a enlazarse hasta deshacer el nudo al montarnos por la mañana temprano en nuestros respectivos coches. Nuestro destino se muestra confuso y paseante.

No quiero que salga de mi vida y no voy a ser yo quien le eche. Quiero que venga cuantas veces quiera a hablar conmigo porque la intensidad de la vida se me mueve por dentro cuando le tengo delante. Él no sé lo que quiere y tampoco lo dice.

Se niega a proporcionar cariño a nuestro amigo común, aunque le pido que lo haga al advertir que parece necesitarlo. Se niega a darlo ya que dice no dárselo ni a sí mismo, utilizando con ello idénticas palabras a las que yo usé recriminando su búsqueda de novia para Rufo.

Esta vez me ha dicho cosas interesantes y payasadas varias como siempre. Continúa muy dispuesto a hacerme reír, dejándome constancia de que guarda porciones de conversación conmigo en su cabeza, cosa que me alegra enormemente. Esta vez no hubo abrazos pero se encuentra tan cerca que no me importa.

4 de septiembre de 2015

Mañana estaremos llenos de energía

Cuando es el malagueño quien me ha escrito, la costumbre diaria de ver que lo ha hecho ya no me aporta nada. Tardo en leer y contesto con cierta desgana.

Cuando es Ángel quien me ha escrito, mi alma se remueve en su sitio y una porción de saliva me sube desde la tráquea. Tardo varios segundos en tragarmela y un par de minutos en leer y contestar. Quien antaño me dijera/me dijeran que no escribe nunca ahora me dedica largos párrafos que ojalá no terminasen. Sigue teniendo más faltas de ortografía que defectos y enreda conmigo a conciencia. Me ve con buenos ojos, restandome pesares. Le recrimino jugando y no parece importarle, parece disfrutarlo. Después me nombra para decir que si quiero seguiremos la conversación mañana pues sólo va a poder dormir cuatro horas. Se despide de mí dos veces, la última como hacía mi abuela

-bueno hasta mañana.que pases buena noche

Cuando Ángel me escribe no recuerdo si luego duermo feliz y contenta o quizá no pego ojo en toda la noche. En definitiva, tiene razón: pienso demasiado.

27 de agosto de 2015

Cuando no estoy contigo domestico las horas

El malagueño vino a conocerme este domingo a la hora de misa, tuve que madrugar para salir a su encuentro. Le recogí en la renfe y le metí en mi casa. Después, un cigarrillo y un amago de ansiedad hicieron que le llevase hasta mi cama y le metiese entre mis piernas. Follamos y nos echamos la siesta. Después de la siesta, follamos y regresamos al salón a las ocho de la tarde.

Me habló durante dos horas de su última relación y pagó la cena a domicilio. Al terminar me preguntó si quería ir a dar una vuelta, así que volvimos a la habitación y follamos. Pensé que no podríamos superarnos, pero lo hicimos. No le saqué de casa y apenas dormimos, le devolví a la renfe a las nueve y media de la mañana del lunes antes de irme al trabajo.

Continué mojando tangas hasta el lunes por la noche y no conseguí comer algo hasta bien entrado el martes. Me preguntó por mi escaso apetito el lunes a mediodía, pero me dio miedo leerlo y me eché la siesta.

Me hace gracia, zezea y parece bueno. No es feo ni guapo, pero folla estupendamente. Dice que fue genial conocerme y que quiere volver. Realmente quiere volver a mi cama y no me extraña, pero yo no sé si quiero que vuelva. A mí lo que realmente me contenta es recordar la sonrisa de Ángel, tan reciente, una y otra vez en mi cabeza. Y ahí estamos.

18 de agosto de 2015

A ver qué me dice después

Pues ahí estamos.

Su error fue preguntar qué es lo que había hecho, inquietud de culpable. Le pregunté cómo es posible que no quiera novia y a la vez ponga tanto empeño en conseguir una para su amigo. Creo que no contestó, se limitó a reír como lo venía haciendo y siguió sonriendo ante mi discurso para acabar contándome que le dijo a la Sandra que ahí estamos.

