18 de diciembre de 2008

punto de inflexión II

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Lo he dejado atrás, claramente sí. Lo he hecho.
Supongo que a esto se le llama cambiar. Porque cambiar no es la mierda esa -que cuentan- de casarse de blanco con tarta a juego y sentar la cabeza; la cabeza no se sienta, la cabeza se utiliza. Y yo ya he aprendido, entre otras cosas, a cuándo no hay que utilizarla, a controlar mi ansiedad en cierta medida, al menos en la justa.
Aún me quedan muchas cosas por dejar atrás, o todo, según se mire.
Necesitaba, creo, sí, quizás, necesitaba sentirme así tal y como me siento ahora tras los últimos acontecimientos, para dejar atrás el lado oscuro. Y lo he hecho, cómo no, con su ayuda. Lo he conseguido.