Podría retirarme tranquilamente, junto con mis hermanos Pedro y Juan, a una isla desierta y seguro que todo lo que allí aconteciese merecería la pena.
Este fin de semana, sin ir más lejos, lo hemos pasado los tres juntos en Bilbao. Se me ocurrió esta propuesta ya hace un tiempo, cuando fui consciente que era rematadamente difícil que el athletic de juan le ganara la copa al barça de pep. Quería que todo saliese bien, quería que tanto uno como otro disfrutasen de la estancia allí y se llevasen un buen recuerdo. No había pensado en que las cosas, todas las cosas, iban a venir dadas tan de cara y tan chulamente.
Nada de lo que hemos vivido ha tenido desperdicio. Incluso puedo llegar a firmar que me gustó el correr la calle Licenciado Poza abajo y arriba, aun sintiendo la carga policial detrás, escuchando a unos metros las pelotas de goma postpartido. Qué importa que cierren el metro por seguridad, si hemos llegado en tranvía se pueden recorrer andando las vías en dirección opuesta y en paz.
Qué importa que la señora que nos hospeda nos señale en el mapa, ya no con boli negro bic sino con rotring rojo, la zona adosada al casco viejo de la ciudad donde es recomendable no adentrarse si bien sabemos todos que habiendo ganas de reir y de beber no sirven de nada las recomendaciones. No hables con desconocidos también dicen por ahí.
Qué importa que el mapa se moje y que nosotros también, o las voces que demos al discutir, o por dónde vaya a salir el sol, dónde esté Santurtzi o cuánto dinero quede, qué importa qué tipo de arte se exponga en el guggenheim si tenemos allí a Pedro para señalarnos, entre otras cosas, que el esculpido a tamaño natural, el que da la espalda al museo, es TioAntonio que allá va ya a ordeñar.
Nada de lo que hemos vivido ha tenido desperdicio. (1-4). El atleti con este resultado entra en champions y hemos ido y hemos vuelto en Su coche, pero realmente me he traído ganas de todo menos de escribir episodios como estos.
No voy a olvidar nunca el haber visto a la ilusión metida en el cuerpo de Juan corriendo hacia abajo por la avenida Joaquín Arana, atropellándose, para decirle unas palabras a un jugador de fútbol. No, no creo que olvide ninguno de los detalles de este viaje a pesar de la borrachera que me cogí el viernes.
No sabría de qué forma describir todo lo acontecido. Mentira. Por supuesto que puedo describirlo, puedo escribir cosas preciosas como "la corriente del agua de la ría va hacia arriba, como mi ánimo (metafóricamente -su polla-) siendo Él quien me mira". Puedo escribir cositas chulas así y muchas más si yo quisiera, pero no quiero. Ahora mismo la verdad es que no sé qué es lo que quiero.
Bueno, sí, pero si yo fuese igual de feliz siempre, como lo he sido durante estos días, seguro que entonces no tendría este blog para escribir aquí de mala manera.
5 comentarios:
te felicito , hay que saber ser feliz (aunque sea solo de a momentos)y reconocerlo
siendo feliz tambien se puede tener un blog
un abrazo
En el blog también puedes escribir lo bueno. A mí me has alegrado el día, o más bien, la noche. Gracias.
Pues yo estoy contigo; creo que la infelicidad siempre nos mueve a escribir infinitamente más (y mejor, si queremos) que la alegría.
Pues no se qué decirte... yo creo que cualquier cosa puede 'moverte' a escribir. Depende de lo que tengas que decir.
Joder, si vas a escribir porno no quedaría nada bien tener una depresión del cagarse. Aunque... bien pensado un drama porno sería la hostia!!!
llorando cachondo, ja!
Me gustan los viajes que me levantan el ánimo.
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