En esta ocasión no dirigió las manos en ningún sentido, por lo que no sé si ahí estamos bien o mal.

Pero ahí estamos, como dos idiotas, a cuál más sonriente o quién más estúpido. En el medio de la plaza, solitos con el resto de personas a cincuenta metros. Estamos muy entretenidos, él me toca, yo le toco, nos tocamos. No nos pondremos de acuerdo nunca y a lo largo de la noche, con tanta copa, tanto cigarro y tanta risa, me pregunta un par de veces si ya no estoy enfadada, acompañando la pregunta con esos abrazos al hombro que trae preparados; no nos pondremos de acuerdo nunca, pero me está tocando.

Ahí estamos, hay cinco hombres dentro del bar y a dos me los he follado. Sólo dejo que se me arrime él, al otro le ignoro. Estamos ahí porque le he dicho que me pague un vino allí dentro y está tan encantado de hacerlo que repite. No se separará de mí ni un momento, por más que le entretenga gente saludando.

Ahí estamos después, en las afueras porque me meo y no puede llevarme más lejos. Ahí estoy yo, en la bifurcación en tres carriles, eligiendo el camino de tierra. Allí él, en mitad de la bifurcación, ahora observando que no venga nadie y ahora viendome el culo. No tarda en ponerse a mear él también, allá en la calle asfaltada y dándome la espalda. Cuando regreso bajo la farola, me comenta sonriendo que seguro que me he manchado y yo contesto igual de idiota sonriente que no acostumbro a mancharme y ahí estoy, pidiéndole otro cigarro. Para darmelo primero me hace entrega de mi bolso que lleva colgado y de la última copa que me ha pagado. Quizá mientras meaba la sostuvo con la boca.

Y ahí estamos de nuevo en la plaza, contentos el uno con el otro, estúpidos sonrientes. Sonreimos hablando por hablar hasta que le indico que deben estar esperándome en el coche, contestando serio que si quiero me acompaña. Al llegar ahí estamos los cuatro hablando, sin prestar atención al reloj, no parece querer irse nunca ni yo quiero que se vaya.

16 de agosto de 2015

Puede que me deje llevar

Me tiene loca perdida, no le comprendo.

El viernes, tras el repaso futbolístico recibido en San Mamés, no salí de casa. El sábado no pude resistirme y me presenté allí, a pesar de haberme propuesto no verle hasta septiembre. Poco antes de las 6 de la mañana acudió a saludarme, interrumpiendo mi conversación con Pocholo. No se separó de mí hasta más allá de las ocho. Supongo que no se me acercó antes porque no le dio la gana, me tiene loca perdida y no le comprendo.

Me dio de fumar, me dio de beber y me dio cuatro besos: dos al llegar y otros dos antes de irme. Como no sé de dónde apareció, tan sonriente, no sé si vio desde la lejanía los abrazos al hombro que me da Pocholo con frecuencia. Él, mientras me daba de beber me dio también un par de abrazos de éstos, parecidos a los que recibí horas antes de Pocholo, pero los suyos bastante más inesperados. Le dije que me tiene contenta y me dio muchas explicaciones, no le comprendo.

Le vi los ojos cansados y más verdes que nunca. Él me vio el culo mientras me bajaba los pantalones para mear en aquel camino a las afueras hasta el que me llevó al alba. Le vi muchas ganas de pagarlo todo y procuré que también invitase a Bea que pedía perdón por interrumpirnos. Le vi más cercano, me tiene loca perdida.

Me contó que su hermana le dice que es raro y que ella es quien mejor le conoce. Dijo que la Sandra le preguntó por nosotros meses atrás y que él contestó

-ahí estamos

También me hizo rabiar y reír, como siempre, le encanta hacerlo. Me repitió que pienso mucho las cosas y le intenté hacer ver que me es necesario. Me dio opción a besarle más de tres veces, de tan cerquita que le tenía, pero no lo hice por no entender nada. Me sentí protegida y estupenda a su lado durante las conversaciones que mantuvo con unos y otras, me tiene loca perdida.

