He vuelto a llorar de nuevo, sola y en silencio.
Me veo llorar como llora quien ha perdido un hijo esperado, de pura tristeza. No ha sucedido absolutamente nada de nada en estos días, ni siquiera me he alegrado la vista, y pienso que de ese mismo vacío brotan las lágrimas.
Según transcurren los días voy viendo de forma más clara que lo más conveniente es largarme de aquí y cuánto más lejos mejor. En septiembre espero tener la oportunidad de hacerlo, creo que así será y también creo que nadie va a echarme en falta. Esto último lo entiendo así, no me da lástima.
Creo que bastante más allá estaré mejor y no por la distancia física en sí sino que pienso que todo sitio es bueno excepto donde me encuentro. Me digo que allí estaré mejor sobre todo porque creo ver allí cierta posibilidad de enamorarme otra vez, si lograse sentirme mejor, y esto aquí es algo más que improbable.
Y dudo, dudo si me echaré a llorar en cualquier verbena teniendo en cuenta que aún no pisé ninguna y pudieran ser las últimas o si podré aplicar una indiferencia que, a estas alturas, me es más que necesaria.
¿Enseñarán en algún sitio el cómo acercarte a alguien que no quiere quererte?
En fin, la Reciprocidad no vengativa no la llevo del todo mal y aunque ahora paso más tiempo sola la llevo mejor que el curso a distancia que aún no saqué de la maleta.
3 comentarios:
Házlo. A lo mejor así la cosa funciona, o a lo mejor te desengañas, pero creo que necesitas comprobarlo.
Vayas donde vayas tu maleta se irá contigo, quizás sea el momento de llevarla vacía a un nuevo lugar para renacer y vivir más tranquila, para descubrir y vivir más feliz...
Es bueno que llores así no se te queda nada dentro.
Un abrazo
Lo has dicho con todas las letras: enamorarte si consigues sentirte mejor (si el sentimiento es recíproco, porque si no es una putada).
Cuando lo consigas, no tardes en contagiarlo.
Un saludo.
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