11 de diciembre de 2008

La vida es una puta tómbola de luz y de color


-Hacerlo a la pata coja no me gusta-
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Esta y otras expresiones similares utilizaba yo cuando tenía alrededor de ocho años, y más concretamente, cuando portaba la cara que se puede apreciar, de cuando accedí al primer grado o así y yo seguía siendo todo inocencia.

Ya había adquirido yo, por entonces, la marca o señal en mi labio superior debido a un corte que me hice con una esquina del patio del colegio adjuntándome, junto al corte, un complejo súper gigante que se mantuvo muchos años conmigo y un odio inmenso, desde entonces, hacia los cazadores puesto que, ese día, el médico debería haber estado pasando consulta y no de safari para así, de ese modo, haberme podido grapar los puntos en el labio por dentro y no por fuera como hizo al día siguiente.

No sé si yo tenía esa cara ya, o parecida, cuando aquél veinte de diciembre me regalaron por mi cumpleaños un balón de color rojo y negro, de plástico, el cual me entregó mi ma'. El balón en cuestión, tal como supe poco después, valió veinte duros, pero aún así fue el mejor regalo que me han hecho en mi puta vida.

Yo tenía bastante con mi mundo imaginario, con mi amiga la hormiga, que a cuántas hormigas distintas no vería yo!, pero me emperré en que esa hormiga era mi amiga. Me debía estar leyendo la colección de Mi hermana Clara o Alí Babá o semejantes flipadas para llegar a vivir propiamente aquella fantasía, no sé, ya no recuerdo.

Lo que no mata, engorda. Se decía. En aquellos años y otros posteriores, a primeros de los noventa, mientras aquél enredaba su piernecilla izquierda entre los radios de mi bh rosa por empeñarse en montar atrás, otros mordían tres, cuatro veces, la tarta que había hecho mi ma' y lo desechaban argumentando que estaba muy fuerte.

Mi ma' reconoció más de una vez que el único pedo que se había cogido en la vida fue bebiendo sol y sombra, como en los toros. Nunca jamás en la puta vida, por años que pasen, olvidaré que una mañana primaveral de finales de los noventa, Angel mediante, me levanté con mi pedo oliendo el pañal de LaMía que esperaba a ser levantada desde la cama contigua y que acabé vomitando entre las sábanas el kilo y medio de banderillas -como en los toros- que me había comido entre cerveza ocho y cerveza diecinueve mientras estuve bebiendo con Julián en aquel bar y tampoco se me olvida que era el bar del pensionista. Muchas son las veces que me acuerdo de todo aquello cuando me veo extendiendo una fregona.

La última vez que vi toros y caballos en directo yo tenía la misma cara de niña o así y por sólo (*balón rojo) quinientas pesetas podía acceder a la plaza; por eso y por mi cara bonita. Que ya me lo dijo aquel cura que se parecía al bajito del dúo dinámico -tienes una cara muy bonita-, y recuerdo que añadió que de no ser cura sería pederasta si acaso no pudiera ejercer de las dos cosas o no sé.

Sigo queriendo saber, por otra parte, quién fue aquél/la que en mi trece cumpleaños guardó silencio y pasó desapercibido en la entrega de regalos. Descubrí el suyo media hora más tarde, una vez se hubieron ido tod@s de casa, creo que me lo dio alguien de mi familia, quizá mi hermano Pedro, y seguía envuelto, a falta de entrega. El papel que lo envolvía era de un periódico y contenía un blog para dibujo técnico y creo recordar que también unos rotuladores de colores.
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Sé que ningún año antes de ese trece se había congregado tanto personal en mi cumpleaños. Nunca antes había abierto tantos regalos, ya no recuerdo ni mi forma de abrirlos, ni el antes, ni el después, ni la mayoría de ellos, ni la mitad de invitados, pero algo debía haber en mí para que ese alguien optase por no entregarme nada. Es un sentimiento extraño el que se me queda de todo aquello, siempre he sido muy egoista pero qué debió pasar, o cómo debí comportarme para que optase por esconder el suyo, no lo recuerdo. Sí que recuerdo que yo también callé, como ese alguien, y jamás le dije a nadie en el colegio ni en parte ninguna que había encontrado un regalo sin abrir.

Tampoco creo que olvide que aquel trece cumpleaños lo viví por vez primera junto a César, Mario, Noelia y el amigo gay que toda mujer quisiera tener, siendo este último el más niño de todos los allí congregados. Y sé que allí había gente que luego me hizo, en su momento, el suficiente daño como para hacerme más fuerte.
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Y hablando de daño y la rosa y sus espinas...

