16 de agosto de 2008

reirse, dicen, que alarga la vida (no así las vacaciones)

Esta noche si me deja que le ate me lo follo seguro.

Bea sigue en su ritual de hacerme feos y anoche en sus últimas actuaciones el marrón se lo comió Mario que llevaba el coche, por tres veces esquivó montarse en él al verme a mi de copiloto. Hay que ser bastante imbécil para retarme sin motivos y ella como es torpe de nacimiento se dedica a ello. En fin.

Anoche mi estado era de una resaca mortal la cual fui aminorando entre paseo y paseo con el amigo gay que toda mujer quisiera tener buscando mejores precios. Estuve a su vez de lo más entretenida hablando y ligando sin querer con unos y con otros. Fran también salió y es por lo que me mantuve sobrada toda la noche.

Ángel apareció en escena, no sé, cerca de las cuatro de la mañana; iba, venía y volvía a ir hablando con estas y con aquellas, todas ellas y todas feas, y se le veía encantado con amagos de baile incluidos. De cuando en cuando me lo encontraba por allá buscándome y yo también le miraba porque para eso estamos. Quizá me piense celosa de tanta fea junta pero nada más lejos de la realidad: yo lo que pretendía comprobar y eso hice es que ninguna de ellas le babosea las patillas, no vi ni un solo roce de oreja. Eso es territorio mío propio.

En un momento dado en una de sus venidas le tengo justamente en el grupo que se encuentra a nuestra izquierda. Él sabe que a esa distancia sí puedo verle con nitidez y es por lo que cuando me canso de reirme con otros me giro y quedamos de frente. Me saluda como los reyes magos, le pongo cara de uy no había visto que estabas ahi y hablamos por señas no se qué de la música. Tengo que hablar con él como sea así que a la tercera seña hago amago de decir algo y lo más sensato es acercarme a decirle y eso es lo que hago.

Me sonríe todo el tiempo y eso está de puta madre aunque no sé a qué se debe. También sin razón ni motivo aparente me dice dos cosas que aún no he conseguido descifrar. 1) que no le haga HOY mucho caso porque ha bebido mucho, 2) que se me transparenta el sujetador.

Teniendo en cuenta que la 2) es incierta supongo que la 1) también podría ser mentira. Lo del sujetador me lo dice así sin más y me señala una teta, yo me la miro y flipo y me levanto la camisa mostrándole mi ombligo para que vea que lo que se transparenta es la camisa de lycra que llevo debajo. Y él se ríe porque debe ser que tocaba reirse o yo no sé.

No sé tampoco si la 1) fue antes o después que la 2) pero en cualquier caso no le comprendo. Cuando llego a casa lo primero que hago es comprobar las transparencias de la camisa y entonces pienso si no lo habrá hecho a propósito para que yo vaya por ahi rayándome con los espejos y le recuerde o si es que acaso se lo habrá dicho alguna vez a otra zorra y se trataba de algo ensayado. No sé.

Cuando se me acabaron las subnormalidades de las que hablar le dije lo que ya es costumbre, que me iba para allá a beber y lo que hice fue ocuparme en hablar con feos de todas clases. Y allí se quedó. Continuaron sucediéndose los miramientos de lejos pero esto ya no es noticia. Como somos los dos un tanto retrasados yo y mi retraso no conseguimos saber cual es su postura si es que tiene alguna que yo creo que sí.

Esta noche, al ser la última, como sigamos en las mismas algo he de hacer, no sé el qué.

2 comentarios:

Anonymous dijo...

Eeeeerrr... ¿hablar con él sin gilipolleces ni miradas estúpidas de por medio?

Por ejemplo, digo. No sé.


MO.

Emmaskarada dijo...

Me gusta como escribes, no es que me interese tu vida privada, que no es el caso. Pero tienes un inteligencia para narrar, eres divertida, acida, ironica, vamos, que lo haces muy bien y por eso ya estoy enganchada a tu historia de amor con la vida y con Angel.
Pero nunca me gustaron los chicos cuyo nombre empieza por "a", he de decirtelo. Saludos.