He vuelto de ibiza.
He vuelto de ibiza sin haberme fumado allí ni un puto porro.
He vuelto de ibiza siendo más persona.
He vuelto de ibiza sabiendo que no he de dejar de fumar nunca más.
He vuelto de ibiza deseando ver a Angel.
He vuelto de ibiza y de lo contrario no estaría aquí para contarlo.
A ratos me absorto y es que hay que ver qué bien me entiendo conmigo misma y qué poco me entiendo con los demás y este es uno de los motivos principales por los que fumo hierba.
En esa isla todo es caro carísimo, todo es una puta mentira, hay un sol abrasador que me he traido en ambas nalgas hasta madrid, un acento catalán que me mojaba el bikini si el tío que lo portaba estaba ya bronceado, mucho chiringuito, menús en alemán y mucha imbecilidad.
[ejs. ilustrativos] Mercadillo hippie, dicen. Me cago yo en su hippismo. Tras formar una caravana de coches durante más de un cuarto de hora accedemos al recinto, tres euros con cincuenta y esto solo por dejar aparcado el fiat panda que llevamos de alquiler, doscientos y pico de euros la broma por cinco días de mierda, un panda que tiene menos fuerza que el pedo de un marica al que hay que quitarle el aire acondicionado aunque esté al nivel dos porque no sube la cuesta. Me gusta una camisa, sí, esa camisa ya al verla me la había imaginado yo puesta. Original, dice. Veintidós euros la camisa, allí se quedó, con las abarcas que también pretendía comprarme y con los pendientes. Me dan mucho asco los que van de hippies con zapatillas salomon de veinte mil pesetas o movidas similares, no puedo con ellos. Yo ya hablé de la ropa que llevo puesta, no me voy a repetir (aunque ahora estoy en tanga que hace un calor de muerte). El caso es que aquello está lleno de esta gentualla y a mi se me quitan las ganas de vivir. Me compré un vestidito para dar fe que allí estuve, diez euros porque la guacamaya que despacha en el tenderete me cuenta que lleva ese precio porque está ya ahi solitario, apartado, en su percha, el último, me estaba esperando a mi y lo apadriné, César se hizo un tatuaje con henna que se le borró al dia siguiente por la mañana, quince euros, un litro de sangría en el café del mar (porque es un café y enfrente está el mar) que bien pudiera pasar por ser las mezclas del kalimotxo del bar del pueblo veinticuatro euros, gazpacho andaluz seis euros cincuenta, hora y media en parapente para ver la puesta de sol sesenta y cinco euros, gasoil en repsol el litro a un euro con veintisiete (eso hay que reconocerlo aunque luego el panda no tire)...
Escuchar decir a César a nuestro regreso que él va a volver allí, no tiene precio.
Volverá, no digo que no pero no será conmigo, yo no creo que vuelva. Ni que decir tiene que no vimos la puerta de pachá, me bastó con ver a cuatro gilipollas bailando en sol de las tres de la tarde en plena platja seis salines donde horas antes dicen que estuvo la ana obregón vendiendo diez minutos de sus tetas. No la vimos, tampoco el casco antiguo de Eivissa que estaba previsto para hoy ya que casi por poco nos quedamos allí: resulta que volvimos un día antes de lo que habíamos pensado ya que me confundí en el vuelo: las doce cuarenta del día uno de agosto fue anoche, confiábamos en que fuesen las doce de esta noche de viernes pero no. Soy gilipollas profunda por cometer un error así aunque César no me lo diga a la cara y creo que no me lo dice porque lo suyo es peor por confiar en alguien como yo.
Aquí en Madrid el metro dicen que vuela pero allí salen con retraso los aviones, hasta las dos no subimos y yo no me acosté hasta las cinco después de perder al taxista en mi propio barrio y obligarle a conectar su gps y pagarle lo que valía la entrada a Amnesia, cincuenta euros justos y porque es buena persona y me perdona diez céntimos. Creo que me he dormido casi a las siete tras fumarme los porros que allí me faltaron y embadurnarme de crema mi cuerpo refrito. Cuando se me caiga el rojo me va a quedar un moreno de la hostia, esto es seguro.
César habla por teléfono con unas y con otras cuartos de hora repartidos en sus días y en sus noches y a mi en esos cuartos de hora de sus noches me da para irme a tomar por culo con mi cabeza y sin ella. Por otra parte esto también me hace volver a pensar si tengo que hacer yo lo mismo que ellas y joder las vacaciones de los demás cuando estén por ahi y yo me aburra.
