Tanta comunicación por su parte me tiene perpleja y babeante.
Bea me pidió el teléfono del Rufo y para conseguirlo tuve que escribirle el martes. No tardó en darmelo ni en girar la conversación, dejándome situada entre la risa y el asombro dadas sus diversas preguntas y su animada participación tras mis respuestas.
Esta mañana de jueves ha sido él quien me ha escrito por su cuenta, iluminándome el resto del día con mensajes que se han ido prolongando incluyendo la tarde y la noche. En ellos me cuenta que vendrá a verme en fecha próxima y aún incierta, reiterando que antes no pudo venir, tras yo insistirle en que no quiso. Dice que vendrá y dice y dice y hasta me envía fotos de lo que está cenando con su hermana y los amigos.
Ya en los comienzos de hoy viernes me ha escrito al regresar al portal de su casa y me ha lanzado la última pregunta. Después me ha escrito de nuevo despidiéndose y antes de meterse en la cama. Quizá esta noche sueñe volando en el espacio o acariciando su cuerpo.
Quizá por fin estemos cerca de entendernos, no hay cosa que más quiera en esta vida.
1 comentario:
Suerte!
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