20 de octubre de 2008

Había una vez un barquito chiquitito

Ayer por la tarde le mostré a Mario dónde se ubicará mi casita en la sierra.

El sábado por la mañana lo empleamos en la notaría firmando la aceptación de herencia y otorgando poder a mi hermano Mayor para que pueda disponer a su libre albedrío de lo que ya desde hace años es suyo. Mi padre llama de señor/a a todo aquél que se encuentra al otro lado de la mesa y a mi entonces me entraban ganas de abrazarlo aunque no lo hice. En un momento dado nos encontramos todos en el pasillo esperando a la señora notaria cuando inesperadamente aparece la chica de quien mi hermano Pedro -a mi izquierda- está completamente enamorado. Me inclino hacia Pedro y le indico que ya estamos todos y no tarda ni cinco minutos en dejarme sobre el brazo su chaqueta y pasar directamente pálido al baño. Me hubiera pasado la mañana entera dando abrazos.

El sábado por la tarde rechacé la excursión que me propuso Mario por teléfono y lo pasé enteramente yo sola explorando y purgando el nudo que continuaba teniendo en el estómago y recorriendo cámara en mano todas las calles de mi infancia.

El sábado por la noche intenté ponerle palabras a todo esto que me angustia intercambiando pareceres en la cocina con mi hermana. Después, cerca ya de la media noche le hice saber a Mario que no pensaba moverme del sitio y encontrándome sola en mi coche conseguí llorar unos diez segundos y el resto lo dediqué a escuchar tragedias de antonio orozco y fumarme. Entre calada y calada comprobé en el colmo del éxtasis que el nudo en el estómago había desaparecido.

(...)

Ayer por la tarde vestidita de domingo le mostré a Mario dónde se ubicará mi casita en la sierra pero del nudo que he tenido en el estómago no le he dicho absolutamente nada, para tragedias me bastó con hablarle de antonio orozco. Llevaba aún la cámara de fotos dentro del bolso pero no reparé en hacer ninguna foto allí donde se ubicará mi casita y ahora me pregunto si acaso las ilusiones pueden retratarse.

La próxima vez que me acerque a ilusionarme subiré con Fran -a quien estoy deseando ver- y me fumaré allí mismo un porro, con cámara o sin ella.

5 comentarios:

- Antonio C - dijo...

...Que si podía, que si podía navegar.

Un abrazo

Anonymous dijo...

¿Cómo era? mmmm... ¡ah sí!:

"Puedo prometer y prometo BLA BLA BLA... el diseño del blog".

Pues a mí las bolas no me acababan de convencer, no sé, las del principio sí pero luego se te fue la olla con los lacasitos esos de colores y a mí me costaba un huevo concentrarme en tu lectura (añádele la fumada y que tú te explicas muy... así y ya te cagas). Creo haber visto (en el día de hoy también) cómo volvías a tus orígenes y no sé, como que me gustó, porque a veces ocurre que nos olvidamos de quiénes somos (y a dónde no vamos) y se nos va la pinza o un rollo raro. Comenzamos a perdernos y corremos el riesgo de no lograr encontrarnos en la puta vida.
A mí me pasó.
Pero yo me encontré.

¿Has visto la de cosas se pueden sacar a través de una simple plantilla de blog?

MO.

P.D.: POR SUPUESTO que se pueden retratar las ilusiones.

Chafan dijo...

Oyes, MO, yo no miento, yo evoluciono. Ahora he vuelto a los tiempos ancestrales a ver qué tal, creo que me quedaré asinn.

pd) vete haciéndome un par de copias de la felicidaz perpetua, corre.

Jota dijo...

Las ilusiones pueden fotografiarse cuando cierras los ojos.

Me gusta tu fondo blanco.

- Antonio C - dijo...

Me ha encantado la canción del detallex que has puesto. Puñetera y a veces querida tierra donde nací. Recuerdo que nada más llegar lo primero que siento es una tranquilidad en el pecho (donde, se supone, aunque es mucho suponer, habría un alma) que me hace desplomarme tranquilo sobre el sillón del coche o el autores de turno. Gracias x la canción.