Ya sabemos lo que le pasa a Mario, yo por lo menos sé lo que él mismo me ha dicho: que se siente solo. Lo que es un no allanar, un échate para allá, un ni contigo ni sin ti, un vente corre que nos vamos, un desasosiego de no saber humanamente para dónde tirar o qué posición adoptar al no enterarse de nada.
Yo lo que pienso y le añado a esto es que tiene una fantasía en su cabeza que bastante tiene con ella como para llegar a saber dónde tiene el cuerpo. Jamás, nunca en la vida, le he visto acercarse a alguna chica con intención de ligar con ella o algo que se lo parezca. Y así pasa, que llega la época de los chiringuitos y le empieza a entrar complejo de invernar y la culpa se piensa que la tenemos los demás, yo que no hago otra tarea más que arrastrar equivocaciones. Pero si se siente solo qué lo vamos hacer, lo hemos estado hablando y bueno, la sensación desde luego no hay quien se la quite aunque creo que no tiene razón para estar así y así mismo se lo he dicho.
Lo importante es lo que un@ siente, desde luego. Y yo, por la mayoría de la gente de la que hablamos no siento una mierda, así de claro. Entiendo que él puede que no sepa cómo distribuirse de tal forma que pueda estar un poco con tod@s, lo que hace que intente estar a todo y no esté finalmente a nada pero es que lo que tiene que entender es que yo no voy a estar ahi con gente que ni me va ni me viene. En esto no pensamos lo mismo y si esto está siendo la causa de su lejanía pues nada, él mismo.
He sido la única persona -de todos cuantos somos- que aun estando dentro de una relación estable no se ha alejado del conjunto y es por lo que tengo la certeza que yo estoy ahi porque estoy realmente agusto, del resto no puedo afirmar lo mismo, sé que cualquier cosa puede pasar, estamos habituados a todo y también creo que confunde unas amistades con otras pero en fin, hablado queda.
El caso es que y que se siente solo y el viernes entonces optó por no salir y me jodió viva porque yo estaba deseando hacerlo. Daños colaterales que se llaman. Y, como la ley de murphy existe, si llego a saber que iba a pasar lo que pasó no hubiera ido nunca.
Hay sábados malos como el de ayer. Y cosas inauditas e inexplicables. Lo di forma en mi regreso a madrí de esta tarde, sin mencionar a Angel mientras conducía le he preguntado a mi hermana
-¿qué pretende alguien que se mantiene permanentemente de espaldas a algo y luego de vez en cuando mira atrás y regresa de nuevo a permanecer totalmente de espaldas y así varias veces? es absurdo ya que si realmente le interesa lo que hay atrás el estar de espaldas provoca lo contrario...
y ella, mi hermana, o perico el de los palotes, evidentemente me ha contestado algo así
-hay interés en lo que hay atrás pero a la vez no quiere hacer evidente ese interés y lo consigue permaneciendo de espaldas. El propósito es disimular.
Sí, joder. Nos vimos este puto sábado y no nos hablamos siquiera. Yo lo que pienso es que como yo no acudí a su fiesta ahora le da por hacerse el indiferente. Y no está indiferente. Si lo estuviera no tendría sentido ninguno el rodearse a verme. Y no una vez o dos, por lo menos tres o cuatro veces y yo se lo devuelvo mostrándome indiferente justo cuando él me observa: para mear y no echar gota.
Como lo que me daba era la espalda le he podido ver con algo de chepa, menos culo, más solo que nunca y más torpe. Cuando llegamos él es en la primera persona que me fijo aunque no está para nada llamando la atención aunque sí de guapo. El está de perfil y habla muy cómodamente y muy así con un amigo suyo al que me apetece llamarle Rufo. Pues bien, nosotros acabamos de llegar y nos volvemos a coger unas copas y después de nuevo nos incorporamos. A nuestro regreso ya se encuentra como un poste de la luz, de espaldas completamente a nosotros, se mantiene con y sin Rufo a unos tres o cuatro metros de nosotros muy estático y muy poste ahi y a su vez a otro par de metros de su hermana y sus amigas.
A ratos pequeños apenas instantes se voltea quedándose de frente o de lado y a quien mira es a mi y a su vez así poder decirle con énfasis esta cosa a Rufo o esta otra. Resulta patético y precioso al mismo tiempo. Sé que me está mirando y justo entonces yo clavo mi mirada en la lejanía infinita. Las obsesiones son malas, sí lo son, y ponerse el corazón a veinticinco mil por hora y no hablarse siquiera también no es nada bueno.
El amigo gay que toda mujer quisiera tener me comenta alli en vivo y en directo que pase de él, que me está poniendo los dientes largos para nada. A mi me daba igual estar allí que irme acostar que fumarme otro porro así que cuando Mario de nuevo se debió sentir solo dijo que ya nos íbamos.
Me fui y allí se quedó de espaldas a toda yo.
Al Rufo le he visto esta tarde a mi vuelta, en la gasolinera, me ha mirado y remirado mientras yo me he hecho la indiferente de nuevo. Le he adelantado más tarde en carretera cuando ya hacía un rato que yo había pensado en no encontrármelo más. Rufo es aún más torpe que él. Hubo una noche hace un par de años en la cual según yo pasaba con la Sandra lo que hizo fue darle un codazo literal a Angel para que este se percatase que allí estábamos. Ayer cuando me vio descaradamente me rebuscó entre las cabezas para cerciorarse que era yo e inmediatamente le habló a él al oído.
Una pena.
Una pena muy grande.
Y un acojone más grande todavía.
