1 de julio de 2008

las apariencias engañan -aunque no siempre-

Tras un bombardeo de sms hablándome del querer y varias llamadas a mi móvil finalmente hablé con Ibrahim por teléfono, dijo haber entendido mi explicación -que yo ahora no quiero nada- pero insistía en querer verme. Se encontraba cerca de mi casa y estaba dispuesto a esperarme en el parque hasta mi llegada, decía que mejor -hablarlo a los ojos-.

Yo lo que hice mientras hablaba con él aparte de reirme, porque me daba la risa, fue bajarme en la parada de metro anterior a la que me corresponde y desde allí bajé andando a casa de forma que así fuese imposible el encontrarme con él en el parque. Pensé en que si le tengo delante me lío y me lío y luego no sé ni lo que digo. Es algo que realmente he pensado y es mejor dejar las cosas como están.

Pues bien. Han seguido los sms. Sigue con su querer y preguntándome cómo estoy y cuándo vamos a vernos. Según transcurren los días me apetece menos quedar con él. El caso es que quiero follar y follar bien, quiero quedarme agusto y correrme con alguien que yo ahora mismo no tenga en el pensamiento siquiera, necesito desquitarme, pero (siempre hay un puto pero) no veo conveniente montármelo con él siendo las cosas como son así que me sigo masturbando con frecuencia y pensando en quien no tengo que pensar, en Angel.

Todos los culos que veo en internet parece que son el suyo, pero no.

No hay comentarios: