Me tiene loca perdida, no le comprendo.
El viernes, tras el repaso futbolístico recibido en San Mamés, no salí de casa. El sábado no pude resistirme y me presenté allí, a pesar de haberme propuesto no verle hasta septiembre. Poco antes de las 6 de la mañana acudió a saludarme, interrumpiendo mi conversación con Pocholo. No se separó de mí hasta más allá de las ocho. Supongo que no se me acercó antes porque no le dio la gana, me tiene loca perdida y no le comprendo.
Me dio de fumar, me dio de beber y me dio cuatro besos: dos al llegar y otros dos antes de irme. Como no sé de dónde apareció, tan sonriente, no sé si vio desde la lejanía los abrazos al hombro que me da Pocholo con frecuencia. Él, mientras me daba de beber me dio también un par de abrazos de éstos, parecidos a los que recibí horas antes de Pocholo, pero los suyos bastante más inesperados. Le dije que me tiene contenta y me dio muchas explicaciones, no le comprendo.
Le vi los ojos cansados y más verdes que nunca. Él me vio el culo mientras me bajaba los pantalones para mear en aquel camino a las afueras hasta el que me llevó al alba. Le vi muchas ganas de pagarlo todo y procuré que también invitase a Bea que pedía perdón por interrumpirnos. Le vi más cercano, me tiene loca perdida.
Me contó que su hermana le dice que es raro y que ella es quien mejor le conoce. Dijo que la Sandra le preguntó por nosotros meses atrás y que él contestó
-ahí estamos
También me hizo rabiar y reír, como siempre, le encanta hacerlo. Me repitió que pienso mucho las cosas y le intenté hacer ver que me es necesario. Me dio opción a besarle más de tres veces, de tan cerquita que le tenía, pero no lo hice por no entender nada. Me sentí protegida y estupenda a su lado durante las conversaciones que mantuvo con unos y otras, me tiene loca perdida.
Me propuso acompañarme hasta el coche para mi inevitable partida con César y Bea y acepté. Llevábamos media hora sonriendo como dos idiotas amaneciendo con musica de fondo y era lo mejor. No sólo me acompañó sino que llegamos hasta ellos y ante mi sorpresa, permaneció hablando muy animado con los tres durante largo rato hasta despedirnos. No le comprendo.
3 comentarios:
Tienes tan mala memoria, tan mala, mala, tu memoria.
Empedrado está el infierno de buenas intenciones.
¿De qué me olvido, que no me acuerdo?
Eso a usted no le importa.
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