10 de mayo de 2010

Cáceres II, Alcalá-Meco, Puerto de Santa María

Vivo completamente fuera de la ley.

Mi ley de murphy, bien gracias, como siempre, pero hoy puedo decir más alto que nunca y más fuerte que no existe ninguna otra ley, salvo la del amor, a la cual yo respete o chupe o trague. Algunas otras, casi todas las leyes, o lelles porque algunas son para llorar, se me atragantan. El derecho laboral, sin ir más lejos, es un chiste malo y lo tenemos encima, un jodenario. A la mal llamada ley seca se la cepilló JFK antes que a la marilyn, yo no la practico. Tampoco trabajo, mientras el estatuto de los trabajadores es y seguirá siendo una condena. La ley de extranjería, para la reina sofía. La del tira y afloja me descompone la sangre, y en cuanto a la del menor quien debiera estar interno lo que hace es pasársela por el forro de los cojones.


Toda la información que se va a brindar en este texto está destinada al conocimiento general y a la información. En ningún caso sustituye el asesoramiento de la DGT. No pueden ni deben usarse estos datos para diagnosticar y/o autodiagnosticarse y/o realizar el análisis de enfermendades. No olvide consultar con su DNI ante cualquier duda que pudiera tener con relación a su estado de puntos.
Vivo completamente fuera de la ley porque me sale de los cojones y punto.

Supongo que esto ha venido sucediendo siempre, desde un principio, pues no recuerdo en mi vida una época distinta o totalmente legal. Se mire como se mire, allí donde haya una ley, allí estaré yo para saltármela. Los hechos lo confirman y, hasta el momento, no ha nacido quien me Detenga ni me Detecte consumición prohibida o hecho delictivo ninguno aunque vaya puesta hasta los ojos.

Podría repasar ahora algunos de mis precedentes históricos más reseñables que confirmarían esta escogida y perpetua ilegalidad, pero no creo que los olvide y tampoco hay necesidad aunque estaría de puta madre tocarme ahora el ombligo y descubrirme veinticinco gramos de hachís. Podría también citar distintos ejemplos, a grandes rasgos, de lo acumulado en resistencia a la ley a lo largo de los años, pero me da pereza. De todos modos, no es necesario el remontarme años atrás, ni tan siquiera meses, pues cometo infracciones e irregularidades con bastante frecuencia o semanalmente que diría aquél.


El último episodio, anoche.

Mi yo más anárquico no tuvo suficiente hace no más de quince días. Tengo un yo anárquico muy ambicioso y una técnica aún por explorar. Esa tarde improvisé y mantuve velocidad constante a control de pie en mi turismo, 90 km hora, conduciendo detrás de un camión a lo ancho y largo de la autovía de extremadura atravesando tierras manchegas mientras me dedicaba a la díficil, y no menos agradecida, tarea de hacerme un porro para después proceder a fumármelo sin llegar a tocar el freno.

El saltarme la ley me da la libertad que también podría conseguir con valentía. La diferencia es que la valentía hay que trabajársela y harta estoy de decir que yo no trabajo lo más mínimo. Una vez conseguida esa libertad, es la misma para todos y no sabe a mucho. El porro al volante, cuando ya he bailado no sé ni cuántos, o el récord primaveral de ocho minipetas en una sola noche no podían ser más que la antesala de lo siguiente.

Anoche, 3:02 de la madrugada.

Me he fumado creo que el cuarto. Distingo a lo lejos las lucecitas protegidamente engañosas azul y granas del coche de los malos. No hacen ruido, hacía un rato que escuchaba a una lechuza pero ya ni eso. Miro el reloj del salpicadero. Miro a mi alrededor desde el interior de mi turismo en penumbra y busco a Venus en lo más alto. Me encuentro con ella y conmigo misma. Estoy en el interior de un parque rural, tengo un merendero para ocho a mi izquierda y un contenedor, tengo más de doscientos metros de caminito de tierra por delante, entre otros tantos merenderos, si pretendo salir del parque dando la espalda al coche de los malos. Lanzo una transversal imaginaria, no hay espacio, van a verme. Veo cómo siguen caminito arriba por el sendero que, a su regreso, puede llegar a ser mi propia ubicación. Tengo muy pocos segundos para decidir el qué hacer. Ellos son los malos, y yo soy una y buena fumada. Algo me relampaguea la rodilla izquierda. Enciendo el cuadro de mandos de mi vehículo y mientras me concentro en sus lucecitas que ya no veo desde mi ubicación, enciendo el motor y me pongo en marcha con el cinturón puesto. No he recorrido ni cien metros y me doy cuenta que la hierba que guardo en la cajita del smint de fresa no hace ni hará ruido ninguno pero puede oler perfectamente. Extiendo mi mano derecha hasta el bolso que reposa en el asiento de mi no acompañante. Abro la cremallera y agarro el monedero, el móvil, el abanico regalo de la boda a la que no asisto de la ya mujer del Dañino, la cámara de fotos, las gafas que no me pongo, pero ni rastro de la cajita de no chicles. Cuando quiero percatarme tengo a los malos cortándome el sendero de salida y relampagueándome con luces cortas y largas. Son malos. Me he fumado creo que el cuarto, tengo que sonreir como si se me fuese la vida. Se acercan a mi con sus linternas y sus trajes verde malo, se me sale el corazón del pecho pero a quién le importa. Mi ventanilla está suficientemente bajada y en ráfagas de segundo me convierto en una auténtica obra de arte, trato de la creatividad y todo empieza sin telón ni hostias.


