10 de febrero de 2009

Viviendo en diferido

Me muevo dentro de una alterada calma.

La semana pasada, en lo que llaman centro de salud, me introdujeron, de forma nada agradable, un plástico duro por la vagina, manteniéndolo allí por un rato, junto a la advertencia innecesaria, pero cierta, de violación si no me relajaba. Mañana me harán saber qué tengo dentro.


Llevo unos días en los que pienso que todo esto forma parte del proceso. La vida es un contratiempo y hay que morirse, aquí no me voy a quedar de simiente y, pase lo que pase, así será. Tras mucho procesar todo lleva al desenlace, y los pasillos de estos centros y los hospitales casi siempre me llevan a pensar en esto. No sé de cuántas citas médicas se acabará componiendo mi vida pero sé que una de ellas será la que marque la espera, desde ese entonces dejaré de vivir y pasaré a esperar el inevitable desenlace.


Yo siempre estoy en estado de espera, por otra parte.


El fin de semana lo comencé el sábado puesto que el viernes (vistos los anteriores) decidí dedicarlo a dormir, que falta me hacía. Me equivoqué, esta vez estaba César y pasadas las once de la noche me envió un sms preguntando dónde me encontraba y a qué hora tenía pensado salir. Muchas, muchas veces me pregunto si es que la ley de murphy se ha hecho simplemente para joderme la existencia, porque es que eso parece.


El sábado por la mañana, al poco de llegar, estuve tomando cañas con mi hermano Juan, acto que no ocurría desde hacía demasiado tiempo. Se nos unieron, posteriormente, Mario y César. Me gusta bastante enlazar unas conversaciones con otras y tener ganas de hablar y tener a alguien ahí, metiéndome prisa, recordándome que comemos a las dos y que ya son y cinco. Son momentos en los que me siento partícipe de algo y me siento bien. Terminar, no terminamos borrachos, pero terminamos moviéndonos (completamente y durante todo el día) al son de Belén, que es peor que una mala borrachera y lo cual no estoy por repetir porque no entiendo cómo es posible que, para que ella esté agusto y feliz, tengamos que jodernos los de alrededor. Pero así es.


Una noche, la del sábado, tirada completamente a la basura por el hecho de seguir las directrices y los caprichos de Belén que, de sobra sabemos, está mal de la cabeza. A las tres de la mañana ya estábamos camino de vuelta y haciéndonos (imagino) las mismas preguntas o parecidas, sin mencionar en alto ni una palabra del asunto. Y es que yo, también, he aprendido ya a guardar silencio.


Y silencio es lo que aplica ahora la hermana de Angel conmigo.


El sábado, en el local, César la calificó de siesa. En su explicación, me puso cara de lamparilla de aceite y me di por enterada, aunque no estemos de acuerdo. Yo pienso que ella tiene los ojos tristes, no más, igual que su hermano. La acompañaba una chica más alta que ella, muy rubia, muy mona y muy desconocida para mi. Las tuve a ambas a dos metros durante un rato, sé que me vio perfectamente al igual que yo la vi a ella. No nos dimos ni las buenas noches.


No quiero que pueda decirse de ella que tiene cara de lamparilla de aceite porque sé que es buena persona y no lo merece, aunque me jode que haya llegado a buscarme para hacerme apartes y contarme su vida, más de una vez y con pelos y señales, detallándome intimidades y luego pase esto. Me siento extraña desde que habláramos de su hermano (allá por enero dosmilsiete) por haberla mentido y ocultado cosas, a sabiendas que ella me estaba contando más de la cuenta, pero consideré que era una falta de respeto hablar entre nosotras sin que él supiera. Ahora me cuesta saludarla de forma natural. Lo suyo no sé a qué se debe, ni si es por bien o por mal. Yo también estuve muy fría la última vez que nos vimos.


A veces pienso que como ella me contó toda su vida, en dos noches, quizá esperaba que yo por mi parte hiciese lo mismo o algo. Y no. Aunque lo más jodido no es verla por ahí pasado el tiempo y no hablarnos, sino verla en el tuenti y ver que está fuera de mi red y que no puedo ver sus fotos.


El Sergi y su face (tiene facebook, el tuenti no le gusta) ahí sigue con su tontería y no sé qué le pasa pero está comenzando a joderme y eso me gusta. Me llamó esta misma tarde, sobre las seis y por inspiración y me contó que estaba con unos amigos y que me llamaba porque acababa de percatarse que había quedado conmigo a las ocho y que ya no iba a poder ser, que lo dejásemos para el miércoles. En eso hemos quedado aunque esto se trata ya de un postergamiento en toda regla y yo postergo cuanto quiero pero a mi no me posterga nadie, ni por inspiración ni por favor, así que, por un lado me putea y me apetece verle más que antes y, por otro lado, no sé si esto llegará a su fin porque Noelia va a estar estos días por madrí y tardo muy poco en cambiar de planes.

3 comentarios:

Vassago_ dijo...

Veo que no te aburres. Gracias por la visita.

W. Somerset dijo...

"yo postergo cuanto quiero pero a mi no me posterga nadie". Preciosa afirmación, chandika. Muy genuína, muy tuya.

Ahora va una afirmación genuína mía: "yo me cago en el tonto del sergi".

Y no te dan ganas de preguntarle a la hermana del Angel qué le sucede? Yo no podría quedarme haciendo cábalas y suposiciones sobre motivos posibles y ponderables. Creo que me tiraría a su cuello y le diría "¿Es que se te ha comido la lengua un gato? ¿Por qué no saludas?"

¿Belén es guapa? Sólo por curiosidad.

Chafan dijo...

William, la gente que se comporta como esta chica (hoy te cuento media vida, mañana otra media y pasado mañana no te miro a la cara) me descoloca. Si hay oportunidad sí la preguntaré pero no voy a ir expresamente a hacerlo. Además que ella es la que va y viene y con ella he vivido tanta cosa rara que prefiero estar quietecita.

Belén yo no diría que es guapa, creo que no, pero tiene cierto aire a heidi (no es coña) y supongo que eso mola.

Ahora voy a proceder a repuntar lo escrito porque no estoy conforme y mestoy agobiando. Tengo cosas que decirte, yes we can, pero no va a ser esta noche.