El martes quedé con César y estuvimos cenando ahi en Cuatro Caminos.
Pareciera que se acaba el mundo y a nosotros nos pilla allí, cenando. Todo lo que hablamos es trágico, el aumento de las horas en jornada laboral con el hijo de puta del Berlusconi como cabecilla, el % de retención de irpf sangrante, el horizonte sin pareja y sin expectativas de tenerla, los libros sin abrir y mi cabeza sin parar.
Recordé a Ibrahim conmigo allí en lo alto del cacharrito en la feria de aluche y me daba la risa. Y a pesar de estar en junio entraba frío por la puerta y nos cambiamos de mesa.
La otra noche estuve también al teléfono con Fran, una hora y trece minutos, un sin parar de información y eso que nos veremos mañana.
Anoche me acompañó Mario a por hachís, me estuvo contando cosas absurdas respecto al fin de semana pasado en el que falté. A veces, a ratos, odio a todo el mundo y no entiendo nada.
Cuando llegó el momento de hablar de mi me daba la risa, todo bien, pluralicé pero en ningún momento mencioné a Ibrahim y mucho menos que es negro. Y es que estoy algo tocada pues le envié ayer un sms como respuesta al suyo diario y ahi le dije que no nos veremos hoy, que necesito tiempo, que tengo que pensar. Enterado o no, no he vuelto a tener noticia hasta hoy y me escribe diciendo que tiene el día libre, que cómo lo veo. Y pienso que para qué hablar a más gente entonces de alguien que quizá desaparezca un día de estos para siempre. Me estoy pensando la respuesta.
Qué rápido todo, joder. El domingo y que me quería, parece que fue ayer.
Pareciera que se acaba el mundo y a nosotros nos pilla allí, cenando. Todo lo que hablamos es trágico, el aumento de las horas en jornada laboral con el hijo de puta del Berlusconi como cabecilla, el % de retención de irpf sangrante, el horizonte sin pareja y sin expectativas de tenerla, los libros sin abrir y mi cabeza sin parar.
Recordé a Ibrahim conmigo allí en lo alto del cacharrito en la feria de aluche y me daba la risa. Y a pesar de estar en junio entraba frío por la puerta y nos cambiamos de mesa.
La otra noche estuve también al teléfono con Fran, una hora y trece minutos, un sin parar de información y eso que nos veremos mañana.
Anoche me acompañó Mario a por hachís, me estuvo contando cosas absurdas respecto al fin de semana pasado en el que falté. A veces, a ratos, odio a todo el mundo y no entiendo nada.
Cuando llegó el momento de hablar de mi me daba la risa, todo bien, pluralicé pero en ningún momento mencioné a Ibrahim y mucho menos que es negro. Y es que estoy algo tocada pues le envié ayer un sms como respuesta al suyo diario y ahi le dije que no nos veremos hoy, que necesito tiempo, que tengo que pensar. Enterado o no, no he vuelto a tener noticia hasta hoy y me escribe diciendo que tiene el día libre, que cómo lo veo. Y pienso que para qué hablar a más gente entonces de alguien que quizá desaparezca un día de estos para siempre. Me estoy pensando la respuesta.
Qué rápido todo, joder. El domingo y que me quería, parece que fue ayer.
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