3 de octubre de 2015

Sonriendo has dicho mi nombre

Se dirigió a mí nuevamente por su cuenta este jueves a las doce de la noche. Yo también lo había hecho este martes. Jueves o martes, cualquier cosa y no eso que esperamos, ayer, todavía y siempre. Los días que le estorbaban al poeta nosotros nos los tiramos a la cara, empujando al miércoles y tiñendo de color el viernes. Una semana redonda, como la que él esperaba obtener en la quiniela la semana pasada.

Le contesté pasados diez minutos y tras lavarme los dientes. Aún no ha contestado, aunque le hice una pregunta. Habiendo transcurrido nueve horas desde su última conexión llegué a pensar en la muerte de su abuela, llegué a verme a mí misma asomandome al abismo de la indiferencia y todo el horizonte oscuro tenebroso que daba miedo imaginarlo. Cuando cumplidas doce horas comprobé que no me respondía, aun siguiendo vivo, le imaginé harto de botellines y le perdoné una y mil veces porque hay que perdonar al prójimo y hay que ser buenos.

Se dirigió a mí por su cuenta para ponerme al corriente: no tiene oficio ni beneficio. Pero ahora se resiste a continuar conversando. Esto no hay quien lo comprenda, debe ser tan simple que no lo entiendo. Los borrachos verán a dios dos veces y yo no soy capaz de ver esto.

3 comentarios:

Bubo dijo...

en la arena he dejado mi barca.

¿Que quiere que le diga? Me quedo con las ganas de saber la pregunta. Eso si... el que calla otorga.

Chafan dijo...

junto a ti buscaré otro mar

Le voy a joder la ilusión, la pregunta era tan inerte como que si ya estaba en el pueblo o cogería caravana al día siguiente osea ayer. Y hoy es hoy y aquí y hasta ahora ni leo ni comprendo.

Anónimo dijo...

Yo te leo porque me veo retratado como un paseante en cortes. Luego, como se contará en este verídico blog memorialista, seremos otras cosas:porveniristas, futuristas y hasta surrealistas.