La forma más rápida de cambiar consiste en reirse de la propia estupidez, pues sólo así puede uno desprenderse de ella y seguir su camino.
No sé por qué lloro con el calor que hace, un día de estos me deshidrato.
Antes, antiguamente, quería con todas mis fuerzas llorar y no lo conseguía, ahora no hago otra tarea. Repiquetea insistentemente en mi cabeza la idea de crearme necesidades nuevas para así dejar de lamentarme por aquello que me falta. A veces llegan a mí ideas cojonudas pero otras veces me esmero en no servir ni para pensar siquiera, desde que supe acerca de los pensamientos elevados me encuentro en vilo.
Vilo debe quedar poco más allá de la puerta de Su casa.
Una puede cambiarse el corte de pelo o cambiar el diseño de este sitio cuarenta veces o pasar tres veces seguidas por la misma gasolinera y no darse cuenta que algo está ocurriendo mientras tanto o un poco más allá. Puedes saltar por los aires y/o ver esa luz.
La luz es muy importante, hay que verla como sea.
César me contó, hace dos semanas y media, que cierta noche antes que él abandonase madrí, se encontraba sorteando bares en La Latina junto a compañeros de trabajo. En escena apareció una compañera suya que iba a su vez acompañada de otras gentes en cuyo grupo se encontraba un ejemplar que, al presentarles, le suelta en la cara que él, osease, César, se encontró presente en el concierto de Medina Azahara muy bien acompañado por una chica morena, española seguro. Le cuenta que nos vio a unos metros y que reparó en nosotros. Que yo vestía ya no me acuerdo del color y que bebíamos vino van y vino vienen. Puede que este ejemplar en particular, porque haberlos haylos, sea más gay que espinete porque da la casualidad que César está de muy buen ver aunque esto no deja de ser una señal, como un ceda al paso.
Hay que fijarse mucho y bien en las señales, la vista al detalle.
Yo seguramente en aquel mientras tanto me encontraba liducidando, si es que acaso esto existe, acerca de los tontos, los tintes y los tintos de verano pues en eso me mantuve hasta las tantas, valga la redundancia, lo que tengo claro es que en cuanto pueda me presento en La Latina con el César y lo más españolita posible.
Lo dicho, la luz es muy importante y hay que verla lo mejor posible aunque yo de lucidez, lo que se dice lucidez, voy muy justa pero prometo parar en la próxima gasolinera. En la próxima.
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