Esta maldita necesidad de control me hace armar cábalas una y otra vez y no sé para qué tanta cábala si luego le voy a ver y voy a seguir mojando las bragas como si tal cosa.
Si de algo estoy segura es de esto, por lo tanto no he de prepararme ante algos quizá improbables cuando esto sí va a ser del todo cierto. Y esto es bueno, mojar las bragas es bueno, y a falta de ellas una moja lo que lleve puesto y en paz. Cuál es el problema: ninguno. Pues ya está.
Además que con cierta gente no sirven los pronósticos, de lo contrario me mataría a quinielas y yo ya me estoy matando a porros que es más sufrido.
Raquel, por ej, no creo que se haga preguntas del tipo ¿cómo voy a ser capaz de meterme en el traje de novia con estos cuernos, cómo los meto?, y lo que es más, una vez dentro ¿podré salir del vestido?. Ella tiene asuntos más relevantes como por ej. elegir el escote adecuado y la prueba y cata de los cinco menús opcionales para el día señalado.
Mario me comentó hace unos días que él mismo vio cómo Raquel -la novia y futura esposa- se fundía en un tierno y efusivo abrazo con una de las amantes de su futuro marido, y vio cómo la hizo conocedora de su próxima boda al tratarse entre ellas como vecinas que son y me dijo que hubo incluso lágrimas, de esas que luego se recuerdan. Y eso está mal: bastante es ya lo que se llora por pena, no hay que llorar de alegría.
Yo, evidentemente no estoy invitada a esa boda y es que parece ser que a la gente como Raquel le jode que se le diga a la cara que está siendo engañad@, por cierto y frecuente que ello sea y en esto hay un problema: yo no sé mentir.
En fin, que entre cábala y cábala sé que pronto voy a ver a Angel y cuando le vea voy a mojar sí o sí, por lo tanto en el supuesto que se me acerque mojaré lo que haga falta mojar y no he de llorar, no; he de reir. Y ya está. Cuál es el problema: ninguno.
Si de algo estoy segura es de esto, por lo tanto no he de prepararme ante algos quizá improbables cuando esto sí va a ser del todo cierto. Y esto es bueno, mojar las bragas es bueno, y a falta de ellas una moja lo que lleve puesto y en paz. Cuál es el problema: ninguno. Pues ya está.
Además que con cierta gente no sirven los pronósticos, de lo contrario me mataría a quinielas y yo ya me estoy matando a porros que es más sufrido.
Raquel, por ej, no creo que se haga preguntas del tipo ¿cómo voy a ser capaz de meterme en el traje de novia con estos cuernos, cómo los meto?, y lo que es más, una vez dentro ¿podré salir del vestido?. Ella tiene asuntos más relevantes como por ej. elegir el escote adecuado y la prueba y cata de los cinco menús opcionales para el día señalado.
Mario me comentó hace unos días que él mismo vio cómo Raquel -la novia y futura esposa- se fundía en un tierno y efusivo abrazo con una de las amantes de su futuro marido, y vio cómo la hizo conocedora de su próxima boda al tratarse entre ellas como vecinas que son y me dijo que hubo incluso lágrimas, de esas que luego se recuerdan. Y eso está mal: bastante es ya lo que se llora por pena, no hay que llorar de alegría.
Yo, evidentemente no estoy invitada a esa boda y es que parece ser que a la gente como Raquel le jode que se le diga a la cara que está siendo engañad@, por cierto y frecuente que ello sea y en esto hay un problema: yo no sé mentir.
En fin, que entre cábala y cábala sé que pronto voy a ver a Angel y cuando le vea voy a mojar sí o sí, por lo tanto en el supuesto que se me acerque mojaré lo que haga falta mojar y no he de llorar, no; he de reir. Y ya está. Cuál es el problema: ninguno.
4 comentarios:
es el instinto animal, qué le vamos a hacer. Y si algún rato hay que llorar pues se hace y se descarga uno. Tampoco hay problema en eso.
Los cuernos también son cosa de instintos. Los haces, te los hacen... no me martirizan.
La crisis económica es una paranoia colectiva, pero ahí está, eso te lo aseguro. La gente anda cavizbaja con es as tonterías.
buenos días!
Puestos a elegir, yo prefiero mojar pan en un huevo frito, es más agradecido.
Un día venía de fiesta de madrugada y pasé por un descampado donde aparcan coches y eso. Vi a una parejita haciendo sus cositas (qué jodido es hacer algo que no sea conducir en un coche, coño!) y como soy una cotilla de mierda miré de reojillo.
El príncipe azul (sin calzoncillos ya) era un colega mío que llevaba diez años con una amiga mía pero la que estaba encima de él no era esa amiga sino otra.
Me callé como una zorra porque me dijeron una vez que en relaciones de pareja no hay que meterse.
Al cabo de los dos años mi amiga lo dejó a dos semanas de casarse porque se había enamorado de otro.
Mira el lado bueno, por lo menos me ahorré el puto regalito de marras.
MO.
P.D.: Te puedes leer este comentario por partes. Sí.
P.D.2: También puedes no leértelo. Es otra opción.
Pues yo prefiero mojarme bien las uñas de los pies. Luego las muy hijas de puta se dejan cortar mucho mejor.
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