TiaNina, vecina mía de toda la vida, la mujer, a sus ochenta y dos años cumplidos, se entera ahora en el patio de mi casa que su hermana, aquella que murió cuando ya no se acuerda, en postguerra espanyola debió ser porque ella se fue a servir, no murió como ella cree, de morirse de muerta sino que la mató el médico en una operación de fecundidaz.
A TiaNina, la mujer, no la gustaría que se confundieran sus hijos con ella muerta y es por lo que ya les ha entregado a todos y cada uno las tierras estando viva y ella se ha hecho una casa aparte.
TiaNina, la mujer, a sus ochenta y dos años cumplidos le sigue dando miedo la oscuridad y que alguien entre en su casa aparte cuando ella está en el patio de la mía.
Ella, la mujer, con su parkinson en ambas manos, sigue abriendo el gas y arrimando la sartén en su cocina de su casa aparte, con cerillas, como se ha hecho toda la vida.
TiaConce, de Concepción debió ser, también fue vecina mía siempre y se fue del pueblo a casa de unos señores antes de que yo naciera, en postguerra espanyola también si no es cosa mía y, la mujer, gracias a dios y a su buen hacer conservó ambas manos y cabeza hasta por lo menos los setenta cumplidos, y el caso es que yo siempre la vi vieja hasta que dejé de verla.
A TiaConce, la mujer, la gustaba visitar al vecindario en sus regresos, y recuerdo allá por el ochenta y tantos debió ser, en uno de sus supongo más de cuarenta veranos que allá iba y que yo la escuchaba aunque lo que realmente me gustaba de ella es que olía a madrid.
TiaConce, vecina de toda la vida, no conoce el patio de mi casa que comparto ahora con TiaNina pero recuerdo oirla decir tarde sí tarde también aquello de -y yo lo que quiero es morirme, hoy mejor que mañana- y mi abuela, LaMía, la pedía que se callara.
A TiaNina, la mujer, no la gustaría que se confundieran sus hijos con ella muerta y es por lo que ya les ha entregado a todos y cada uno las tierras estando viva y ella se ha hecho una casa aparte.
TiaNina, la mujer, a sus ochenta y dos años cumplidos le sigue dando miedo la oscuridad y que alguien entre en su casa aparte cuando ella está en el patio de la mía.
Ella, la mujer, con su parkinson en ambas manos, sigue abriendo el gas y arrimando la sartén en su cocina de su casa aparte, con cerillas, como se ha hecho toda la vida.
TiaConce, de Concepción debió ser, también fue vecina mía siempre y se fue del pueblo a casa de unos señores antes de que yo naciera, en postguerra espanyola también si no es cosa mía y, la mujer, gracias a dios y a su buen hacer conservó ambas manos y cabeza hasta por lo menos los setenta cumplidos, y el caso es que yo siempre la vi vieja hasta que dejé de verla.
A TiaConce, la mujer, la gustaba visitar al vecindario en sus regresos, y recuerdo allá por el ochenta y tantos debió ser, en uno de sus supongo más de cuarenta veranos que allá iba y que yo la escuchaba aunque lo que realmente me gustaba de ella es que olía a madrid.
TiaConce, vecina de toda la vida, no conoce el patio de mi casa que comparto ahora con TiaNina pero recuerdo oirla decir tarde sí tarde también aquello de -y yo lo que quiero es morirme, hoy mejor que mañana- y mi abuela, LaMía, la pedía que se callara.
*Y ahora, mientras TiaNina redescubre su propia vida en el patio de mi casa pienso que en la infancia a los niños se les enseña lo justo -vamos a jugar a las cocinitas-, y así pasa, que no hay quien se entere de nada. Aunque pienso también que es lo más apropiado, que de niñ@s nos quede bien lejos la muerte, no como ahora: TiaNina en mi patio, seguramente pensando en lo que TiaConce hizo misterio y para colmo de banda sonora el albert plá según fonollosa.
3 comentarios:
El fantasma de mi abuela paterna me persiguió hasta seis meses después de su muerte. No tiene mucho mérito porque nos odiábamos mutuamente.
Mi abuela materna, sin embargo me quería y yo a ella. Me llamaba Alma Mía. Una vez me enamoré de una mujer que me llamó precisamente así sin venir a cuento.
Aquello de los Sagitario que te debía... No voy a contártelo, pero eso tú ya lo sabías, ¿verdad?
Cuídate.
Joder, pues vaya lío me he llevado yo con las dos Tías distintas que hasta que no he vuelto a leer la entrada pensaba que eran la misma (como las dos empezaban por T pues eso).
Pues a mí me da como que un poco igual la abuela que me queda (paterna), ¿sabes?, no sé. Y no tiene nada que ver con que ella viva en Jerez y nosotros en Barna y eso, porque la de mi mare también vivía (murió) allí y nos cascamos 13 horas de coche sólo para enterrarla.
Es cuestión de... no sé, supongo que ya desde de niños notamos que no nos quieren o, por lo menos, que no nos quieren como al resto de primos.
Este verano la he visto y la única frase que nos cruzamos fue la de siempre: "Aunque tú vivas allí yo te quiero mucho, eh!" y yo: "Que ya lo séeeee abuela, ¡siempre me dices lo mismo! jajajaja! (risa falsa)".
Y una mierda.
No se lo cree ni ella.
Menos mal que a mí me la suda tanto como yo a ella.
MO.
P.D.: Joder, es que he leído a Jota explicando su infancia y me ha hecho recordar la mía.
Yo qué sé.
P.D.2: Yo tengo una clienta en la pelu que cada vez que viene me dice que ya no sabe si podrá venir la próxima vez porque se encuentra para morirse ya mismo. La hija de puta lleva cinco años diciendo esa jodida frase. A veces me entran ganas de decirle: "¡A ver si es verdad, coño!".
P.D.3: Vale, ya me piro.
Yo creo que si a esas mujeres les llega la muerte cuando la piden les daria muchisima rabia porque quien cohones quiere morirse? Dimelo tu a mi. Solo los que estan muy tontos, que haberlos haylos. Pero vivir, en mi opinion, es lo mejor que hay chiquilla.
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