24 de noviembre de 2015

Si oye mi voz, se queda fuera

Por días se aleja.

No entiendo bien dónde quiere ir a colocarse. Yo, como Gloria Fuertes, sigo aquí, donde me puso.

Algo está pasando y no sé lo que es. No se ve bien desde mi posición, con abanico de posibilidades en mano. Posibilidad de aprobar una oposición en junio y posibilidades múltiples de hacer el amor con él. Desde aquí sólo veo números triples que se repiten por doquier constantemente y me dedico, abanico en mano, a buscarles un sentido que no tienen porque no me estoy enterando de lo que pasa.

Se resiste a pisar esta casa, no quiere entrar en esta locura. Me dice que viene, que va a venir, pero no viene nunca. Me acuerdo de la Loba herida y no me masturbo. Estoy expectante, aunque no me cuenta nada del otro jueves.

Me enfrío a semanas, sobre todo dentro de aquellas salas. Él, todo simpatía y dicharacherismo me enviaba fotos a primeros de octubre de su menú con los amigotes. Hace veinte días, acompañado de uno sólo de estos amigotes, me envío un saludo de éste y un luego te sigo escribiendo. Desde hace días me dice que se duerme o ni contesta porque está dormido. Hoy tenía mucho sueño al cabo de un cuarto de hora. En fin.

Tengo los pies helados. Quiero acercarme a los suyos por debajo de las sábanas y que él sea lo primero que vea por la mañana, con sus ojos haciéndose verde y abiertos, porque dice que los abre a las 7 por arte de magia, ni antes ni después. Lo he sabido hace unos días, aunque de nada me sirve.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay alguna persona, hombre o mujer, lo que sea, de conducta paranormal, epiléptico o subnormal, para que te entienda?

Anónimo dijo...

Desde que eras muy pequeña te gustó escuchar como crujía tu motor,
llévame contigo, llévame de aquí, que me estrelle si soy feliz.

Anónimo dijo...

Pasa un avión
-cabrón-
a reacción.