-Esto es muy largo y hay prisa-

Esto, o una expresión similar, es lo que me dije a los casi, dieciocho, cuando me crucé con esa niña bonita y la robé los ojos.

Esta, la niña bonita (que tan bien representa esta imagen), no existió hasta entonces en mi vida, hasta mis casi dieciocho. No me martirizaba todavía y siempre entre los mismos cálculos, putos números, putas posibilidades.
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Entiendo que ella ya estaría desde años atrás haciendo de las suyas, echando humo, enamorando a su paso como si tal cosa, y enseñándole al mundo sus dientes. Andaría ya rondándole en la cabeza la idea de fracturarle el corazón para ponerlo en mi camino o no sé, lo que es seguro es que ya era guapa.

Joder, sigo preguntándome todavía hoy si no sería mejor quizá no haberla conocido nunca y de esa forma no llegar a sentirme nunca más como la niña gorda de la bañera ya que así me ha hecho sentir y, si me paro a pensarlo, casi que lo doy todo por estrenar, de nuevo, la camiseta que llevo ahi puesta en la foto de primaria, la cual recuerdo que era de barrio sésamo.

De Coco paso de hablar porque a Angel no le hizo ninguna gracia cuando le dije que me lo había regalado el Alberto, lo soltó de pronto, como si diera calambre. El veinte de diciembre de dosmilseis mi hermana María me regaló un Coco según ella / un Monstruo de las Galletas según yo, súper gigante, que se le saldría el culo al sentarle en una silla y que, ahora mismo, y a mis casi veintiocho, me está observando con uno sólo de sus ojos, me amenaza diciendo que haga el favor de fumarme otro porro y que deje de escribir ya aquí tanta lancha junta.
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Creo que he cambiado mucho desde primaria.
Ya no espero nada.
Ya se me olvida que el mismo día que me dejé más de treintamil pesetas en el dentista, la recepcionista muy gorda y muy mona ella, me dijo que mi señal en el labio con dos gotitas de nada de silicona se eliminaba.
Ya no voy dándome besos con lengua, en el antebrazo o al espejo, probando a ver cómo se besa, ya sé que la culpa de no besar no la tiene mi señal en el labio.
Ya sé que de mayor no soy, ni voy a ser, como Juana la del Sergio.
Ya no acepto caramelos de hombres mayores a cambio de retorcerme el moflete.
Ya veo pasar los años, a mi pesar.
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-Ya no me roban el alma las fotos ni, mucho menos, la inocencia-

Esto lo digo hoy, tal cual suena, con mis casi veintiocho y lo puedo decir cuantas veces quiera, pero paso de subir foto actual de fumada, es algo evidente.

12 comentarios:

MO dijo...

Veo que todos tenemos amiguitos molones, eh!
Me siento (mucho) mejor, sí (recordemos lo egoísta que soy).

Ahora bien, comentemos tu entrada:

Mira, la cosa iba bien, quiero decir, he pensado al comenzarla algo tipo "Mírala... qué mona ella de pequeña, qué despierta ya de tan chica...".
Ok.
He continuado y todo del carajo hasta que he divisado la seguna foto. Porque, claro, en principio creía que era una al tún tún, ya sabes, típica foto molona que pillas de San Google y te da por guardarla. Pero luego ya me he empezado a rallyar por si la del cigarrito eras tú ya tan precoz de pequeña. Luego he creído entender que tú eras la rellenita graciosa (me niego a llamarla gorda) que miraba a su amiguita precoz desde aquello que hablaba tu colega de la ENVIDIA y tal.
Ok.
Pero leer eso de Juana la del Sergio (otra vez) ya ha sido la rehostia.

No sé, tía, no puedes ir por ahí contando estas cosas tan tristes y luego meternos a Juana la del Sergio.
No sé. Es mi opinión y eso.
Yo es que sí le he hecho caso al Monstruo de las Galletas (Hola, soy Coco!).

Me piro, vale.


MO.

chafandika dijo...

MO, no te pires, tú quietecita ahí.

La primera foto soy yo porque así ha de ser.
La segunda foto no es del gugel, bueno sí, pero es de un señor muy listo que tenía cámara y desde que vi esa imagen no puedo evitar asociarla con una de mis obsesiones decenarias (vease link en niña bonita) y yo no soy la gorda, no, yo me siento asin cuando veo la imagen porque la que fuma es clavadita a Ella (vease link en niña bonita).
Mi vida te puede ser triste a ti, que MOlas más, pero más triste es robar, prenda, o cumplir años como es el caso.
Mi amigüito nuevo creo que ya entendió algo y eso es bueno.

Anonymous dijo...

