13 de octubre de 2015

Vente a la sombra, vente amor

Me ha escrito Ángel otra vez, soy feliz cuando le leo. Esta noche no duermo.

Hemos quedado en vernos en el puente de todos los santos, me ha pedido que se lo recuerde. Pedía verme este fin de semana, pero esto no puede ser. También me ha pedido una foto desnuda, creo que se ha desatado.

Según cuenta estamos hablando metiditos en la cama, ambos desnudos porque él no usa pijama ni nada de eso. Esto no hay quien se lo crea, pero eso dice.

Me ha escrito para decirme que quite mi foto pública de Coco y coloque una en la que yo aparezca y si es de cuerpo entero, mejor. Esto último le resulta de gran importancia hasta que le digo que mejor le envío una vestida de cuerpo y otra desnuda para que juegue a las siete diferencias. Se lo toma en serio e incluso alcanza a decir que no le conozco si pienso que me está tomando por tonta. Y lo dice con una relatividad que asusta. Ha dicho muchas cosas y me ha pedido perdón dos veces.

Me ha escrito casi por arte de magia lamiendo mis heridas y subiéndome la autoestima. Ha retirado las sábanas para incorporarse y después me ha enviado su foto de pelo en pecho y barba porque es muy bago. Con él la sorpresa está garantizada. Yo le he enviado el mismito selfi que recibió Abdul el año pasado, en el que colgando los ojos muestro la escotadura esternal porque insistía en verme y yo no tenía pelos para posar hoy.

Le he dicho que no me da la gana de enviarle una foto desnuda, que se lo pida a una rubia y a ser posible que se tape los pezones con el pelo. También le he dicho que si quiere fotos íntimas que venga él a hacermelas. Él responde que, si quedamos, no se va a entretener con la cámara porque es mejor tenerme en directo. Le digo verdades como puños y él no sabe lo que dice. No pretende ofenderme,  pero quiere la foto por lo que yo diga o lo que yo quiera: a toda costa. Me insiste tanto que le trato mal y por ello me pregunta si acaso ha dicho algo malo porque me encuentra a la defensiva.

Dice que es simple, pero es medio tonto. Dice que entiende, pero no entiende nada. Él mismo se hace un lío y termino consiguiendo mi objetivo -ponerle fecha al asunto- jugando con este afán suyo de verme desnuda. A las dos y media de la madrugada considera que ya está bien y dice que seguiremos la conversación mañana.

Lo dicho: cualquier día me meto en el asombro y no me vuelven a ver.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No me duele
¿No quieres sentir como se siente?
¿Quieres saber porque
no me duele?
¿Quieres oír sobre el trato
que estoy haciendo?

Anónimo dijo...

¿Te acuerdas huera?
Maldita huera
hija de la chingada.
Bella como la muerte,
llena de gusanos,
bella como una fruta,
bella como el coral.

Anónimo dijo...

Niños tontos, gatos muertos