Me propuso acompañarme hasta el coche para mi inevitable partida con César y Bea y acepté. Llevábamos media hora sonriendo como dos idiotas amaneciendo con musica de fondo y era lo mejor. No sólo me acompañó sino que llegamos hasta ellos y ante mi sorpresa, permaneció hablando muy animado con los tres durante largo rato hasta despedirnos. No le comprendo.

2 de agosto de 2015

Por los tres clavos que te clavaron

El amigo gay que toda mujer quisiera tener a veces me pregunta por Ángel. También lo hacen la Sandra y Bea. Me preguntan ahora, siendo evidente que nos queremos menos que nunca.

Anoche nuestro amigo común no me preguntó por él, pero le mencionó tres veces. La primera para contarme que ahora él ejerce de concejal sin gobierno por culpa suya. La segunda para decirme que intentó comprar su voto por cien euros, sin conseguirlo, como si yo no supiera que Ángel fue derechito a votar a la Cospedal. Me dolió el alma al escuchar su nombre, a esa hija de puta la mencioné yo. De la tercera ya no me acuerdo, pero sé que la hubo porque respondí

-ya que le gustan tanto las escopetas quiza debería pegarse un tiro.

Me ayudé de la mano derecha y muy delicadamente dejé caer mi dedo índice sobre el esfenoides de nuestro amigo común, simulando el último disparo. En ese momento les habría matado a todos. Creo que se hizo silencio, me sorprendí a mí misma cuando ya estaba hecho. No volvió a mencionarlo.

Anoche nuestro amigo común se folló a la chica que me acompañó al concierto de Extremoduro. Tras el concierto, mi noche se redujo a la escucha de episodios trágicos entre nuestro amigo común y ella, uno detrás de otro. Y el año anterior al concierto, en ese mismo sitio, follamos los cuatro, cada oveja con su pareja. No sé si por lo primero o por lo último, esta chica anoche me saludó, me plantó dos besos muy sonriente y me preguntó que tal diciéndome que ella estaba muy bien. Inmediatamente después, esta chica le preguntó al amigo gay que toda mujer quisiera tener

-¿Dónde está Chafan?

La mujer del ya marido, nuestro amigo en común y el amigo gay que toda mujer quisiera tener se rieron mucho tras la respuesta de este último, señalandome. Esta chica, siendo la que más se reía, me plantó otros dos besos más, chupandome la energía con su medio abrazo y me dijo que me veía muy cambiada y no me había reconocido. No pregunté si el cambio era a mejor porque su opinión me importa una mierda. Se hizo silencio y tuve que sonreír al no poder matarla. Nuestro amigo en común, que la noche que follamos los cuatro en ese mismo sitio delante de Ángel la estuvo criticando previamente, debía tener más ganas de follar que yo porque no se despegaba de su lado y ella no dejaba de reír.

Anoche me hice una foto con nuestro amigo común poniendo cara de otra. El disparo de la foto fue suyo y de frente, mientras esta chica pensaba que la foto estaba siendo para ella y otros dos a los que se la estuvo chupando. La energía es esencial para la vida y cualquiera puede chupartela. 

31 de julio de 2015

Hay que dejar el camino social alquitranado

He tenido una aventura: Pocholo me ha llevado de excursión.

He visto peonias, violetas, fresnos y árboles loro. También he visto un congreso de ciervas, un nido de águila y una libélula de color azul metálico. He visto precipicios, sinclinales, crestones cuarcíticos, cascadas y arroyos.

...

