2 de octubre de 2009

Sácame algún día del corral

Se ha muerto algo dentro de mi, pero aún no logro saber de qué se trata.

Espero que esto que ya no tengo, y antes creo que sí tenía, no sea la esperanza por eso de que es lo último que se pierde. Una cosa es no tener ilusión ni ánimo de mejora o muleta con la que sostenerme y otra muy distinta es no tener esperanza alguna. No me la encuentro, si es que me queda, pero me gustaría que aquí siguiera.

Llevo unos días pensando si quizá me habré muerto yo sin darme cuenta. Quizá ya no estoy ni mal ni bien, sólo resfriada y de ahí la pérdida de todo sentido.

Camino hacia la oficina del inem que me corresponde y confundo la numeración de la calle, asciende en sentido contrario, recorro enteramente la misma y me acerco a leer el cartel din a4 que se sostiene en el cierre metálico. Traslado por reforma, no evidencio malestar ninguno y continúo caminando. Pregunto en la primera parada de autobús que encuentro, el preguntado me habla con seguridad y obedezco indicaciones. Se ha equivocado pero qué importa, no tengo nada más que hacer y tampoco prisa.

Intento, mientras guisa su ensalada, explicar a Luis Alfredo este estado mío de no interés generalizado, no lo consigo ni me comprende. Cambio de tema, sin más. Mientras bebo de mi vaso me pregunto interiormente si habrá alguien más lejos que yo de la tierra escuchando a los demás. Pienso también que ya no siento absolutamente nada, por más libros del Marqués de Sade que me compre o más hipotéticos casos de acostarnos que me ejemple.

Si hubiera sabido que Mateo sigue siendo tan sumamente imbécil ni siquiera me hubiera molestado en mencionarle. Me es totalmente indiferente si, al contrario de lo que parecía su propósito esta mañana, después no me ha llamado por olvido, venganza o mala suerte. Por mí puede tocarle la lotería o recibir una paliza inmerecida que, en cualquier caso, yo no creo que me inmute.

Ojala que detrás de este desabrimiento venga algo que al menos me sea interesante en algún sentido, aunque sea laboral. No quisiera seguir perdiendo el tiempo tampoco.

2 comentarios:

Señor De la Vega dijo...

Mi Señora Chafan, del monólogo que describe a la gallina desplumada en un corral de cabras, solo le puedo responder a una de sus preguntas que dice: "me pregunto interiormente si habrá alguien más lejos que yo de la tierra escuchando a los demás."

Y la respuesta es SÍ, aquí estoy, mucho más allá de la tierra, escuchándola y con una amplia sonrisa por leerla; de momento solo respondo a una cuestión por 'escuchado' y la suya ya ha sido contestada.

Besos entre pollos/as, (qué mal suena).
Suyo, Z+-----

cuentagotas dijo...

Piensa que las cosas sólo pueden ir a mejor... ¿no?

Aprovecha. Escribe, escribe, escribe. Va bien