-Hola buenas (sonrisa), me he dado cuenta de lo tarde que es gracias a vosotros (ambos) (sonrisa), ya ves, (sonrisa mirando el reloj) las 3 de la mañana, qué barbaridad (saco pecho estirando el cinturón de seguridad y mi jersey de cuello en pico)
-¿qué hace usted por aquí a estas horas?
-pues nada (sonrisa) estaba escribiendo, subí hace un par de horas y no me di cuenta de cómo pasa el tiempo (sonrisa, guardo varios cuadernos dentro del bolso)
-¿es usted de aquí?
-sí, claro, (sonrisa), de toda la vida, yo soy autóctona. He estado en el bar de Mario (sonrisa de mentira) hasta que cerraron (sonrisa, ví la verja echada hace un par de horas) y me subí a hablar por el móvil (sonrisa púa de Fran) y anduve aquí un rato escribiendo
-¿me permite comprobar su documentación?
-(sonrisa) uy, sí, sí, yo te lo enseño todo (sonrisa intercambiable)
-¿podríamos =)&$!(/= su maletero?
-(sonrisa) sí, sisi, lo que queráis (sonrisa)


Dos posteriores minutos de reloj interminables.
Se acerca de nuevo el más valiente de ellos a mi ventanilla enfocando esta vez con su linterna todo el interior del coche parándose en el punto exacto entre mis dos piernas, antaño con botella de sidra a medio beber, entre las que llevo un mechero para él invisible.


-le decía si podría usted bajarse y abrirnos su maletero (sonrisa)
-aahhhhh, (sonrisa) sí, sí, perdona, no entendí bien, pensé que queríais hacerlo vosotros (sonrisa) ¿me tengo que poner el chaleco antes de salir? ahjajajjajaj, perdón es un chiste malo (sonrisa intercambiable)


Me bajo y, antes que nada, me freno en seco frente a ellos (sonrisa) mientras me ajusto los ceñidos pantalones. Sigo el rastro de sus linternas y procedo a abrirles el maletero. Dos triángulos reglamentarios, juego de luces y bombona de no te secarás jamás de agua. Ni rastro de abuelo desnudo amarrado. Como no veo que pongan mucho ímpetu en la inspección del interior del maletero les pido que hagan el favor (sonrisa) y procedo a colocar lo transportado con la ayuda de ambas linternas. Prefiero que me miren el culo a que me registren el bolso.


-pues nada, ya está
-nada, pues eso era todo. Puede usted marcharse, gracias y buenas noches
-nada, ya te digo que gracias a vosotros (sonrisa) ¿vais para el pueblo?
-sí, sísí, entraremos ahora. En tu carnet pone que eres de aquí, ¿no? nos iremos viendo (sonrisa)
-vale, sí, nos vemos entonces (sonrisa) yo os sigo porque me voy a dormir. Que se de bien


Anoche terminé durmiendo a pierna suelta porque aprendí algo.

Yo ya sabía que termina la libertad de uno justo donde empieza la de otro, también sé que la marihuana es ilegal porque el provecho no está en la farmacia sino en la terraza de mi casa. También aprendí hace tiempo que llevamos las camisetas de algodón y no de cáñamo irrompible del che guevara y/o los back street boys y el caprabo porque así se le antojó a JFK o sucesivos. Hace ya muchísimos años que juana y sergio dejaron de ser los enamorados y que ya no hago ondas vitales al mapa mundi de plástico, pero mi técnica a día de anoche sigue siendo la hostia.

Es asombroso el manejo que sigo teniendo ante la extrema dificultad.

6 comentarios:

Teseo dijo...

Será porque eres extremeña...

C. Chase dijo...

Si llegas a ser tío no tienes escapatoria a no ser que a los malos les interesaran los hombres.

Bien jugado.


Eso de ponerte alerta en las situaciones límite y manejarte bien tiene un nombre la hostia de raro, lo vi en Psicología. Ya no me acuerdo.

C. Chase dijo...

Ay ay ay ay ay ay ay
¿dónde están...

Chafan dijo...

Venía del campo de coger higos, sí.

Qué lástima. Si dieras o dieses con la denominación me gustaría saberla.

Teseo dijo...

Yo creo que es "estrés".
Busca, compara y si encuentra una mejor...

Emma dijo...

Imaginate lo que conseguirias si te trabajaras la valentia!