Me lavé la cara en la misma charca motivo de nuestro viaje. Charca de difícil acceso y de la cual dijo un sabio que surgían las tormentas. Encontrar aquel ojo de mar entre tal acumulo de piedras fue como haber llegado al centro de la Tierra. El más absoluto de los asombros me sobrecogió por completo nada más observar el paraje de su alrededor. La botánica y geología del lugar son extraordinarias. Lo había imaginado muchas veces, escuchando sus leyendas, pero la realidad superó con creces mis expectativas. Una paz interna lo invadió todo y apenas conseguí articular palabra durante un rato. Pocholo, recogiendo la chusta que tiré a medio metro, me avisó que nos encontrábamos a medio camino de todo lo que deseaba mostrarme y pensé que si debía volver por el mismo tramo recorrido no conseguiría salir de allí con vida. Muy al contrario, fuimos ascendiendo por la garganta de agua y no sé cómo pude hacerlo. Mientras subíamos nos detuvimos en cada charca poco profunda y nos bañamos, siendo cada vez mayores la altura y perspectiva. Fueron muchas las veces que tuve miedo y en ocasiones sólo vértigo. Pocholo no escuchaba mis temores, me abría el paso entre la maleza y me ayudaba a cruzar extendiéndome sus brazos. Una vez en la cima, habiendo alcanzado el arroyo, realizamos un descanso más prolongado antes de marcharnos. Fue allí donde Pocholo me indicó su deseo de regresar en otra ocasión y pasar una noche con luna en esa última charca. No sé si dije algo, embelesada.

Soy más apalache de lo que creía y pienso volver.

27 de julio de 2015

No era la más fea y me sacó a bailar

Se llama Jose. No es feo, me entretiene y me dice guapa y guapísima muy a menudo.

Jose y yo nos conocimos con quince años, no recordaba su rostro. Sí recordaba con cariño aquel encuentro como si hubiera ocurrido en otra vida. Él me ha reconocido rápidamente, habiendo transcurrido veinte años desde entonces, contándome que regresó años después al mismo sitio con la intención de verme. Me vio de la mano del Alberto, al cual también conoce. Me explica que entonces ambos hablaron y que yo no le presté atención, por lo que decidió no decirme nada. Me lo ha dicho todo ahora con guapa en cada frase.

Jose se está follando en el presente a una chica con la cual dice no ver futuro, por lo que próximamente la dirá que ya no follarán más. Creo que tiene ganas de follar conmigo, aunque de follar no hablamos y yo también tengo ganas. Cualquier noche me le follo y si quiere seguirse follando a la otra tanteando el futuro no me importa. Mientras folle bien nos entenderemos. Me hace reír, cosa muy importante para que no se me quiten las ganas de follarmelo.

2.
Se llama Javi y es malagueño. No es feo, me entretiene y me dice guapa a veces.

Javi y yo no nos conocemos, nos conoceremos en una fiesta que organiza Susana. Es militar y trabaja en una zona muy fascista, aunque dice no serlo. Javi y yo hicimos grupo hasta que él decidió escribirme en privado y desde entonces ya sólo hacen grupo los amigotes del novio de Susana. Susana me dijo hace tiempo que Javi es ideal para mí y eso tengo que verlo.

Javi dice que él también está solito, no tiene faltas de ortografía y no me importaría follarmelo. Creo que tiene ganas de follar conmigo, aunque de follar no hablamos y yo también tengo ganas. Mientras folle bien nos entenderemos. Sólo le he visto en foto y con gafas de sol, cosa muy importante para que no se me quiten las ganas de follarmelo.

22 de junio de 2015

Yo, que estudié al ser humano

Yo, que te espero.

