Estoy tan feliz que me da miedo.
Yo comencé la conversación del lunes y él comenzó la del martes. En estas conversaciones dice que quiere ir poco a poco y que soy la única persona a la que escribe. Yo estoy dispuesta a creer todo lo que me diga porque en cualquier caso me hace llegar, sin haberlo pedido, una foto suya en ropa interior y otra completamente desnudo. También dice que nunca ha enviado fotos así a nadie y que ha dado el paso conmigo, prefiero pensar y pienso que no miente.
Desconozco los motivos de este tremendo cambio en su comportamiento, pero ya le he dicho que disfruto por verle así y que no hay cosa que más quiera que entenderme con él. Si alguien me hubiera dicho el mes pasado que, en cuestión de un mes, iba ya a acumular nueve extensas e interesantes conversaciones con él no lo hubiera creído. Parece dispuesto a traer su desnudo a mi casa cuando termine el trabajo que ahora está haciendo, todo en él son buenos propósitos. Sigo sin hablarle del querer por si optase por huir y no escribirme nunca más.
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