10 de septiembre de 2014

En el amor todo es empezar

Algunas cosas están cambiando, llegué a pensar que no lo harían nunca.

Continúo con bastante dolor acumulado dentro del cuerpo pero sin rastro de rencor, estoy creciendo mucho y deprisa. También cabe decir que a la misma velocidad con la que suelto caprichos agarro necesidades, pero esto ahora no importa. Lo importante es la declaración de amor que recibí la otra noche pasadas las cuatro de la madrugada.

No escuché su llamada la primera vez ni tampoco la segunda. Me estaba duchando mientras sonaba la tercera y no quise descolgar la cuarta desnuda. Decidí masturbarme y acostarme tarde y cuando quise volver a la realidad ya me había dormido. Pasadas las cuatro volvió a sonar el teléfono y lo cogí no sin antes imaginarme que le habría sucedido cualquier catástrofe y necesitaba mi ayuda. 

Comenzó diciendo que había tenido un sueño muy raro donde él y yo compartíamos el disfrute de la tarde en una cala de la costa de Barcelona cuyo nombre he olvidado. Llevábamos la ropa puesta y él me cogía una mano entre las suyas y hacía calor. Como yo no encontraba la extrañeza del sueño por ningún sitio añadió muy serio que está enamorado de mí y tenía la necesidad de hablarme antes de dormir. Dijo que aparezco en sus pensamientos constantemente y todos los días desde hace años y yo, a falta de porros, a duras penas conseguí liarme un cigarrillo. 

Me preguntó si estoy necesitada de amor ya que él está dispuesto a darme todo el amor que hasta ahora se me haya negado. Me hizo reir, ¡cuántos años han transcurrido sin escuchar promesas semejantes!.Dijo que mira con mucha frecuencia aquella fotografía en la que salimos los dos juntos y que entonces se imagina que está conmigo y eso le hace sentir mejor. Y yo que me alegro. Al parecer en mis ojos y en mi boca es donde se concretan sus anhelos. Parece estar seguro de querer pasar el resto de su vida conmigo, insistiendo que lleva algo más de dos años durante los cuales no ha sido capaz de sacarse esa idea de la cabeza.

Sus palabras no cayeron al vacío. Le fui desnudando mentalmente mientras me decía cositas, todo un logro. Le imaginé también follándome con mucho amor y lo hacía bien. A la mañana siguiente regresé de las vacaciones al trabajo con una sonrisa que arrastré cuanto pude recorriendo el pasillo. Ahora, con el transcurrir de los días, sigo teniendo ganas de verle y espero que no se me quiten. Ya le he advertido que no necesito mensajes diarios, mensajes con los que llegó a agobiarme tiempo atrás, ni tampoco preciso una llamada matinal diaria como está dispuesto a hacer. Quiero que venga a verme y que lo haga cuanto antes, se lo he dicho y así lo ha prometido. Ahora está en Bélgica, bajará a la vendimia francesa el mes próximo y después le meteré en mi casa si todo sigue como hasta hoy.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por suerte la capacidad de olvido del ser humano es prácticamente ilimitada y gracias a eso se vive.
El sol que nos alumbra hoy procede de la luz extinguida de miles de millones de imaginaciones muertas.