Sólo...felicidades...(parece que ha sido tu cumple). Espero que hagas rápido la digestión de la tarta, las velas y los brindises (¿cuál es el plural de brindis?)
Un abrazo y buen fin de semana ¿de celebración?
Rbc

Chafan dijo...

Rbc, sé quescribo como el culo pero churra, han sido dos veces las que he dicho "veinte de diciembre", y hoy es día doce...


((ya tengo el semáforo en ámbar de aquí al autismo))

Anonymous dijo...

Una de dos entonces: o soy tan precoz como la de la foto (y te felicito por adelantado) o soy súper corta y me entero de la misa la mitad (me decanto por la segunda opción, pero paso de someterlo a votación)
De todas formas mantengo lo de buen fin de semana (siempre hay algo que celebrar, hasta el cuelgue máximo puede festejarse)
Rbc (voy a justificarme que me desubico un poco con las fechas...nunca sé bien en qué día ando). Un abrazo

PARBA dijo...

Tras leer el post te voy a realizar una pregunta. El corte del labio ¿te lo hiciste con una esquina del patio así por así?.
¿Cómo fué tú 1ª comunión?

el hijo de la fernanda dijo...

Gracias por entrar en mi blog, Chakandika. Lo acabo de ver ahora mismo, y me ha ilusionado, después de tanto tiempo, ver el comentario de alguien nuevo. Tía, cuando tenga algo más que un par de minutos le echo un vistazo a todas estas páginas. Parecen de lo más entretenidas. Un abrazo.

Chafan dijo...

PARBA, así como así no fue. Estábamos jugando al "la llevas" y venía un chavalín detrás de mi y lo que me llevé fue la esquina con los morros. No me fue necesario escribirlo pues "lo llevo" en la cara y eso.
En cuanto a mi primera y última comunión hubo ocho mil detalles que me harán narrarlo alguna baza, fijo.

PARBA dijo...

Me gusta como escribes.
Tengo ganas de que cuentes tú primera y última comunión.

Teseo dijo...

Anoche leí el post y como lo único que se me ocurría era felicitarte por adelantado (yo sí pille que era el 20), pasé de comentar nada.
Tendré que leérmelo otra vez para poder decirte algo más sustancioso.
Ahora no, porque tengo un hambre canina.

Saludos.

PS: Me gustó la disculpa de Al, pero ya veo que ha vuelto a lo mismo. En fin, mientras no llegue la sangre al río...

Changaleona dijo...

"...y contenía un blog para dibujo técnico y creo recordar que también unos rotuladores de colores."
Creo que querías decir "bloc".

Me parece curioso eso de que tenias como única amiga la hormiga... Decíme: ¿no habían perros ni gatos callejeros al menos? Yo en Argentina también era una niña solitaria, pero en la calle tenía toda una patota de perros y gatos, ¡era fenomenal!

Y lo de la rubia me ha llegado al alma. ¿Toda mujer tiene su Liselotte, al fin y al cabo? Por cierto, qué mala influencia, mirá que fumar a tan temprana edad, y todavía tener que seducir a golpe de humo... Buah.

Ah, y con respecto a Al... No seás tan dura, dale :P

Chafan dijo...

Ego, "como te de por repasarte dónde y cuándo pongo las comas entonces la he cagao, yo ej que leo mucho pero fumo mucho sabeeeeeees?"
Me ponés con el acento argentino, vete diciendo si tienes un primo hermano o un alguien asín de buen ver.
La hormiga. La hormiga llegó a mi vida saliendo de su mundo pero no era mi única amiga, no cojones, yo digo que me bastaba con mi mundo imaginario, que enredaba más con la puta hormiga que con los juguetes o movidas, lo que mas me moló fue un balón, que ej que era yo muy juana, sí.
Del Sergi he vuelto a saber, pero esa es otra historia.
Qué iba yo a decir, ah sí, que yo de siempre de toda la vida he tenido alrededor como seis o siete gatos, alguno que otro negro entero el pobrecito, sí, y por allí andaban, iban y venían entre las personas, sí, y daban a luz entre los vestidos de la barbifalsa y eso, también. Pero que yo sólo quería hacer constar que me bastaba la hormiga, ni lego de 20.000 pesetas la caja ni hostias, la hormiga ahí y su movida me era más mejor.
En cuanto a la rubia, ahi sigo, sí, puta pena, y creo que Liselotte está presente siempre porque el primer amor no suele ser el último y así. puta pena 2, puta quiniela de quince me tocara.

(si haces asín preguntas "sustanciosas" como diría tu Teseo, entonces lo que va a pasar es que voy a llenar esto de possit de los amarillitos, sí, qué bueno, no?)