Voy a preguntar ahora en yr si la indiferencia fingida es directamente proporcional al miedo al dolor o no.
Ay joder.
Estamos los dos cojonudos.
Yo lo que pienso y le añado a esto es que tiene una fantasía en su cabeza que bastante tiene con ella como para llegar a saber dónde tiene el cuerpo. Jamás, nunca en la vida, le he visto acercarse a alguna chica con intención de ligar con ella o algo que se lo parezca. Y así pasa, que llega la época de los chiringuitos y le empieza a entrar complejo de invernar y la culpa se piensa que la tenemos los demás, yo que no hago otra tarea más que arrastrar equivocaciones. Pero si se siente solo qué lo vamos hacer, lo hemos estado hablando y bueno, la sensación desde luego no hay quien se la quite aunque creo que no tiene razón para estar así y así mismo se lo he dicho.
Lo importante es lo que un@ siente, desde luego. Y yo, por la mayoría de la gente de la que hablamos no siento una mierda, así de claro. Entiendo que él puede que no sepa cómo distribuirse de tal forma que pueda estar un poco con tod@s, lo que hace que intente estar a todo y no esté finalmente a nada pero es que lo que tiene que entender es que yo no voy a estar ahi con gente que ni me va ni me viene. En esto no pensamos lo mismo y si esto está siendo la causa de su lejanía pues nada, él mismo.
He sido la única persona -de todos cuantos somos- que aun estando dentro de una relación estable no se ha alejado del conjunto y es por lo que tengo la certeza que yo estoy ahi porque estoy realmente agusto, del resto no puedo afirmar lo mismo, sé que cualquier cosa puede pasar, estamos habituados a todo y también creo que confunde unas amistades con otras pero en fin, hablado queda.
El caso es que y que se siente solo y el viernes entonces optó por no salir y me jodió viva porque yo estaba deseando hacerlo. Daños colaterales que se llaman. Y, como la ley de murphy existe, si llego a saber que iba a pasar lo que pasó no hubiera ido nunca.
Hay sábados malos como el de ayer. Y cosas inauditas e inexplicables. Lo di forma en mi regreso a madrí de esta tarde, sin mencionar a Angel mientras conducía le he preguntado a mi hermana
-¿qué pretende alguien que se mantiene permanentemente de espaldas a algo y luego de vez en cuando mira atrás y regresa de nuevo a permanecer totalmente de espaldas y así varias veces? es absurdo ya que si realmente le interesa lo que hay atrás el estar de espaldas provoca lo contrario...
y ella, mi hermana, o perico el de los palotes, evidentemente me ha contestado algo así
-hay interés en lo que hay atrás pero a la vez no quiere hacer evidente ese interés y lo consigue permaneciendo de espaldas. El propósito es disimular.
Sí, joder. Nos vimos este puto sábado y no nos hablamos siquiera. Yo lo que pienso es que como yo no acudí a su fiesta ahora le da por hacerse el indiferente. Y no está indiferente. Si lo estuviera no tendría sentido ninguno el rodearse a verme. Y no una vez o dos, por lo menos tres o cuatro veces y yo se lo devuelvo mostrándome indiferente justo cuando él me observa: para mear y no echar gota.
Como lo que me daba era la espalda le he podido ver con algo de chepa, menos culo, más solo que nunca y más torpe. Cuando llegamos él es en la primera persona que me fijo aunque no está para nada llamando la atención aunque sí de guapo. El está de perfil y habla muy cómodamente y muy así con un amigo suyo al que me apetece llamarle Rufo. Pues bien, nosotros acabamos de llegar y nos volvemos a coger unas copas y después de nuevo nos incorporamos. A nuestro regreso ya se encuentra como un poste de la luz, de espaldas completamente a nosotros, se mantiene con y sin Rufo a unos tres o cuatro metros de nosotros muy estático y muy poste ahi y a su vez a otro par de metros de su hermana y sus amigas.
A ratos pequeños apenas instantes se voltea quedándose de frente o de lado y a quien mira es a mi y a su vez así poder decirle con énfasis esta cosa a Rufo o esta otra. Resulta patético y precioso al mismo tiempo. Sé que me está mirando y justo entonces yo clavo mi mirada en la lejanía infinita. Las obsesiones son malas, sí lo son, y ponerse el corazón a veinticinco mil por hora y no hablarse siquiera también no es nada bueno.
El amigo gay que toda mujer quisiera tener me comenta alli en vivo y en directo que pase de él, que me está poniendo los dientes largos para nada. A mi me daba igual estar allí que irme acostar que fumarme otro porro así que cuando Mario de nuevo se debió sentir solo dijo que ya nos íbamos.
Me fui y allí se quedó de espaldas a toda yo.
Al Rufo le he visto esta tarde a mi vuelta, en la gasolinera, me ha mirado y remirado mientras yo me he hecho la indiferente de nuevo. Le he adelantado más tarde en carretera cuando ya hacía un rato que yo había pensado en no encontrármelo más. Rufo es aún más torpe que él. Hubo una noche hace un par de años en la cual según yo pasaba con la Sandra lo que hizo fue darle un codazo literal a Angel para que este se percatase que allí estábamos. Ayer cuando me vio descaradamente me rebuscó entre las cabezas para cerciorarse que era yo e inmediatamente le habló a él al oído.
Una pena.
Una pena muy grande.
Y un acojone más grande todavía.
Voy a preguntar ahora en yr si la indiferencia fingida es directamente proporcional al miedo al dolor o no.
Ay joder.
Estamos los dos cojonudos.
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