Y cómo no, he pensado en Angel más que nunca para lo bueno y para lo malo y para lo peor y para lo de la risa floja también. Mis primeros siete u ocho topless en una isla y no estaba allí para verlo. Qué guapo que es con lo fea que veo que es la gente. Le he recordado con su traje diríase ibicenco, hace varios veranos, blanco impoluto, espléndido. Nunca jamás voy a ir más allá del coche con él pero yo le hablaba allí en mis cuartos de hora,
-formentera me ha gustado mucho más que ibiza, fíjate qué cosas, cuando vuelva contigo nos vamos directamente a formentera-
-me he acordado de ti, fíjate qué cosas, que tú te piensas que yo solo fumar y fumar y he vuelto de ibiza sin haberme fumado ni un solo porro-
Dentro de un rato tras comprarme la máquina depilatoria que aún no sé la marca ni el precio me iré a continuar mis vacaciones. Se viene conmigo mi hermana Barna que la llamo así porque de allí viene, me hablará de dios seguramente porque esa es su vida y él irá con nosotras metido en el coche, quizá atrás con coco, me hablará del dios en el que yo siempre me estoy cagando y tendré que hacer de tripas corazón porque para cuatro de días de mierda que se deja ver al año no es plan de discutir.
Esta noche entiendo que la gente tendrá gana de fiesta, yo lo que quiero es que no me arda el culo, que Angel me vea las tetas tal y como están ahora a ser posible este mismo fin de semana, que me pille a poder ser un pedo del quince esta noche a tres euros el cubata, que yo no tenga que sacar el coche y que nunca jamás llegue el lunes día dieciocho que toca currar para ese hijo de puta.
No sé por qué hoy me expreso tan mal, creo que se me ha pegado la humedad esa y por el momento no tengo nada más que decir. Mañana será otro día; me llevo el portátil para así no estudiar.
He vuelto de ibiza sin haberme fumado allí ni un puto porro.
He vuelto de ibiza siendo más persona.
He vuelto de ibiza sabiendo que no he de dejar de fumar nunca más.
He vuelto de ibiza deseando ver a Angel.
He vuelto de ibiza y de lo contrario no estaría aquí para contarlo.
A ratos me absorto y es que hay que ver qué bien me entiendo conmigo misma y qué poco me entiendo con los demás y este es uno de los motivos principales por los que fumo hierba.
En esa isla todo es caro carísimo, todo es una puta mentira, hay un sol abrasador que me he traido en ambas nalgas hasta madrid, un acento catalán que me mojaba el bikini si el tío que lo portaba estaba ya bronceado, mucho chiringuito, menús en alemán y mucha imbecilidad.
[ejs. ilustrativos] Mercadillo hippie, dicen. Me cago yo en su hippismo. Tras formar una caravana de coches durante más de un cuarto de hora accedemos al recinto, tres euros con cincuenta y esto solo por dejar aparcado el fiat panda que llevamos de alquiler, doscientos y pico de euros la broma por cinco días de mierda, un panda que tiene menos fuerza que el pedo de un marica al que hay que quitarle el aire acondicionado aunque esté al nivel dos porque no sube la cuesta. Me gusta una camisa, sí, esa camisa ya al verla me la había imaginado yo puesta. Original, dice. Veintidós euros la camisa, allí se quedó, con las abarcas que también pretendía comprarme y con los pendientes. Me dan mucho asco los que van de hippies con zapatillas salomon de veinte mil pesetas o movidas similares, no puedo con ellos. Yo ya hablé de la ropa que llevo puesta, no me voy a repetir (aunque ahora estoy en tanga que hace un calor de muerte). El caso es que aquello está lleno de esta gentualla y a mi se me quitan las ganas de vivir. Me compré un vestidito para dar fe que allí estuve, diez euros porque la guacamaya que despacha en el tenderete me cuenta que lleva ese precio porque está ya ahi solitario, apartado, en su percha, el último, me estaba esperando a mi y lo apadriné, César se hizo un tatuaje con henna que se le borró al dia siguiente por la mañana, quince euros, un litro de sangría en el café del mar (porque es un café y enfrente está el mar) que bien pudiera pasar por ser las mezclas del kalimotxo del bar del pueblo veinticuatro euros, gazpacho andaluz seis euros cincuenta, hora y media en parapente para ver la puesta de sol sesenta y cinco euros, gasoil en repsol el litro a un euro con veintisiete (eso hay que reconocerlo aunque luego el panda no tire)...
