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Ya no pertenezco a ningún sitio, lo he constatado.
Esto me hace sentir más sola que nunca pero, a su vez, más libre.
Estos días he acabado perteneciendo a la procesión del silencio, a un gol de iniesta, a un último cigarro y a alguna risa. A poco más.
La gente que siente pertenecer a algo, bien contenta tiene que estar.
Está claro que hay que agruparse, entenderse, procrear. Y yo agruparme me agrupo, aunque entender no entienda una mierda ni el follar se haya hecho para mi.
Qué jodidos los puntos y aparte que tiene la vida, al menos los míos.