Me cogí una triple borrachera tras el gol de Luis Suárez en la final de Berlín y pudieron presenciarlo Pocholo, el hermano de Elfeo y el camarero. Recuerdo que tras el partido entramos en ese salón a fumar y que nos sentamos. Discutíamos de política acerca de la inexistente izquierda y la lucha de clases; Pocholo se dormía y yo le despertaba dándole golpes en el brazo. El hermano de Elfeo era quien se desplazaba sustituyendo botellines y quien más ímpetu ponía en llevarme la contraria. Todo el calor del mundo me llegó de pronto y guardé silencio durante unos minutos, no podía desperdiciar la fuerza en palabras pues necesitaba toda para levantarme. Lo hice en silencio y poco más allá me tumbé en el suelo. Desde allí escuché el inmediato retroceso de sus sillas y sus preguntas. Al abrir los ojos vi a Pocholo abanicandome con un calendario. Pedí que me lo dejase, pesaba mucho y no tardó en alargarme el marca. También me pesaba la cabeza y me costó incorporarme, les pedí cinco minutos. No sé cómo llegué hasta la puerta. Cuando salí ví la parte trasera del coche del hermano de Elfeo con la puerta abierta. Insistía en que subiera para llevarme a casa, pero lo rechacé al necesitar que todo el aire del mundo me diese en la cara. No sé si le di las gracias. Le pedí a Pocholo, quien me sostenía, que me acompañase hasta aquellos escalones. Me llevó hasta allí con extremo cuidado y se sentó a mi lado. Le pregunté y me dijo que ya estaba todo pagado. Se escuchaba el incesante diálogo de los pájaros sobre los cables de la luz, no tardaría en amanecer. El camarero, que cerró el bar a nuestra salida, se resistía a dejarnos solos mientras Pocholo me preguntaba en un hilo de voz si ya era demasiado tarde para fumarnos un porro. Cuando creí haber recuperado los sentidos decidí irme a casa y Pocholo insistió tanto que me colgué de su brazo, acompañandome hasta mi calle. Allí me trató con toda la dulzura del mundo al decirle que continuaba el camino sola. Me dio dos besos y se quedó observando cómo me alejaba. He vuelto a verle este sábado en mi casa, antes de llevarse a mi hermano Juan a regar su huerto, y ha vuelto a llamarme chiquinina.

Susana dice que para la fiesta de inauguración de su piso me tiene reservado a un malagueño. Su novio me abre el abanico de posibilidades y me habla de cuatro o cinco solteros a elegir. El amigo gay que toda mujer quisiera tener dice que él también quiere una reserva y reímos los cuatro. Él y su enésima pareja, quien le llama por teléfono a todas horas, van a hacer una escapada a la playa y es posible que me una a ellos. Estoy de suerte, no me dejan pagar en toda la noche y no dejo de mear cerveza. El amigo gay que toda mujer quisiera tener menciona a Ángel y su relación conmigo en un ejemplo que no comparto y Susana, que ya está borracha, interrumpe para decirle que Ángel para mí es eterno y que es mejor que se calle. Desconozco la intención de ella al denominarlo eterno, pero ambos esperan mi comentario y con toda la indiferencia del mundo sólo digo que a Ángel hay que echarle de comer aparte. No tengo ninguna intención de hablar de Ángel con un gay que sólo es amigo a veces. Me doy cuenta poco después que el amor del que están hablando no es tal, es huída de la soledad y tergiversaciones varias, por lo que decido sin ninguna duda dedicarme a beber, reír y callar.

29 de mayo de 2015

Huyendo conmigo de mí

Quizá no tenga remedio, tan sólo soy verdad.

Tengo cerveza en la nevera y renovadas intenciones de avanzar en la vida. Sigo sufriendo bastante y me han sacado una muela. También espero cambios y por eso he sembrado claveles además de marihuana en el balcón. De vez en cuando llueve y me entran ganas de llorar, no debo hacerlo ni puedo tender la ropa.

A pesar de que el pasado y el futuro no sirven para nada pienso en ellos constantemente. Se lo he dicho a Fran, al Feo y a su hermano: la realidad que nos venden es una gran mentira. Estoy muy harta, aunque me ría a carcajadas y más que nunca.

Me da pereza volver a empezar con a qué te dedicas y toda esa mierda. Lo comprobé ligando en la última boda, era sevillano y no me acuerdo de su cara. Casi siempre creo que tengo la razón, sobrándome soberbia. Parece evidente que Ángel no me está echando de menos, ni me dice eso ni me dice nada, me duele con solo pensar en ello. Estoy muy confundida, le quiero todavía.

