12 de mayo de 2009

Rebelde III

-A veces tenemos miedo a enfrentar un problema que parece difícil, ¿o será que lo difícil del problema es que tenemos miedo?-









El domingo estuve comiendo raciones con César en un local por su barrio y me estuvo contando, entre otras cosas, cómo le fue en el cumpleaños del viernes al que finalmente no quise asistir. Mientras me explicaba me daba claustrofia o algo similar de imaginarme allí -sin ánimo de socializar- encerrada en el mismo sitio rodeada de extraños hasta las siete de la mañana. Si me paro a pensarlo, me costó setenta euros contrareembolso el cursillo que me enseñó que ese tipo de ansiedad concreto es agorafobia, invertí para conseguir unos puntitos de nada y metérselos por el culo a esperanza aguirre.

Tras la comida, tal y como habíamos quedado, nos fuimos en su coche hacia el punto de encuentro para tomarnos unas copas junto a Ana y su novio. A los dos nos apetecía y esto llevaba un tiempo planificado aunque hasta ahora no habíamos coincidido. Si lo pienso, resulta que César y yo hacemos todo juntos, juntos vamos y juntos venimos, todo lo hacemos juntos o lo hemos hecho, todo, menos sudar por placer. Y él, al menos, va al gimnasio de vez en cuando. Me ha visto las tetas blancas y también morenas, me ha visto el culo, morirme de risa y morirme de miedo, me ha visto llorar, alucinar, y me ha escuchado hablar dormida. Sólo me falta metérmelo en la bañera.

Aunque yo no llevara esa intención lo cierto es que ellos me hicieron hablar mucho acerca de mi nueva vida aun habiendo muchos detalles de la misma que desconozco. La posibilidad de Barcelona no la mencioné siquiera y principalmente porque el novio de Ana habla rápido y de forma contínua y siempre me da la sensación que no escucha. Más tarde sí hablé de esto con César, estando ya los dos solos, mientras el barça iba ganando tres a uno y era momentáneamente campeón de liga. Siempre que hablo con él de algún tema interesante César acaba aportándome detalles en los que yo no había reparado. Entiendo que esto es lo máximo que se le puede pedir a una persona y quizá por ello el entenderme con él me ha resultado siempre muy fácil.

Lo díficil, lo que no es fácil, es manejar mi miedo que nada tiene que ver con mi porvenir laboral ni con este no follar eterno. Mi miedo me sobrevuela desde hace un tiempo en prácticamente todas mis cosas, quizá porque soy más consciente que nunca de que lo tengo. No sé exactamente qué quiere decirme pero algo es y a veces pienso que me deja en evidencia. De hecho, cuando Ana puso la enésima cara de vergüenza ajena ante comentarios de su novio, a mi miedo no se le ocurrió otra cosa que cambiar el servilletero de sitio y tragar saliva. Guardé silencio y disimulé como pude porque es lo que me convenía hacer en ese momento y también porque ya son muchos los días que llevo sabiendo que, en ocasiones, es mejor callarse y más aún cuando ves que se calla la parte interesada.

Este miedo no lo puedo explicar, ya lo intenté (una y dos veces) pero me resulta muy difícil, tan sólo lo tengo y ya. Posteriormente, cuando ya estamos César y yo solos, intento reiteradamente y en silencio ponerle palabras a cómo me siento respecto a mi miedo para así poder tratarlo con él pero no lo consigo. Quizá el saber que al barça le estaban empatando a tres me hubiera servido pero no fue así, no nos enteramos del resultado hasta meternos en casa.

*En resumidas cuentas, aquél que tenga miedo además del miedo tiene un problema, está bien claro.

De nada me sirve volver a intentar explicar el miedo ahora y aquí porque no lo voy a conseguir. Ahora bien, estoy aprendiendo un huevo por lo que al final se cagará la perra o el miedo. Una de dos.

Por otra parte, habrá que ponerle una vela a San Andrés.

4 comentarios:

patry dijo...

El miedo es irracional y cuesta explicarlo porque lo que para unos es lo más normal del mundo para otros es toda una odisea, quizás para fulanito meterse en esa fiesta de cumpleaños era un plan magnífico pero para mí es todo un desafío y cuesta entender como a alguien le puede dar miedo lo que se supone que es algo divertido y maravilloso.

La gente cree que hay que tener miedo a los fantasmas, a los violadores, a un atraco, a un tsunami o a una guerra, sí, hay que tenerles miedo y respeto a esas cosas pero también hay otras razones que nos hacen sentir inseguros y yo te puedo dar mil lugares donde sé que no me siento segura pero no te puedo decir la razón exacta del por qué, supongo que a tí te pasará lo mismo.

Lo importante es no solo plantarle cara sino verlo, reconocerlo, y luego adentrarte pues por experiencia te digo que yo era de las que aguantaba la crisis en el instituto, me cagaba literalmente encima, sudaba, no tenía respiración, pero aguantaba y lo único que conseguí fue tener más miedo al miedo, a veces no con enfrentarte basta pues si no lo haces bien das palos de ciego e incrementas el miedo al miedo, y ése si que atasca tus pasos.

¿Te has planteado ir a un psicólogo?, podrías intentar hacer un memorandum de cuándo sentiste por primera vez esa sensación o cuándo te viene, en qué lugares ... y así ir poniéndole algún careto al asunto...

Desde aquí te mando mi apoyo y si te apetece alguna vez hablar te puedo dar mi teléfono aunque para eso te pediría tu dirección de correo o algo donde no lo lea nadie mas q tu.

Un abrazo y mucho ánimo

cuentagotas dijo...

Supongo (y a lo mejor me extralimito) que es un miedo irracional. Para qué vas a explicarlo.

Vuela

El churrero dijo...

Amiga Chafan, esos miedos son totalmente normales debidos a tu juventud. No creo que debas preocuparte, siendo como eres una persona de carácter fuerte pronto pasaran.
Creo que estas recibiendo una señal que todavía ignoras, vas por muy buen camino al dejar los porros que pronto solo serán un recuerdo del pasado y con tu abstinencia sexual creo que ha llegado el momento de que pienses;
¿Te has planteado en meterte a monja?
En Caceres hay preciosos conventos que estarían encantados de que formaras parte de su comunidad,
Con tu sensibilidad y esas condiciones llegarías a encontrarte a ti misma y serías muy feliz. Es solo una idea.

Teseo dijo...

¿Por qué a san Andrés? ¿Acaso es por el Andresito que mencionas un día sí y otro también? Te leí decir que había tenido un problemilla físico.
El miedo es muy jodido. Para vencerlo hay que plantarle cara, pero el puto miedo no te deja ni mirarle a los ojos. Mejor tomar un atajo y apuñalarlo por la espalda.