De nuevo un fin de semana raro de cojones.
El viernes antes de salir de madrid me confundo de salida hacia el parking dentro aún del centro comercial, mi hermana me habla mal, alzándome la voz, la discuto y se mosquea. Dos horas de camino en coche sin abrir la boca. Tenía pensado explicarle que he decidido marcharme a vivir sola pero como la cosa estaba así he decidido dejarlo para más adelante.
Mario también parece mosqueado. Nos encuentra cerca de la una de la mañana a Fran y a mi, dentro de mi coche, en las afueras, yo fumando y Fran llenándome de información. Cualquier noche me revienta la cabeza. Mario se marcha al rato, lo que tarda en fumarse un cigarro, ni siquiera opta por meterse en el coche con nosotros, le repetimos que fuera hace frío pero él se termina su cigarro, cambia un par de impresiones conmigo por la ventanilla y dice que se marcha a dormir.
El sábado me marcho con Fran a Córdoba, cuatro horas de camino y nuevamente sesión informativa dentro de mi coche. La ciudad nos gustó mucho a ambos, preciosa, amplia, más de cuarenta grados a la sombra pero todo muy apacible, infinitas callejuelas y patios en los que perderse imaginando y un ritmo ideal de ciudad. Se disputa junto con Cáceres ser la ciudad europea de la cultura en 2016. Allí entre calles me hace saber que Córdoba tiene fama de tener las mujeres más bonitas del país pero es decírmelo y empezar a cruzarnos con feas de aburrir que rompen directamente esa estadística. Entonces, antes y después, hablamos del amor. Intenta razonarme el por qué quiere a la última retrasada con la que ha salido pero por más explicaciones que me de es algo que yo no comprendo. Yo, por mi parte, le hago saber que no puedo enamorarme de nadie (negro incluido) estando ya enamorada, me hace confirmarle que sigo enamorada del mismo, de Angel. Allí a los pies de Maimónides me amenaza diciendo que él quiere volver a enamorarse, que a ver si se va a enamorar de mi y luego toca sufrir. Lo que está claro es que no voy a hacerle feliz si me viene un día con esas. Y como ligar yo sigo ligando, estemos donde estemos, Fran me hace saber que quizá me toman por una cordobesa de las que sí que dieron pie a adquirir esa fama.
Regresamos a las doce de la noche. Después de cenar algo y cambiarme llamo a Fran y este me indica que él ya está en el botellón, que me acerque. A mi no me apetece una mierda socializar con nadie, le digo que sí pero me sigo fumando y después me marcho a casa, estoy mejor dormida que escuchando estupideces a sabiendas que nadie se habría molestado en comprarme martini.
Todos los días he seguido recibiendo el sms diario de Ibrahim. Estando aún en Córdoba descansando en un banco a la sombra me llega un mensaje, me dice que necesita verme aunque sea una hora, y lo pide por favor. Se lo cuento a Fran pero al igual que el día anterior cuando le hablé de esta historia me atropello en mis explicaciones, son tantas cosas en mi cabeza que no abarco pero sentirme me siento radiante. Quedé en verme con él si no regresaba muy tarde a Madrid. Llegar llego alrededor de las nueve de la tarde que aún no había anochecido pero opté por no ir por lo que sobre las doce le envío un mensaje contestando a otro suyo y le digo que acabo de llegar. Y es que pasan los días pero pensar no pienso una mierda.
El viernes antes de salir de madrid me confundo de salida hacia el parking dentro aún del centro comercial, mi hermana me habla mal, alzándome la voz, la discuto y se mosquea. Dos horas de camino en coche sin abrir la boca. Tenía pensado explicarle que he decidido marcharme a vivir sola pero como la cosa estaba así he decidido dejarlo para más adelante.
Mario también parece mosqueado. Nos encuentra cerca de la una de la mañana a Fran y a mi, dentro de mi coche, en las afueras, yo fumando y Fran llenándome de información. Cualquier noche me revienta la cabeza. Mario se marcha al rato, lo que tarda en fumarse un cigarro, ni siquiera opta por meterse en el coche con nosotros, le repetimos que fuera hace frío pero él se termina su cigarro, cambia un par de impresiones conmigo por la ventanilla y dice que se marcha a dormir.
El sábado me marcho con Fran a Córdoba, cuatro horas de camino y nuevamente sesión informativa dentro de mi coche. La ciudad nos gustó mucho a ambos, preciosa, amplia, más de cuarenta grados a la sombra pero todo muy apacible, infinitas callejuelas y patios en los que perderse imaginando y un ritmo ideal de ciudad. Se disputa junto con Cáceres ser la ciudad europea de la cultura en 2016. Allí entre calles me hace saber que Córdoba tiene fama de tener las mujeres más bonitas del país pero es decírmelo y empezar a cruzarnos con feas de aburrir que rompen directamente esa estadística. Entonces, antes y después, hablamos del amor. Intenta razonarme el por qué quiere a la última retrasada con la que ha salido pero por más explicaciones que me de es algo que yo no comprendo. Yo, por mi parte, le hago saber que no puedo enamorarme de nadie (negro incluido) estando ya enamorada, me hace confirmarle que sigo enamorada del mismo, de Angel. Allí a los pies de Maimónides me amenaza diciendo que él quiere volver a enamorarse, que a ver si se va a enamorar de mi y luego toca sufrir. Lo que está claro es que no voy a hacerle feliz si me viene un día con esas. Y como ligar yo sigo ligando, estemos donde estemos, Fran me hace saber que quizá me toman por una cordobesa de las que sí que dieron pie a adquirir esa fama.
Regresamos a las doce de la noche. Después de cenar algo y cambiarme llamo a Fran y este me indica que él ya está en el botellón, que me acerque. A mi no me apetece una mierda socializar con nadie, le digo que sí pero me sigo fumando y después me marcho a casa, estoy mejor dormida que escuchando estupideces a sabiendas que nadie se habría molestado en comprarme martini.
Todos los días he seguido recibiendo el sms diario de Ibrahim. Estando aún en Córdoba descansando en un banco a la sombra me llega un mensaje, me dice que necesita verme aunque sea una hora, y lo pide por favor. Se lo cuento a Fran pero al igual que el día anterior cuando le hablé de esta historia me atropello en mis explicaciones, son tantas cosas en mi cabeza que no abarco pero sentirme me siento radiante. Quedé en verme con él si no regresaba muy tarde a Madrid. Llegar llego alrededor de las nueve de la tarde que aún no había anochecido pero opté por no ir por lo que sobre las doce le envío un mensaje contestando a otro suyo y le digo que acabo de llegar. Y es que pasan los días pero pensar no pienso una mierda.
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