Escuchar decir a César a nuestro regreso que él va a volver allí, no tiene precio.
Volverá, no digo que no pero no será conmigo, yo no creo que vuelva. Ni que decir tiene que no vimos la puerta de pachá, me bastó con ver a cuatro gilipollas bailando en sol de las tres de la tarde en plena platja seis salines donde horas antes dicen que estuvo la ana obregón vendiendo diez minutos de sus tetas. No la vimos, tampoco el casco antiguo de Eivissa que estaba previsto para hoy ya que casi por poco nos quedamos allí: resulta que volvimos un día antes de lo que habíamos pensado ya que me confundí en el vuelo: las doce cuarenta del día uno de agosto fue anoche, confiábamos en que fuesen las doce de esta noche de viernes pero no. Soy gilipollas profunda por cometer un error así aunque César no me lo diga a la cara y creo que no me lo dice porque lo suyo es peor por confiar en alguien como yo.
Aquí en Madrid el metro dicen que vuela pero allí salen con retraso los aviones, hasta las dos no subimos y yo no me acosté hasta las cinco después de perder al taxista en mi propio barrio y obligarle a conectar su gps y pagarle lo que valía la entrada a Amnesia, cincuenta euros justos y porque es buena persona y me perdona diez céntimos. Creo que me he dormido casi a las siete tras fumarme los porros que allí me faltaron y embadurnarme de crema mi cuerpo refrito. Cuando se me caiga el rojo me va a quedar un moreno de la hostia, esto es seguro.
César habla por teléfono con unas y con otras cuartos de hora repartidos en sus días y en sus noches y a mi en esos cuartos de hora de sus noches me da para irme a tomar por culo con mi cabeza y sin ella. Por otra parte esto también me hace volver a pensar si tengo que hacer yo lo mismo que ellas y joder las vacaciones de los demás cuando estén por ahi y yo me aburra.
Y cómo no, he pensado en Angel más que nunca para lo bueno y para lo malo y para lo peor y para lo de la risa floja también. Mis primeros siete u ocho topless en una isla y no estaba allí para verlo. Qué guapo que es con lo fea que veo que es la gente. Le he recordado con su traje diríase ibicenco, hace varios veranos, blanco impoluto, espléndido. Nunca jamás voy a ir más allá del coche con él pero yo le hablaba allí en mis cuartos de hora,
-formentera me ha gustado mucho más que ibiza, fíjate qué cosas, cuando vuelva contigo nos vamos directamente a formentera-
-me he acordado de ti, fíjate qué cosas, que tú te piensas que yo solo fumar y fumar y he vuelto de ibiza sin haberme fumado ni un solo porro-
Dentro de un rato tras comprarme la máquina depilatoria que aún no sé la marca ni el precio me iré a continuar mis vacaciones. Se viene conmigo mi hermana Barna que la llamo así porque de allí viene, me hablará de dios seguramente porque esa es su vida y él irá con nosotras metido en el coche, quizá atrás con coco, me hablará del dios en el que yo siempre me estoy cagando y tendré que hacer de tripas corazón porque para cuatro de días de mierda que se deja ver al año no es plan de discutir.
Esta noche entiendo que la gente tendrá gana de fiesta, yo lo que quiero es que no me arda el culo, que Angel me vea las tetas tal y como están ahora a ser posible este mismo fin de semana, que me pille a poder ser un pedo del quince esta noche a tres euros el cubata, que yo no tenga que sacar el coche y que nunca jamás llegue el lunes día dieciocho que toca currar para ese hijo de puta.
No sé por qué hoy me expreso tan mal, creo que se me ha pegado la humedad esa y por el momento no tengo nada más que decir. Mañana será otro día; me llevo el portátil para así no estudiar.
2 comentarios:
¿En qué Ibiza dices que has estado tú, reina?
Yo flipo.
Es lógico, no fumaste y todo es una mierda. Te entiendo.
P.D.: Fromenetera es otro mundo. No se puede comparar con nada. Es cierto.
Fromenetera es el mismo sitio que has estado tú, lo que pasa es que yo voy fumada y eso.
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