Me he propuesto no verle hasta septiembre. Siendo así, deberá ser él quien se desplace para que tenga lugar el encuentro. La pena es tan profunda que en semejante agujero no entra la rabia. Me he propuesto también abrir mucho los ojos y ahora sólo veo al gordo del estanco.

9 de abril de 2015

La quiero olvidar, pero nunca me suelta

He visto las tetas de la que fue mi suegra. Ha venido a enseñármelas y a clavarme los ojos desde lo más profundo de su verde. No he preguntado por Alberto, soy cobarde. Tampoco me importan sus operaciones de corazón ni su nieta mayor de seis años, pero de ellas sí hemos hablado. He descubierto que mientras ella, M y madre de Alberto, permanecía durante semanas en la UCI yo intercambiaba mensajes con Ángel al preocuparme por la suya. Ambas ingresadas e íntimas amigas. M me ha preguntado si tengo novio y he contestado que estoy solita después de tragar saliva. He sentido unas cuantas cosas, pero no he mencionado ninguna. Prolongué el tiempo que suelo emplear en responder a las preguntas para que no me hiciera muchas, siempre me pareció recibir una batería completa de ellas en nuestros encuentros. He procurado ser amable sin conseguir reunir la suficiente humildad para pedirle perdón, soy demasiado orgullosa. Quizá ella nunca me quiso para su hijo, pero aún hoy me sigue respetando y no lo merezco. Me entraron ganas de abrazarla, también muchas ganas de perderla de vista. La vida transcurre brutalmente rápido.

28 de marzo de 2015

Devuelveme a mi chica

El sufrimiento es una opción. Inútil, pero una opción al fin y al cabo. La opción que casi siempre he escogido sin darme cuenta, a pesar de este sol, a pesar de las otras muchas opciones.

Me he cortado el pelo frente al espejo, los días ahora serán más largos y no quería seguirme viendo así. El corte no cambia nada y lo cambia todo, me hará recordar el párrafo anterior y me impedirá llorar. Ya he llorado bastante.

No sé cuántas veces más volveremos a vernos, he de procurar que sean las menos posibles. Ya nadie me cuenta su hacer ni su decir, parece sacado de otra época en la que ya no estoy. Todo es triste, incluido su recuerdo; debo olvidar.

Me río mucho, no quiero saber nada de las patas de gallo que Maricarmen dice encontrar reflejadas en su propia cara. Quiero oir alguna cancion que no hable de sandeces y que diga que nos sobra el amor y empezar a decírnoslo y dejar de lado la vereda de la puerta de atrás por donde te ví marchar.

Ya no me masturbo, parece algo sacado de otra época en la que ya no estoy. Tengo prisa y aún no apareció, me doy miedo. Sería capaz de hablarle de amor y de maltratarle, tengo un problema.

Hay dos clases de personas, las que se piensan que son la ostia y las que pensamos que no tendríamos que haber nacido. Debo juntarme con los otros y cuanto antes. Cuando me diagnostiquen cáncer será demasiado tarde.

24 de enero de 2015

Por amor tengo el alma herida

No le veo sentido a la vida, pero tendré que encontrárselo.
El amor me es esquivo, no corre más rápido porque no puede.
Yo misma no me quiero tanto ni como debiera.
No existe horizonte una vez perdido el norte.
En la isla en que habito no estamos más que yo y mis pensamientos.
Casi todos mis pensamientos son de color ojera, debería quererme más y mejor.
Depende de mí.
De mí, tan dependiente.

Sigo pensando que me falta él, que no está nunca.
Debo entender que jamás vendrá, no como yo quisiera.
Estoy haciendo los deberes, voy comprendiendo.
De nada sirve la posibilidad sin intención.
Y ya no tengo miedo, nada puede ser más doloroso que esto.
No puedo esperar a Carnaval, me estoy maquillando.