29 de agosto de 2008

de fagor

Alabado sea el cielo, sí. Llevo algo más de cuarenta y ocho horas sin recibir ni un solo mensaje de Ibrahim.

El que me ha llamado ha sido César esta tarde, tras salir de la piscina de mantenerse negro. Habíamos pensado cenar algo esta noche por ahi, me dijo que él contactaría con Noelia que está aquí en madrid y con Mario pero según me cuenta al teléfono Mario se ha rajado y Noelia tiene algo que hacer por lo que la cena se ha pospuesto y aunque a mi no me gusta que me posterguen tampoco he hecho intención de quedar sólo con él, la verdad.

En el curro he aprendido a cómo permanecer ocho horas en el puesto de trabajo sin hacer absolutamente nada de provecho en ese tiempo y no era díficil, solo hay que dejarse llevar.

Ahora, ya de madrugada, mientras me estaba fumando un canutito real en el porche del jardín de la casa del cura tan feliz ahi yo de conversación imaginaria hablando de lo que yo he comido en esa casa, me ha enviado un sms Fran, (c + v), soy una croqueta herrereña y espero que me comas el sábado.

Y aparte de reirme porque tiene gracia que Fran esté viajando y haya recordado que a mi me gustaron muchísimo aquellas croquetas también me ha dado por pensar que seguro que el cura con su salario mínimo interprofesional tendrá en el congelador de casa las croquetas del día%, las de jamón, que sí, muy buenas, pero no es lo mismo.

Al examen del martes no me presento, por supuesto, y entiendo que me cogeré la tarde libre para hacer el imbécil.

esta vida loca loca loca.

2 comentarios:

YO dijo...

joder, ¿qué debe cobrar un cura?
¿y las monjas?
Me acabas de despertar una curisosidad casi morbosa...

Chafan dijo...

Pues yo (de yo) no sé, pero allá por el noventa y cuatro o así eran sesenta mil pesetas o así, así que ya ves: sigue siendo más rentable un pocero.